Salmos 109-111
Reina-Valera 1995
Clamor de venganza
Al músico principal. Salmo de David
109 Dios de mi alabanza,
no calles,
2 porque boca de impío y boca de engañador
se han abierto contra mí;
han hablado de mí con lengua mentirosa.
3 Con palabras de odio me han rodeado
y pelearon contra mí sin causa.
4 En pago de mi amor me han sido adversarios;
pero yo oraba.
5 Me devuelven mal por bien
y odio por amor.
6 Pon sobre él al impío
y Satanás esté a su diestra.
7 Cuando sea juzgado, salga culpable,
y su oración sea para pecado.
8 Sean pocos sus días,
tome otro su oficio.
9 Queden sus hijos huérfanos
y su mujer viuda.
10 Anden sus hijos vagabundos y mendiguen;
procuren su pan muy lejos de sus desolados hogares.
11 Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene
y extraños saqueen su trabajo.
12 No tenga quien le haga misericordia
ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos.
13 ¡Su posteridad sea destruida;
en la segunda generación sea borrado su nombre!
14 Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres
y el pecado de su madre no sea borrado.
15 Estén siempre delante de Jehová
y él corte de la tierra su memoria,
16 por cuanto no se acordó de hacer misericordia,
y persiguió al hombre afligido y menesteroso,
al quebrantado de corazón, para darle muerte.
17 Amó la maldición, y ésta le sobrevino;
no quiso la bendición, ¡y ella se alejó de él!
18 Se vistió de maldición como de su vestido;
entró como agua en su interior
y como aceite en sus huesos.
19 Séale como vestido con que se cubra
y en lugar de cinto con que se ciña siempre.
20 Sea éste el pago de parte de Jehová a los que me calumnian
y a los que hablan mal contra mi alma.
21 Y tú, Jehová, Señor mío,
favoréceme por amor de tu nombre;
líbrame, porque es buena tu misericordia,
22 porque yo estoy afligido y necesitado,
y mi corazón está herido dentro de mí.
23 Me voy como la sombra cuando declina;
¡soy sacudido como una langosta!
24 Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno
y mi carne desfallece por falta de gordura.
25 Yo he sido para ellos objeto de oprobio;
me miraban y, burlándose, meneaban su cabeza.
26 ¡Ayúdame, Jehová, Dios mío!
¡Sálvame conforme a tu misericordia!
27 Y entiendan que ésta es tu mano;
que tú, Jehová, has hecho esto.
28 Maldigan ellos, ¡pero bendice tú!
Levántense, pero sean avergonzados, y que se regocije tu siervo.
29 Sean vestidos de ignominia los que me calumnian;
¡sean cubiertos de confusión como con manto!
30 Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca;
en medio de la muchedumbre lo alabaré,
31 porque él se pondrá a la diestra del pobre,
para librar su alma de los que lo juzgan.
Jehová da dominio al rey
Salmo de David
110 Jehová dijo a mi Señor:
«Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies.»
2 Jehová enviará desde Sión
la vara de tu poder:
«¡Domina en medio de tus enemigos!
3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente
en el día de tu mando,
en la hermosura de la santidad.
Desde el seno de la aurora
tienes tú el rocío de tu juventud.»
4 Juró Jehová
y no se arrepentirá:
«Tú eres sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.»
5 El Señor está a tu diestra;
quebrantará a los reyes en el día de su ira.
6 Juzgará entre las naciones,
las llenará de cadáveres;
quebrantará las cabezas en muchas tierras.
7 Del arroyo beberá en el camino,
por lo cual levantará la cabeza.
Dios cuida a su pueblo
¡Aleluya!
111 Alabaré a Jehová con todo el corazón
en la compañía y congregación de los rectos.
2 Grandes son las obras de Jehová,
buscadas de todos los que las quieren.
3 Gloria y hermosura es su obra,
y su justicia permanece para siempre.
4 Ha hecho memorables sus maravillas;
clemente y misericordioso es Jehová.
5 Ha dado alimento a los que lo temen;
para siempre se acordará de su pacto.
6 El poder de sus obras manifestó a su pueblo
dándole la heredad de las naciones.
7 Las obras de sus manos son verdad y juicio;
fieles son todos sus mandamientos,
8 afirmados eternamente y para siempre,
hechos en verdad y rectitud.
9 Redención ha enviado a su pueblo;
para siempre ha ordenado su pacto.
¡Santo y temible es su nombre!
10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
¡su loor permanece para siempre!
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