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Jesús calma la tormenta(A)

23 Jesús subió a la barca, y sus discípulos lo acompañaron. 24 En esto se desató sobre el lago una tormenta tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido. 25 Entonces sus discípulos fueron a despertarlo, diciéndole:

—¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!

26 Él les contestó:

—¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca fe tienen ustedes!

Dicho esto, se levantó y dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente tranquilo. 27 Ellos, admirados, se preguntaban:

—¿Pues quién será éste, que hasta los vientos y el mar lo obedecen?

Los endemoniados de Gadara(B)

28 Cuando Jesús llegó al otro lado del lago, a la tierra de Gadara, dos endemoniados salieron de entre las tumbas y se acercaron a él. Eran tan feroces que nadie podía pasar por aquel camino; 29 y se pusieron a gritar:

—¡No te metas con nosotros, Hijo de Dios! ¿Viniste acá para atormentarnos antes de tiempo?

30 A cierta distancia de allí había muchos cerdos comiendo, 31 y los demonios le rogaron a Jesús:

—Si nos expulsas, déjanos entrar en esos cerdos.

32 Jesús les dijo:

—Vayan.

Los demonios salieron de los hombres y entraron en los cerdos; y al momento todos los cerdos echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y allí se ahogaron.

33 Los que cuidaban de los cerdos salieron huyendo, y al llegar al pueblo comenzaron a contar lo sucedido, todo lo que había pasado con los endemoniados. 34 Entonces todos los del pueblo salieron a donde estaba Jesús, y al verlo le rogaron que se fuera de aquellos lugares.

Jesús perdona y sana a un paralítico(C)

Después de esto, Jesús subió a una barca, pasó al otro lado del lago y llegó a su propio pueblo. Allí le llevaron un paralítico, acostado en una camilla; y cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo:

—Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados.

Algunos maestros de la ley pensaron: «Lo que éste ha dicho es una ofensa contra Dios.» Pero como Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, les preguntó:

—¿Por qué tienen ustedes tan malos pensamientos? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.

Entonces le dijo al paralítico:

—Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

El paralítico se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente tuvo miedo y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.

Jesús calma la tormenta(A)

23 Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. 24 De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. 25 Los discípulos fueron a despertarlo.

—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

26 —Hombres de poca fe —contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?

Entonces se levantó, reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.

27 Los discípulos no salían de su asombro y decían: «¿Qué clase de hombre es este que hasta los vientos y el mar le obedecen?».

Liberación de dos endemoniados(B)

28 Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos,[a] dos endemoniados salieron a su encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. 29 De pronto, gritaron a Jesús:

—¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?

30 A cierta distancia de ellos estaba alimentándose una manada de muchos cerdos. 31 Los demonios rogaron a Jesús:

—Si nos expulsas, mándanos a la manada de cerdos.

32 —Vayan —les dijo.

Así que salieron de los hombres y entraron en los cerdos; entonces toda la manada se precipitó al lago por el despeñadero y murió en el agua. 33 Los que cuidaban los cerdos salieron huyendo al pueblo y avisaron de todo, incluso de lo que había sucedido a los endemoniados. 34 Entonces todos los del pueblo fueron al encuentro de Jesús. Y cuando lo vieron, le suplicaron que se alejara de esa región.

Jesús sana a un paralítico(C)

Subió Jesús a una barca, cruzó al otro lado y llegó a su propio pueblo. Unos hombres le llevaron un paralítico acostado en una camilla. Al ver la fe de ellos Jesús dijo al paralítico:

—¡Ánimo, hijo, tus pecados quedan perdonados!

Algunos de los maestros de la Ley murmuraron entre ellos: «¡Este hombre blasfema!».

Como Jesús conocía sus pensamientos, les dijo:

—¿Por qué dan lugar a tan malos pensamientos? ¿Qué es más fácil, decirle: “Tus pecados quedan perdonados” o decirle: “Levántate y anda”? Pues, para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

Y el hombre se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud se llenó de temor y glorificó a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales.

Footnotes

  1. 8:28 gadarenos. Var. gergesenos; otra var. gerasenos.

La gran tormenta

23 Jesús subió a la barca y se fue con sus discípulos. 24 Todavía estaban navegando cuando se desató una tormenta tan fuerte que las olas se metían en la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. 25 Entonces sus discípulos fueron a despertarlo:

—¡Señor Jesús, sálvanos, porque nos hundimos!

26 Jesús les dijo:

—¿Por qué están tan asustados? ¡Qué poco confían ustedes en Dios!

Jesús se levantó y les ordenó al viento y a las olas que se calmaran, y todo quedó muy tranquilo. 27 Los discípulos preguntaban asombrados:

—¿Quién será este hombre, que hasta el viento y las olas lo obedecen?

Dos hombres con muchos demonios

28 Cuando Jesús llegó a la región de Gadara, que está a la otra orilla del lago, dos hombres que tenían demonios salieron de entre las tumbas. Eran tan peligrosos que nadie podía pasar por ese camino. Cuando los dos hombres se acercaron a Jesús, 29 los demonios gritaron:

—¡Jesús, Hijo de Dios!, ¿qué vas a hacernos? ¿Vas a castigarnos antes del juicio final?

30 No muy lejos de allí había muchos cerdos, y 31 los demonios le suplicaron a Jesús:

—Si nos sacas de estos hombres, déjanos entrar en esos cerdos.

32 Jesús les dijo:

—Entren en ellos.

Los demonios salieron de los dos hombres y entraron en los cerdos. Entonces todos los cerdos corrieron sin parar, hasta que cayeron en el lago, donde se ahogaron.

33 Los hombres que cuidaban los cerdos huyeron al pueblo. Allí contaron lo que había pasado con los cerdos y con los dos hombres que habían tenido demonios. 34 La gente del pueblo fue a ver a Jesús, y le rogaron que se marchara de aquella región.

El hombre que no podía caminar

Después de esto, Jesús subió a una barca y cruzó al otro lado del lago para llegar al pueblo de Cafarnaúm, donde vivía. Allí, algunas personas le llevaron a un hombre acostado en una camilla, pues no podía caminar. Al ver Jesús que estas personas confiaban en él, le dijo al hombre: «¡Ánimo, amigo! Te perdono tus pecados.»

Algunos de los maestros de la Ley, que estaban en aquel lugar, pensaron: «¿Qué se cree éste? ¿Se imagina que es Dios? ¡Qué equivocado está!»

Pero Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, así que les preguntó: «¿Por qué piensan algo tan malo? Díganme: ¿qué es más fácil? ¿Perdonar a este enfermo, o sanarlo? Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo poder en la tierra para perdonar pecados.»

Entonces Jesús le dijo al que no podía caminar: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»

El hombre se levantó y se fue a su casa. Cuando la gente vio esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado ese poder a los seres humanos.

Jesús calma la tempestad

23 (A)Cuando entró Jesús[a] en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y de pronto[b] se desató una gran tormenta[c] en el mar, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús[d] estaba dormido. 25 Y llegándose a Él, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos(B), que perecemos! 26 Y Él les dijo*: ¿Por qué estáis amedrentados, hombres de poca fe(C)? Entonces se levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Quién es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?

Los endemoniados gadarenos

28 (D)Cuando llegó al otro lado, a la tierra de los gadarenos, le salieron al encuentro dos endemoniados(E) que salían de los sepulcros, violentos en extremo, de manera que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y[e] gritaron, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo[f], Hijo de Dios(F)? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo[g]? 30 A cierta distancia de ellos había una piara de muchos cerdos paciendo; 31 y los demonios le rogaban, diciendo: Si vas a echarnos fuera, mándanos a la piara de cerdos. 32 Entonces Él les dijo: ¡Id! Y ellos salieron y entraron en los cerdos; y he aquí que la piara entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas. 33 Los que cuidaban la piara huyeron; y fueron a la ciudad y lo contaron todo, incluso[h] lo de los endemoniados(G). 34 Y[i] toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de su comarca(H).

Curación de un paralítico

Y subiendo Jesús en una barca, pasó al otro lado y llegó a su ciudad(I). (J)Y[j] le trajeron un paralítico echado en una camilla; y Jesús, viendo la fe de ellos, dijo al paralítico(K): Anímate(L), hijo, tus pecados te son perdonados(M). Y[k] algunos de los escribas decían para sí[l]: Este blasfema(N). Y Jesús, conociendo sus pensamientos(O), dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: «Tus pecados te son perdonados», o decir: «Levántate, y anda(P)»? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre(Q) tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (entonces dijo* al paralítico(R)): Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y él levantándose, se fue a su casa. Pero cuando las multitudes vieron esto, sintieron temor[m], y glorificaron a Dios(S), que había dado tal poder[n] a los hombres.

Footnotes

  1. Mateo 8:23 Lit., El
  2. Mateo 8:24 Lit., Y he aquí
  3. Mateo 8:24 Lit., un sacudimiento
  4. Mateo 8:24 Lit., El
  5. Mateo 8:29 Lit., Y he aquí
  6. Mateo 8:29 Lit., ¿Qué a nosotros y a ti
  7. Mateo 8:29 I.e., antes del tiempo designado para el juicio
  8. Mateo 8:33 Lit., y
  9. Mateo 8:34 Lit., Y he aquí
  10. Mateo 9:2 Lit., Y he aquí
  11. Mateo 9:3 Lit., Y he aquí
  12. Mateo 9:3 Lit., dentro de sí
  13. Mateo 9:8 O, se llenaron de asombro
  14. Mateo 9:8 O, autoridad