Zacarías 9-12
Reina-Valera 1995
9 Profecía. Palabra de Jehová en la tierra de Hadrac y en Damasco: «A Jehová deben mirar los ojos de los hombres y todas las tribus de Israel. 2 También Hamat, que está en su frontera, y Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias. 3 Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo y oro como lodo de las calles, 4 pero el Señor la empobrecerá, hundirá en el mar su poderío y será consumida por el fuego.
5 »Lo verá Ascalón y temerá; Gaza también, y se dolerá mucho; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida. Perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada. 6 Habitará en Asdod un extranjero, y pondré fin a la soberbia de los filisteos. 7 Quitaré la sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes. Quedará también un resto para nuestro Dios; serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo. 8 Entonces montaré guardia alrededor de mi Casa, para que ninguno vaya ni venga. No pasará más sobre ellos el opresor, porque ahora vigilo con mis propios ojos.»
9 ¡Alégrate mucho, hija de Sión!
¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén!
Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
pero humilde, cabalgando sobre un asno,
sobre un pollino hijo de asna.
10 Él destruirá los carros de Efraín
y los caballos de Jerusalén;
los arcos de guerra serán quebrados,
y proclamará la paz a las naciones.
Su señorío será de mar a mar,
desde el río hasta los confines de la tierra.
11 Tú también, por la sangre de tu pacto, serás salva;
he sacado a tus presos
de la cisterna en que no hay agua.
12 Volveos a la fortaleza,
prisioneros de la esperanza;
hoy también os anuncio
que os dará doble recompensa.
13 Porque he tensado para mí a Judá como un arco,
e hice a Efraín su flecha.
Lanzaré a tus hijos, Sión,
contra tus hijos, Grecia,
y te haré como espada de valiente.
14 Jehová será visto sobre ellos,
y su dardo saldrá como relámpago;
Jehová, el Señor, tocará la trompeta
y avanzará entre los torbellinos del sur.
15 Jehová de los ejércitos los amparará;
ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda.
Beberán y harán ruido
como si estuvieran bajo los efectos del vino;
se llenarán como tazón,
como los cuernos del altar.
16 Jehová, su Dios, los salvará en aquel día
como rebaño de su pueblo,
y como piedras de diadema
serán enaltecidos en su tierra.
17 Porque ¡cuánta es su bondad
y cuánta su hermosura!
El trigo alegrará a los jóvenes
y el vino a las doncellas.
10 Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía.
Jehová hará relámpagos,
y os dará lluvia abundante
y hierba verde en el campo a cada uno.
2 Porque los ídolos han dado vanos oráculos
y los adivinos han visto mentira,
predicen sueños vanos
y vano es su consuelo.
Por eso el pueblo vaga como un rebaño
y sufre porque no tiene pastor.
3 «Contra los pastores se ha encendido mi enojo,
y castigaré a los jefes.»
Pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño,
la casa de Judá,
y los pondrá como su caballo de honor en la guerra.
4 De él saldrá la piedra angular, de él la clavija,
de él el arco de guerra,
de él también todos los jefes.
5 Serán como valientes
que en la batalla pisotean al enemigo
en el lodo de las calles;
pelearán, porque Jehová estará con ellos,
y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.
6 «Yo fortaleceré la casa de Judá
y guardaré la casa de José.
Los haré volver,
porque de ellos tendré piedad;
serán como si no los hubiera desechado,
porque yo soy Jehová, su Dios,
y los oiré.
7 Será Efraín como valiente
y se alegrará su corazón como con el vino;
sus hijos lo verán y también se alegrarán,
su corazón se gozará en Jehová.
8 »Yo los llamaré con un silbido y los reuniré,
porque los he redimido;
serán multiplicados
tanto como lo fueron antes.
9 Pero yo los esparciré entre los pueblos,
y aun en lejanos países se acordarán de mí;
vivirán con sus hijos y volverán.
10 Porque yo los traeré de la tierra de Egipto
y los recogeré de Asiria;
los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano,
y no les bastará.
11 La tribulación pasará por el mar:
él herirá en el mar las ondas
y se secarán todas las profundidades del río.
La soberbia de Asiria será derribada
y se perderá el cetro de Egipto.
12 Yo los fortaleceré en Jehová,
y caminarán en mi nombre,
dice Jehová.»
11 ¡Líbano, abre tus puertas,
y que el fuego consuma tus cedros!
2 Aúlla, ciprés,
porque el cedro cayó,
porque los árboles magníficos son derribados.
Aullad, encinas de Basán,
porque el bosque espeso es derribado.
3 Voz de aullido de pastores,
porque su magnificencia es asolada;
estruendo de rugidos de cachorros de leones,
porque la gloria del Jordán es destruida.
Los pastores inútiles
4 Así ha dicho Jehová, mi Dios: «Apacienta las ovejas destinadas a la matanza, 5 a las cuales matan sus compradores sin sentirse culpables; y el que las vende dice: “Bendito sea Jehová, porque me he enriquecido.” Ni aún sus pastores tienen piedad de ellas. 6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los habitantes de la tierra, dice Jehová. Entregaré a los hombres, a cada uno en manos de su compañero y en manos de su rey. Ellos asolarán la tierra y yo no los libraré de sus manos.»
7 Apacenté, pues, las ovejas destinadas a la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nombre Gracia, y al otro, Ataduras. Apacenté las ovejas, 8 y en un mes despedí a tres pastores, pues mi alma se impacientó contra ellos, y su alma también se hastió de mí.
9 Entonces dije: «¡No os apacentaré más! ¡La que prefiera morir, que muera; si alguna se pierde, que se pierda! ¡Las que queden, que se coman unas a otras!»
10 Tomé luego mi cayado Gracia y lo quebré, para romper el pacto que había concertado con todos los pueblos. 11 El pacto quedó deshecho ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que me observaban que aquélla era palabra de Jehová. 12 Yo les dije: «Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo.» Entonces pesaron mi salario: treinta piezas de plata.
13 Jehová me dijo: «Échalo al tesoro. ¡Hermoso precio con que me han apreciado!» Tomé entonces las treinta piezas de plata y las eché en el tesoro de la casa de Jehová. 14 Quebré luego el otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel. 15 Jehová me dijo: «Toma ahora los aperos de un pastor insensato; 16 porque yo levanto en la tierra a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda y romperá sus pezuñas.
17 »¡Ay del pastor inútil
que abandona el ganado!
¡Que la espada hiera su brazo y su ojo derecho!
¡Que se le seque del todo el brazo
y su ojo derecho quede enteramente oscurecido!»
12 Profecía. Palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos, funda la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho: 2 «Yo pongo a Jerusalén como una copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor; también contra Judá, cuando se ponga sitio a Jerusalén. 3 En aquel día yo pondré a Jerusalén como una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que intenten cargarla serán despedazados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. 4 En aquel día, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; pero pondré mis ojos sobre la casa de Judá y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera. 5 Entonces dirán los capitanes de Judá en su corazón: “La fuerza de los habitantes de Jerusalén está en Jehová de los ejércitos, su Dios.” 6 En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre la leña y como antorcha ardiendo entre gavillas; consumirán a diestra y siniestra a todos los pueblos alrededor, mientras los habitantes de Jerusalén otra vez vivirán en su propia ciudad.
7 »Jehová librará las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá. 8 En aquel día Jehová defenderá al habitante de Jerusalén; el que entre ellos sea débil, en aquel tiempo será como David, y la casa de David será como Dios, como el ángel de Jehová que va delante de ellos. 9 En aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén.
10 »Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, y se afligirán por él como quien se aflige por el primogénito. 11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-rimón en el valle de Meguido. 12 Esta tierra se lamentará, familia por familia; la familia de la casa de David por su lado, y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Natán por su lado, y sus mujeres aparte; 13 la familia de la casa de Leví por su lado, y sus mujeres aparte; la familia de Simei por su lado, y sus mujeres aparte; 14 y así todas las otras familias, cada una por su lado, y sus mujeres aparte.»
Copyright © 1995 by United Bible Societies