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El reino del ungido de Jehová

¿Por qué se amotinan las gentes,

Y los pueblos piensan cosas vanas?

Se levantarán los reyes de la tierra,

Y príncipes consultarán unidos

Contra Jehová y contra su ungido,(A) diciendo:

Rompamos sus ligaduras,

Y echemos de nosotros sus cuerdas.

El que mora en los cielos se reirá;

El Señor se burlará de ellos.

Luego hablará a ellos en su furor,

Y los turbará con su ira.

Pero yo he puesto mi rey

Sobre Sion, mi santo monte.

Yo publicaré el decreto;

Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;

Yo te engendré hoy.(B)

Pídeme, y te daré por herencia las naciones,

Y como posesión tuya los confines de la tierra.

Los quebrantarás con vara de hierro;(C)

Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

10 Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;

Admitid amonestación, jueces de la tierra.

11 Servid a Jehová con temor,

Y alegraos con temblor.

12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;

Pues se inflama de pronto su ira.

Bienaventurados todos los que en él confían.

El reino del ungido del Señor

¿Por qué se rebelan los pueblos?
¿Por qué conspiran las naciones?
Los reyes de la tierra hacen alianzas;
los caudillos se declaran en contra
del Señor y de su Mesías.(A) Y dicen:
«¡Vamos a quitarnos sus cadenas!
¡Vamos a librarnos de sus ataduras!»

El que reina en los cielos se ríe;
el Señor se burla de ellos.
Pero ya enfurecido, les habla,
y con su enojo los deja turbados.
«Ya he establecido a mi rey
sobre el monte Sión, mi lugar santo.»

Yo daré a conocer el decreto
que el Señor me ha comunicado:
«Tú eres mi hijo.
En este día te he engendrado.(B)
Pídeme que te dé las naciones como herencia,
y tuyos serán los confines de la tierra.
Someterás a las naciones con cetro de hierro,(C)
y las destrozarás como a vasijas de barro.»

10 Ustedes, los reyes: ¡sean prudentes!
Y ustedes, los jueces: ¡admitan la corrección!
11 Sirvan al Señor con reverencia
y ríndanle culto con temor reverente.
12 Ríndanse a los pies de su Hijo,
no sea que él se enoje y ustedes perezcan,
pues su enojo se enciende de repente.
¡Bienaventurados son los que en él confían!