Enseñanza de Jesús sobre el divorcio

³ Y se acercaron a Él algunos fariseos para ponerlo a prueba, diciendo: «¿Le está permitido a un hombre divorciarse de^[a] su mujer^(A) por cualquier motivo?». ⁴ Jesús les respondió: «¿No han leído que Aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra^(B), ⁵ y dijo: “Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer^(C), y los dos serán una sola carne^(D)”? ⁶ Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe».

⁷ Ellos le dijeron*: «Entonces, ¿por qué mandó Moisés darle carta de divorcio y repudiarla^(E)?». ⁸ Él les contestó*: «Por la dureza de su corazón Moisés les permitió a ustedes divorciarse de^[b] sus mujeres; pero no ha sido así desde el principio. ⁹ Pero Yo les digo que cualquiera que se divorcie de^[c] su mujer^(F), salvo por infidelidad, y se case con otra, comete^[d] adulterio^[e]». ¹⁰ Los discípulos le dijeron*: «Si así es la relación del hombre con su mujer, no conviene casarse». ¹¹ Jesús les dijo: «No todos pueden aceptar este precepto^(G), sino solo aquellos a quienes les ha sido dado^(H). ¹² Porque hay eunucos que nacieron así desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte».