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Israel derrota al rey de Basán(A)

»Partimos de allí, y subimos por el camino de Basán, y en Edrey nos salió al encuentro Og, el rey de Basán, para pelear contra nosotros. Pero el Señor me dijo: “No le tengas miedo, porque a él y a todo su ejército yo los he puesto en tus manos, lo mismo que a su tierra, para que hagas con él lo que hiciste con Sijón, el rey amorreo que reinaba en Jesbón.” Y el Señor nuestro Dios nos entregó también a Og rey de Basán, y a todo su ejército, y los derrotamos hasta acabar con todos, y luego nos apoderamos de todas sus ciudades, es decir, las sesenta ciudades de la tierra de Argob, que eran del reino de Og en Basán. No quedó una sola ciudad que no conquistáramos. Todas ellas eran ciudades fortificadas y de altas murallas, con portones y cerrojos, sin contar otras muchas ciudades sin murallas. Las destruimos, como lo hicimos con Sijón, el rey de Jesbón. En todas las ciudades matamos a hombres, mujeres y niños, y nos apoderamos de todo el ganado y de los despojos de las ciudades.

»En aquel tiempo conquistamos la tierra que va del arroyo de Arnón hasta el monte Hermón, en la ribera oriental del Jordán, la cual estaba en manos de esos dos reyes amorreos (al monte Hermón, los sidonios lo llaman Sirión, y los amorreos, Senir), 10 más todas las ciudades de la llanura, y todo Galaad y todo Basán, hasta Salca y Edrey, ciudades del reino de Og en Basán. 11 Del resto de los gigantes sólo había quedado Og, el rey de Basán. Su cama, que aún puede verse en Rabá de los amonitas, era de hierro, y medía cuatro metros de largo por dos metros de ancho, tomando como base de medición el codo humano.

Territorio de Rubén y Gad, y de la media tribu de Manasés(B)

12 »El territorio que en aquel tiempo conquistamos, y que va de Aroer, que está junto al arroyo de Arnón, hasta la mitad del monte de Galaad, se la entregué a los rubenitas y a los gaditas, junto con sus ciudades. 13 El resto de Galaad, y todo Basán, que era del reino de Og, y toda la tierra de Argob, conocida como tierra de gigantes, se lo entregué a la media tribu de Manasés. 14 Yaír hijo de Manasés tomó posesión de toda la tierra de Argob, hasta el límite con Gesur y Macá, y le dio su nombre, Basán-havot-jair, y así se llama hasta el día de hoy. 15 A Maquir le entregué Galaad, 16 y a los rubenitas y gaditas les entregué Galaad, hasta el arroyo de Arnón. Sus límites eran la mitad del valle, hasta el arroyo de Jaboc, que es el límite de los amonitas; 17 el Arabá, con el Jordán como límite, desde Cineret hasta el mar del Arabá, es decir, el Mar Salado, y por el lado oriental, las faldas del monte Pisga.

18 »En aquel tiempo, yo les di la siguiente orden: “El Señor su Dios les ha dado en propiedad esta tierra. Pero todos ustedes, los aguerridos, deben tomar sus armas y cruzar el río al frente de sus hermanos israelitas. 19 En las ciudades que les he entregado sólo se quedarán sus mujeres y sus hijos, y también el mucho ganado que yo sé que ustedes tienen. 20 Ninguno de ustedes podrá volver a la tierra que les he entregado(C) hasta que el Señor haya establecido a sus hermanos como a ustedes, y ellos hayan recibido también la tierra que el Señor su Dios les da al otro lado del Jordán.” 21 En aquel tiempo también le ordené a Josué: “Tú mismo has visto todo lo que el Señor tu Dios hizo con aquellos dos reyes. Y lo mismo hará el Señor con todos los reinos por los cuales vas a pasar. 22 No les tengan miedo, porque el Señor su Dios es quien pelea por ustedes.”

