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Jesús enseña contra la hipocresía(A)

12 Entre tanto se juntaron miles y miles de personas, tantas que unas a otras se atropellaban. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Por tanto, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, se oirá a la luz del día; y lo que han dicho en secreto y a puerta cerrada, será gritado desde las azoteas de las casas.

A quién se debe tener miedo(B)

»A ustedes, amigos míos, les digo que no deben tener miedo de los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más. Yo les voy a decir a quién deben tenerle miedo: ténganle miedo al que, después de quitar la vida, tiene autoridad para echar en el infierno. Sí, ténganle miedo a él.

»¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados uno por uno. Así que no tengan miedo: ustedes valen más que muchos pajarillos.

Reconocer a Jesucristo delante de los hombres(C)

»Les digo que si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.

10 »Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel que con sus palabras ofenda al Espíritu Santo.

11 »Cuando los lleven a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocupen por cómo van a defenderse o qué van a decir, 12 porque cuando les llegue el momento de hablar, el Espíritu Santo les enseñará lo que deben decir.»

El peligro de las riquezas

13 Uno de entre la gente le dijo a Jesús:

—Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia.

14 Y Jesús le contestó:

—Amigo, ¿quién me ha puesto sobre ustedes como juez o partidor?

15 También dijo:

—Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas.

16 Entonces les contó esta parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. 17 El rico se puso a pensar: “¿Qué haré? No tengo dónde guardar mi cosecha.” 18 Y se dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. 19 Luego me diré: Amigo, tienes muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida.” 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será?” 21 Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios.»

Dios cuida de sus hijos(D)

22 Después dijo Jesús a sus discípulos: «Esto les digo: No se preocupen por lo que han de comer para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. 23 La vida vale más que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24 Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen granero ni troje; sin embargo, Dios les da de comer. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25 Y en todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? 26 Pues si no pueden hacer ni aun lo más pequeño, ¿por qué se preocupan por las demás cosas?

27 »Fíjense cómo crecen los lirios: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. 28 Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡cuánto más habrá de vestirlos a ustedes, gente falta de fe! 29 Por tanto, no anden afligidos, buscando qué comer y qué beber. 30 Porque todas estas cosas son las que preocupan a la gente del mundo, pero ustedes tienen un Padre que ya sabe que las necesitan. 31 Ustedes pongan su atención en el reino de Dios, y recibirán también estas cosas.

Riqueza en el cielo(E)

32 »No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el reino. 33 Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. 34 Pues donde esté la riqueza de ustedes, allí estará también su corazón.

Hay que estar preparados

35-36 »Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y con las lámparas encendidas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. 37 Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará sentarse a la mesa y se dispondrá a servirles la comida. 38 Dichosos ellos, si los encuentra despiertos aunque llegue a la medianoche o de madrugada. 39 Y sepan ustedes esto: que si el dueño de una casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría que nadie se metiera en su casa a robar. 40 Ustedes también estén preparados; porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.»

El criado fiel y el criado infiel(F)

41 Pedro le preguntó:

—Señor, ¿dijiste esta parábola solamente para nosotros, o para todos?

42 Dijo el Señor: «¿Quién es el mayordomo fiel y atento, a quien su amo deja encargado de los de su casa, para darles de comer a su debido tiempo? 43 Dichoso el criado a quien su amo, cuando llega, lo encuentra cumpliendo con su deber. 44 De veras les digo que el amo lo pondrá como encargado de todos sus bienes. 45 Pero si ese criado, pensando que su amo va a tardar en llegar, comienza a maltratar a los otros criados y a las criadas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, 46 el día que menos lo espere y a una hora que no sabe, llegará su amo y lo castigará, condenándolo a correr la misma suerte que los infieles.

47 »El criado que sabe lo que quiere su amo, pero no está preparado ni lo obedece, será castigado con muchos golpes. 48 Pero el criado que sin saberlo hace cosas que merecen castigo, será castigado con menos golpes. A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más.

Jesús, causa de división(G)

49 »Yo he venido a prender fuego en el mundo; y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! 50 Tengo que pasar por una terrible prueba, y ¡cómo sufro hasta que se lleve a cabo! 51 ¿Creen ustedes que he venido a traer paz a la tierra? Les digo que no, sino división. 52 Porque de hoy en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres. 53 El padre estará contra su hijo y el hijo contra su padre; la madre contra su hija y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.»

Las señales de los tiempos(H)

54 Jesús también dijo a la gente: «Cuando ustedes ven que las nubes se levantan por occidente, dicen que va a llover, y así sucede. 55 Y cuando el viento sopla del sur, dicen que va a hacer calor, y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Si saben interpretar tan bien el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben interpretar el tiempo en que viven?

Ponerse en paz con el enemigo(I)

57 »¿Por qué no juzgas por ti mismo lo que es justo? 58 Si alguien te demanda y vas con él a presentarte a la autoridad, procura llegar a un acuerdo mientras aún estés a tiempo, para que no te lleve ante el juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias, y los guardias te meterán en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo.»

Importancia de la conversión

13 Por aquel mismo tiempo fueron unos a ver a Jesús, y le contaron que Pilato había mezclado la sangre de unos hombres de Galilea con la sangre de los animales que ellos habían ofrecido en sacrificio.

Jesús les dijo: «¿Piensan ustedes que esto les pasó a esos hombres de Galilea por ser ellos más pecadores que los otros de su país? Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán. ¿O creen que aquellos dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé les cayó encima eran más culpables que los otros que vivían en Jerusalén? Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán.»

