Ezequiel 5-8
Reina-Valera 1995
5 »Tú, hijo de hombre, tómate un cuchillo agudo, una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los cabellos. 2 Una tercera parte quemarás en el fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; tomarás otra tercera parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad, y la otra tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos. 3 Tomarás también de allí unos cuantos y los atarás en la falda de tu manto. 4 Tomarás otra vez de ellos, los echarás en medio del fuego y en el fuego los quemarás; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.»
5 Así ha dicho Jehová, el Señor: «Ésta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras de su alrededor. 6 Pero ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras de su alrededor; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.»
7 Por tanto, así ha dicho Jehová: «Porque habéis sido más rebeldes que las naciones que están alrededor de vosotros, porque no habéis andado según mis mandamientos ni habéis guardado mis leyes, y ni siquiera habéis andado según las leyes de las naciones que están alrededor de vosotros, 8 Jehová, el Señor, ha dicho: Yo estoy contra ti. Sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones. 9 Haré en ti lo que nunca hice ni jamás volveré a hacer, a causa de todas tus abominaciones. 10 Por eso los padres se comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos se comerán a sus padres; haré en ti juicios y esparciré a todos los vientos todo lo que quede de ti. 11 Por tanto, vivo yo, dice Jehová, el Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará ni tendré misericordia. 12 Una tercera parte de ti morirá de peste y será consumida de hambre en medio de ti; una tercera parte caerá a espada alrededor de ti, y otra tercera parte esparciré a todos los vientos; y tras ellos desenvainaré espada.
13 »Se consumará mi furor, saciaré en ellos mi enojo y tomaré satisfacción. Entonces sabrán que yo, Jehová, he hablado en mi celo, cuando consuma en ellos mi enojo. 14 Te convertiré en ruinas y en afrenta entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte. 15 Serás afrenta, escarnio, escarmiento y objeto de espanto para las naciones que están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación y con reprensiones llenas de ira. Yo, Jehová, he hablado. 16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros y quebrantaré entre vosotros el sustento de pan. 17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre y bestias feroces que te destruyan; peste y sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré sobre ti espada. Yo, Jehová, he hablado.»
Profecía contra los montes de Israel
6 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 «Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel y profetiza contra ellos. 3 Dirás: “¡Montes de Israel, oíd palabra de Jehová, el Señor! Así ha dicho Jehová, el Señor, a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He aquí que yo, yo mismo, haré venir sobre vosotros espada y destruiré vuestros lugares altos. 4 Vuestros altares serán asolados, vuestras imágenes del sol serán quebradas; haré que vuestros muertos caigan delante de vuestros ídolos. 5 Pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y vuestros huesos esparciré alrededor de vuestros altares. 6 Dondequiera que habitéis, serán arruinadas las ciudades y los lugares altos serán asolados, para que queden asolados y desiertos vuestros altares. Vuestros ídolos serán quebrados y aniquilados, vuestras imágenes del sol serán destruidas y vuestras obras serán deshechas. 7 Los muertos caerán en medio de vosotros, y sabréis que yo soy Jehová. 8 Pero dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras. 9 Los que de vosotros escapen, se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos. Se avergonzarán de sí mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones. 10 Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal.”»
11 Así ha dicho Jehová, el Señor: «Da palmadas con tus manos y golpea con tu pie, y di: “¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel!, porque con espada, con hambre y con peste caerán. 12 El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre.” Así consumaré en ellos mi enojo. 13 Sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, alrededor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos. 14 Extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten dejaré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.»
El fin viene
7 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 «Tú, hijo de hombre, anuncia que así ha dicho Jehová, el Señor, a la tierra de Israel:
»“El fin, el fin viene
sobre los cuatro extremos de la tierra.
3 Ahora será el fin sobre ti,
pues enviaré sobre ti mi furor y te juzgaré según tus caminos,
y pondré sobre ti todas tus abominaciones.
4 Mi ojo no te perdonará ni tendré misericordia,
antes pondré sobre ti tus caminos y en medio de ti estarán tus abominaciones;
y sabréis que yo soy Jehová.”
5 »Así ha dicho Jehová, el Señor:
»¡Un mal, he aquí que viene un mal!
6 ¡Viene el fin, el fin viene;
se ha despertado contra ti;
ciertamente que viene!
7 ¡La mañana viene para ti, morador de la tierra;
el tiempo viene, cercano está el día:
día de tumulto y no de alegría sobre los montes!
8 Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti
y consumaré en ti mi furor;
te juzgaré según tus caminos
y pondré sobre ti tus abominaciones.
9 Mi ojo no perdonará ni tendré misericordia.
Según tus caminos pondré sobre ti,
y en medio de ti estarán tus abominaciones;
y sabréis que yo, Jehová, soy el que castiga.