Moisés no entra a Canaán

23 »En aquel tiempo, le rogué al Señor en oración: 24 “Tú, Señor y Dios, has comenzado a mostrar tu grandeza y tu mano poderosa a este siervo tuyo. Ciertamente, no hay dios en el cielo ni en la tierra que haga las grandes proezas que tú haces. 25 Yo te ruego que me concedas cruzar el río y contemplar esa bella tierra que está más allá del Jordán, y ese bello monte, y el Líbano.” 26 Pero por culpa de ustedes el Señor se había enojado contra mí, y por eso no me escuchó, sino que me dijo: “¡Basta! No me hables más de este asunto. 27 Sube a la cumbre del Pisga, y dirige la mirada al norte y al sur, al este y al oeste. Mira con tus propios ojos, porque no cruzarás el Jordán.(D) 28 Manda a Josué, y anímalo y fortalécelo. Será él quien lo cruzará al frente de este pueblo, y será él quien les dé posesión de la tierra que ahora verás.”

29 »Y nos detuvimos en el valle, delante de Bet Pegor.

Moisés exhorta a la obediencia

»Ahora, pueblo de Israel, oigan los estatutos y decretos que voy a enseñarles, para que los pongan por obra, y vivan y entren en la tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres, y tomen posesión de ella. No añadan ni quiten una sola palabra de lo que yo les mando,(E) sino cumplan los mandamientos del Señor su Dios, que yo les ordeno observar. Con sus propios ojos han visto ustedes lo que el Señor hizo en Baal Pegor, y cómo el Señor su Dios destruyó de en medio de ustedes(F) a todos los que se fueron tras Baal Pegor. Pero todos ustedes, los que siguieron al Señor su Dios, todavía siguen con vida. Miren, yo les he enseñado los estatutos y decretos que el Señor mi Dios me mandó enseñarles, para que los cumplan en la tierra en la cual van a entrar para tomar posesión de ella. Cumplan con ellos, pónganlos por obra, porque ésta es su sabiduría y su inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos y dirán: “Ciertamente, éste es un pueblo sabio y entendido; es una gran nación.” Porque ¿dónde hay una gran nación, cuyos dioses estén tan cerca de ellos como lo está de nosotros el Señor nuestro Dios en todo lo que le pedimos? Y ¿dónde hay una gran nación, cuyos estatutos y juicios sean justos, como lo es toda esta ley que hoy les expongo?

La experiencia de Israel en Horeb

»Por lo tanto, ten cuidado. Ten mucho cuidado de no olvidar nada de todo lo que tus ojos han visto. Que no se aparten de tu corazón en ningún momento de tu vida. Al contrario, enséñales esto a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. 10 Aquel día que estuviste delante del Señor tu Dios en Horeb, el Señor me dijo: “Reúne al pueblo, para que yo les haga oír mis palabras. Las aprenderán, para que me teman todos los días que vivan sobre la tierra, y para que las enseñen a sus hijos.” 11 Ustedes se acercaron y se pusieron al pie del monte, y el monte ardía en medio de una espesa nube y de gran oscuridad, mientras el fuego llegaba hasta los cielos. 12 Entonces, desde el fuego(G) el Señor habló con ustedes, y ustedes oyeron su voz y sus palabras, pero aparte de oír su voz, no vieron ninguna figura. 13 Entonces él les dio a conocer su pacto, el cual les mandó poner por obra, es decir, los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.(H) 14 En aquella ocasión, a mí también me ordenó el Señor enseñarles a ustedes los estatutos y sentencias,(I) para que los pusieran por obra en la tierra de la cual van a tomar posesión.

Advertencia contra la idolatría

15 »El día que el Señor les habló desde el fuego ustedes no vieron ninguna figura. Así que tengan mucho cuidado, 16 para que no se corrompan al hacerse esculturas,(J) o imágenes de alguna figura, o efigies de hombres o mujeres, 17 o figuras de los animales que hay en la tierra, o figuras de las aves que cruzan los aires, 18 o figuras de los animales que se arrastran por el suelo, o figuras de los peces que hay en el agua debajo de la tierra. 19 No vaya a ser que levantes los ojos al cielo y, al ver el sol y la luna y las estrellas, y todas las huestes celestiales, sientas el impulso de inclinarte ante ellos y adorarlos. Todos ellos los ha concedido el Señor tu Dios a todos los pueblos debajo de los cielos; 20 en cambio, a ustedes el Señor los tomó y los sacó de Egipto, de ese horno de hierro, para que sean su propio(K) pueblo, como en efecto hoy lo son.

