Salmos 16-18
Reina-Valera 1995
Una herencia escogida
Mictam de David
16 Guárdame, Dios,
porque en ti he confiado.
2 Alma mía, dijiste a Jehová:
«Tú eres mi Señor;
no hay para mí bien fuera de ti.»
3 Para los santos que están en la tierra
y para los íntegros es toda mi complacencia.
4 Se multiplicarán los dolores de aquellos
que sirven diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre
ni en mis labios tomaré sus nombres.
5 Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;
tú aseguras mi suerte.
6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos
y es hermosa la heredad que me ha tocado.
7 Bendeciré a Jehová que me aconseja;
aun en las noches me enseña mi conciencia.
8 A Jehová he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi diestra, no seré conmovido.
9 Se alegró por tanto mi corazón y se gozó mi alma;
mi carne también descansará confiadamente,
10 porque no dejarás mi alma en el seol,
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
11 Me mostrarás la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo,
delicias a tu diestra para siempre.
Plegaria pidiendo protección contra los opresores
Oración de David
17 Oye, Jehová, una causa justa;
atiende a mi clamor.
Escucha mi oración
hecha de labios sin engaño.
2 De tu presencia proceda mi defensa;
vean tus ojos la rectitud.
3 Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche;
me has puesto a prueba y nada malo hallaste.
He resuelto que mi boca no cometa delito.
4 En cuanto a las obras humanas,
por la palabra de tus labios
yo me he guardado de las sendas de los violentos.
5 Afirma mis pasos en tus caminos,
para que mis pies no resbalen.
6 Yo te he invocado por cuanto tú, Dios, me oirás;
inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
7 Muestra tus maravillosas misericordias,
tú que salvas a los que se refugian a tu diestra
de los que se levantan contra ellos.
8 Guárdame como a la niña de tus ojos;
escóndeme bajo la sombra de tus alas,
9 de la vista de los malos que me oprimen,
de mis enemigos que buscan mi vida.
10 Envueltos están en su gordura;
con su boca hablan arrogantemente.
11 Han cercado ahora nuestros pasos;
tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
12 Son como león que ansía agarrar su presa
y como leoncillo que está en su escondite.
13 Levántate, Jehová; sal a su encuentro, derríbalos;
libra mi vida de los malos con tu espada,
14 de los hombres, con tu mano, Jehová,
de los hombres de este mundo,
para quienes lo mejor es esta vida,
y cuyo vientre está lleno de tus bienes.
Sacian a sus hijos
y aun les sobra para sus pequeños.
15 En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Acción de gracias por la victoria(A)
Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová, el cual dirigió a Jehová las palabras de este cántico el día que lo libró Jehová de manos de todos sus enemigos, y de manos de Saúl. Entonces dijo:
18 Te amo, Jehová, fortaleza mía.
2 Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
y seré salvo de mis enemigos.
4 Me rodearon los lazos de la muerte
y los torrentes de la destrucción me atemorizaron.
5 Los lazos del seol me han rodeado,
me tendieron redes de muerte.
6 En mi angustia invoqué a Jehová
y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su Templo
y mi clamor llegó hasta sus oídos.
7 La tierra fue conmovida y tembló;
se conmovieron los cimientos de los montes
y se estremecieron, porque se indignó él.
8 Humo subió de su nariz
y de su boca fuego consumidor;
carbones fueron por él encendidos.
9 Inclinó los cielos y descendió,
y había densas tinieblas debajo de sus pies.
10 Cabalgó sobre un querubín y voló;
voló sobre las alas del viento.
11 Puso tinieblas por su escondite, por cortina suya a su alrededor;
oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
12 Por el resplandor de su presencia, pasaron sus nubes:
granizo y carbones ardientes.
13 Tronó en los cielos Jehová,
el Altísimo dio su voz:
granizo y carbones de fuego.
14 Envió sus saetas y los dispersó;
lanzó relámpagos y los destruyó.
15 Entonces aparecieron los abismos de las aguas
y quedaron al descubierto los cimientos del mundo:
a tu reprensión, Jehová,
por el soplo del aliento de tu nariz.
16 Envió desde lo alto y me tomó,
me sacó de las muchas aguas.
17 Me libró de mi poderoso enemigo
y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
18 Me asaltaron en el día de mi desgracia,
pero Jehová fue mi apoyo.
19 Me sacó a lugar espacioso;
me libró, porque se agradó de mí.
20 Jehová me ha premiado conforme a mi justicia;
conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado,
21 porque yo he guardado los caminos de Jehová,
y no me aparté impíamente de mi Dios,
22 pues delante de mí estuvieron todos sus juicios,
y no me he apartado de sus estatutos.
23 Fui recto para con él
y me he guardado de hacer lo malo,
24 por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia,
conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.
25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
y recto con el hombre íntegro.
26 Limpio te mostrarás con el limpio
y severo serás para con el tramposo,
27 porque tú salvarás al pueblo afligido
y humillarás los ojos altivos.
28 Tú encenderás mi lámpara;
Jehová, mi Dios, alumbrará mis tinieblas.
29 Contigo desbarataré ejércitos
y con mi Dios asaltaré ciudades amuralladas.
30 En cuanto a Dios, perfecto es su camino
y acrisolada la palabra de Jehová;
escudo es a todos los que en él esperan.
31 ¿Quién es Dios sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
32 Dios es el que me reviste de poder
y quien hace perfecto mi camino;
33 quien hace mis pies como de venados
y me hace estar firme sobre mis alturas;
34 quien adiestra mis manos para la batalla,
para tensar con mis brazos el arco de bronce.
35 Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
tu diestra me sustentó
y tu benignidad me ha engrandecido.
36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí
y mis pies no han resbalado.
37 Perseguí a mis enemigos y los alcancé;
no volví hasta acabarlos.
38 Los herí de modo que no se levantaran;
cayeron debajo de mis pies,
39 pues me has revestido de fuerzas para el combate;
has humillado a mis enemigos debajo de mí.
40 Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas,
para que yo destruya a los que me odian.
41 Clamaron, y no hubo quien salvara;
aun a Jehová, pero no los oyó.
42 Los molí como polvo delante del viento;
los lancé afuera como a lodo de las calles.
43 Me has librado de las contiendas del pueblo;
me has hecho cabeza de las naciones;
pueblo que yo no conocía me sirvió.
44 Al oír de mí, me obedecieron;
los hijos de extraños se sometieron a mí.
45 Los extraños se debilitaron
y salieron temblando de sus encierros.
46 ¡Viva Jehová y bendita sea mi roca!
Y enaltecido sea el Dios de mi salvación,
47 el Dios que venga mis agravios
y somete pueblos debajo de mí,
48 el que me libra de mis enemigos
e incluso me eleva sobre los que se levantan contra mí.
Me libraste de hombre violento.
49 Por tanto yo te confesaré entre las naciones, Jehová,
y cantaré a tu nombre.
50 Grandes triunfos da a su rey
y hace misericordia a su ungido,
a David y a su descendencia para siempre.
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