10 »¡Ya viene el día,
ciertamente viene!
Ha llegado el momento;
ha florecido la vara,
ha reverdecido la soberbia.
11 La violencia se ha levantado como vara de maldad;
no quedará ninguno de ellos ni de su multitud,
ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.
12 El tiempo ha venido,
se acercó el día.
¡No se alegre el que compra ni llore el que vende!,
porque la ira está sobre toda la multitud;
13 porque el que vende no volverá a lo vendido, aunque queden vivos;
porque la visión sobre toda la multitud no se revocará,
y a causa de su iniquidad ninguno podrá conservar la vida.
14 »Tocarán trompeta y prepararán todas las cosas;
pero no habrá quien vaya a la batalla,
porque mi ira está sobre toda la multitud.
15 Fuera, la espada; y dentro, la peste y el hambre.
El que esté en el campo morirá a espada,
y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la peste.
16 Los que sobrevivan huirán
y estarán sobre los montes como palomas de los valles,
todos gimiendo, cada uno por su iniquidad.
17 Toda mano se debilitará,
y como el agua se debilitará toda rodilla.
18 Se ceñirán también de ropa áspera
y los cubrirá el terror;
en todo rostro habrá vergüenza
y todas sus cabezas estarán rapadas.
19 Arrojarán su plata a las calles
y su oro será desechado;
ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día del furor de Jehová;
no saciarán su alma ni llenarán sus entrañas,
porque ha sido tropiezo para su maldad.
20 Por cuanto convirtieron la gloria de su ornamento en soberbia
e hicieron con ello las imágenes de sus abominables ídolos,
por eso se lo convertí en algo repugnante.
21 En manos de extraños la entregué para ser saqueada:
será presa de los impíos de la tierra, y la profanarán.
22 Apartaré de ellos mi rostro
y será violado mi lugar secreto,
pues entrarán en él invasores y lo profanarán.
23 »Haz una cadena,
porque el país está lleno de delitos de sangre
y la ciudad está llena de violencia.
24 Traeré, por tanto, a los más perversos de las naciones,
los cuales poseerán las casas de ellos.
Así haré cesar la soberbia de los poderosos,
y sus santuarios serán profanados.
25 ¡La destrucción llega!
Buscarán la paz, pero no habrá paz.
26 Vendrá quebranto sobre quebranto,
y habrá rumor sobre rumor.
Buscarán respuesta del profeta,
mas la Ley se alejará del sacerdote,
y de los ancianos el consejo.
27 El rey se enlutará,
el gobernante se vestirá de tristeza
y las manos del pueblo de la tierra temblarán.
Según su camino haré con ellos,
y con los juicios de ellos los juzgaré.
Y sabrán que yo soy Jehová.»
Visión de las abominaciones en Jerusalén
8 En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Jehová, el Señor. 2 Miré, y vi una figura con aspecto de hombre; desde sus caderas para abajo, fuego, y desde sus caderas para arriba parecía resplandor; el aspecto era como de bronce refulgente. 3 Aquella figura extendió la mano y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos. 4 Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.
5 Me dijo: «Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte.» Alcé mis ojos hacia el norte, y vi al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada. 6 Me dijo entonces: «Hijo de hombre, ¿no ves lo que estos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete, y verás aún mayores abominaciones.»
7 Me llevó a la entrada del atrio, y miré, y vi un agujero en la pared. 8 Me dijo: «Hijo de hombre, cava ahora en la pared.» Yo cavé en la pared, y he aquí una puerta. 9 Me dijo luego: «Entra, y ve las malvadas abominaciones que estos hacen allí.» 10 Entré, pues, y miré, y vi toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados por toda la pared en derredor. 11 Y delante de ellos había setenta hombres de entre los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán, en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso. 12 Me dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: “Jehová no nos ve. Jehová ha abandonado la tierra.”» 13 Me dijo después: «Vuélvete, verás que estos hacen aún mayores abominaciones.»
14 Me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y vi a unas mujeres que estaban allí sentadas llorando a Tamuz. 15 Luego me dijo: «¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete, verás aún mayores abominaciones que éstas.»
16 Me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová, y vi que junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, había unos veinticinco hombres, con sus espaldas vueltas al templo de Jehová y con sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente. 17 Me dijo: «¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa ligera para la casa de Judá cometer las abominaciones que cometen aquí? Después que han llenado de maldad el país, se volvieron a mí para irritarme; y aplican el ramo a sus narices. 18 Pues también yo procederé con furor: mis ojos no mirarán con piedad, no tendré compasión. Gritarán a mis oídos con gran voz, pero no los escucharé.»
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