La parábola de la higuera sin fruto

Jesús les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, y fue a ver si daba higos, pero no encontró ninguno. Así que le dijo al hombre que cuidaba el viñedo: “Mira, por tres años seguidos he venido a esta higuera en busca de fruto, pero nunca lo encuentro. Córtala, pues; ¿para qué ha de ocupar terreno inútilmente?” Pero el que cuidaba el terreno le contestó: “Señor, déjala todavía este año; voy a aflojarle la tierra y a echarle abono. Con eso tal vez dará fruto; y si no, ya la cortarás.”»

Jesús sana en sábado a una mujer enferma

10 Un sábado Jesús se había puesto a enseñar en una sinagoga; 11 y había allí una mujer que estaba enferma desde hacía dieciocho años. Un espíritu maligno la había dejado jorobada, y no podía enderezarse para nada. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:

—Mujer, ya estás libre de tu enfermedad.

13 Entonces puso las manos sobre ella, y al momento la mujer se enderezó y comenzó a alabar a Dios. 14 Pero el jefe de la sinagoga se enojó, porque Jesús la había sanado en sábado, y dijo a la gente:

—Hay seis días para trabajar; vengan en esos días a ser sanados, y no en sábado.

15 El Señor le contestó:

—Hipócritas, ¿no desata cualquiera de ustedes su buey o su burro en sábado, para llevarlo a tomar agua? 16 Pues a esta mujer, que es descendiente de Abraham y que Satanás tenía atada con esta enfermedad desde hace dieciocho años, ¿acaso no se la debía desatar aunque fuera sábado?

17 Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron avergonzados; pero toda la gente se alegraba al ver las grandes cosas que él hacía.

La parábola de la semilla de mostaza(J)

18 Jesús dijo también: «¿A qué se parece el reino de Dios y con qué puedo compararlo? 19 Es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo, y que crece hasta llegar a ser como un árbol, tan grande que las aves se posan en sus ramas.»

La parábola de la levadura(K)

20 También dijo Jesús: «¿Con qué puedo comparar el reino de Dios? 21 Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer fermentar toda la masa.»

La puerta angosta(L)

22 En su camino a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba. 23 Uno le preguntó:

—Señor, ¿son pocos los que se salvan?

Y él contestó:

24 —Procuren entrar por la puerta angosta; porque les digo que muchos querrán entrar, y no podrán. 25 Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, ustedes, los que están afuera, llamarán y dirán: “Señor, ábrenos.” Pero él les contestará: “No sé de dónde son ustedes.” 26 Entonces comenzarán ustedes a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles.” 27 Pero él les contestará: “No sé de dónde son ustedes. ¡Apártense de mí, malhechores!” 28 Entonces vendrán el llanto y la desesperación, al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que ustedes son echados fuera. 29 Porque va a venir gente del norte y del sur, del este y del oeste, para sentarse a comer en el reino de Dios. 30 Entonces algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros, y algunos que ahora son los primeros serán los últimos.

Jesús llora por Jerusalén(M)

31 También entonces llegaron algunos fariseos, y le dijeron a Jesús:

—Vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.

32 Él les contestó:

—Vayan y díganle a ese zorro: “Mira, hoy y mañana expulso a los demonios y sano a los enfermos, y pasado mañana termino.” 33 Pero tengo que seguir mi camino hoy, mañana y el día siguiente, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero ustedes no quisieron! 35 Pues miren, el hogar de ustedes va a quedar abandonado; y les digo que no volverán a verme hasta que llegue el tiempo en que ustedes digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”

La levadura de los fariseos

12 En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos,(A) que es la hipocresía. Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.(B) Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.

A quién se debe temer

(Mt. 10.26-31)

Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a este temed. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

El que me confesare delante de los hombres

Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. 10 A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.(C) 11 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.(D)

El rico insensato

13 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

El afán y la ansiedad

(Mt. 6.25-34)

22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? 25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? 26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? 27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria(E) se vistió como uno de ellos. 28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? 29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Tesoro en el cielo

(Mt. 6.19-21)

32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. 33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

El siervo vigilante

35 Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;(F) 36 y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese(G) de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. 37 Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. 38 Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. 39 Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. 40 Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.(H)

El siervo infiel

(Mt. 24.45-51)

41 Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? 42 Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? 43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. 45 Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, 46 vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. 47 Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

Jesús, causa de división

(Mt. 10.34-36)

49 Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? 50 De un bautismo tengo que ser bautizado;(I) y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. 52 Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. 53 Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.(J)

¿Cómo no reconocéis este tiempo?

(Mt. 16.1-4; Mr. 8.11-13)

54 Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. 55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo?

Arréglate con tu adversario

(Mt. 5.25-26)

57 ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca.

Arrepentíos o pereceréis

13 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

Parábola de la higuera estéril

Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

Jesús sana a una mujer en el día de reposo

10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo;[a] 11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. 14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo,[b] dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.(K) 15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo[c] su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? 16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?[d] 17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.

Parábola de la semilla de mostaza

(Mt. 13.31-32; Mr. 4.30-32)

18 Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? 19 Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.

Parábola de la levadura

(Mt. 13.33)

20 Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado.

La puerta estrecha

(Mt. 7.13-14,21-23)

22 Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. 23 Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.(L) 28 Allí será el llanto y el crujir de dientes,(M) cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. 29 Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.(N) 30 Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.(O)

Lamento de Jesús sobre Jerusalén

(Mt. 23.37-39)

31 Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar. 32 Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra. 33 Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén. 34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! 35 He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.(P)

Footnotes

  1. Lucas 13:10 Aquí equivale a sábado.
  2. Lucas 13:14 Aquí equivale a sábado.
  3. Lucas 13:15 Aquí equivale a sábado.
  4. Lucas 13:16 Aquí equivale a sábado.