21 »Por culpa de ustedes el Señor se enojó contra mí, y juró que yo no cruzaría el Jordán ni entraría en la bella tierra que el Señor su Dios les da en propiedad.(L) 22 Así que yo no cruzaré el Jordán, sino que voy a morir en esta tierra; pero ustedes sí lo cruzarán, y tomarán posesión de esa bella tierra. 23 Tengan cuidado de no olvidarse del pacto que el Señor su Dios estableció con ustedes. No se hagan ninguna escultura ni imagen de todo lo que el Señor tu Dios les ha prohibido, 24 pues el Señor su Dios es un fuego consumidor;(M) es un Dios celoso.

25 »Si después de haber engendrado hijos y nietos, y de haber pasado su vida en la tierra, llegan ustedes a corromperse y hacerse esculturas o imágenes de alguna cosa, y hacen enojar al Señor su Dios por hacer lo malo delante de sus ojos, 26 pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra de que muy pronto ustedes serán totalmente borrados de la tierra por la cual cruzan el Jordán para tomar posesión de ella. No estarán en ella mucho tiempo sin que sean destruidos. 27 El Señor los esparcirá entre los pueblos, y un reducido número de ustedes quedará entre las naciones a las cuales el Señor los lleva. 28 Allí ustedes servirán a dioses de madera y piedra,(N) hechos por manos humanas, incapaces de ver, oír, comer ni oler.

29 »Pero si estando allí buscas al Señor tu Dios, lo hallarás, siempre y cuando lo busques con todo tu corazón y con toda tu alma.(O) 30 En los últimos días, si te encuentras angustiado y afectado por todas estas cosas, si te vuelves al Señor tu Dios, y oyes su voz, 31 él no te abandonará ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que hizo con tus padres, porque el Señor tu Dios es un Dios misericordioso.

32 »Pregunta ahora si en los tiempos pasados, antes de que tú vivieras, o desde el día que Dios creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo del cielo al otro ha ocurrido algo tan grande como esto, o se supo de algo así. 33 ¿Acaso algún pueblo ha escuchado la voz de Dios hablarle desde el fuego, como la has oído tú, y seguir con vida? 34 ¿O ha intentado Dios venir y sacar a una nación de en medio de otra nación, y hacerla suya con pruebas y señales, y con milagros y guerra, y con mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores, como lo hizo el Señor su Dios en Egipto con ustedes, ante sus propios ojos? 35 A ti, Israel, se te ha mostrado esto, para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro fuera de él.(P) 36 Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; sobre la tierra te mostró su gran fuego, y en medio del fuego has oído sus palabras. 37 Fue tal su amor por tus padres que los escogió a ustedes, la descendencia de ellos, y con su presencia y gran poder los sacó de Egipto, 38 y delante de ustedes expulsó a naciones más grandes y fuertes que ustedes, para introducirlos en la tierra de la que hoy les da posesión.

39 »Israel, aprende y reflexiona hoy en tu corazón que el Señor es Dios, lo mismo arriba en el cielo que abajo en la tierra, y que no hay otro Dios. 40 Cumple con sus estatutos y sus mandamientos, los cuales hoy te ordeno cumplir, para que te vaya bien, a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.»

Ciudades de refugio al oriente del Jordán

41 Moisés apartó tres ciudades en la ribera oriental del Jordán, hacia la salida del sol, 42 para que pudiera huir allá quien, sin proponérselo y sin mediar antes enemistad con su prójimo, cometiera un homicidio, pues huyendo a una de estas ciudades el homicida podría salvar su vida. 43 Para los rubenitas apartó Beser, que estaba en el desierto, en la llanura; para los gaditas apartó Ramot, en Galaad; y para los de Manasés(Q) apartó Golán, en Basán.

Recapitulación de la ley

44 Ésta es la ley que Moisés expuso a los hijos de Israel, 45 y éstos son los testimonios, los estatutos y los decretos que, cuando salieron de Egipto, Moisés comunicó a los hijos de Israel 46 en este lado del Jordán, en el valle que está delante de Bet Pegor, ya en territorio de Sijón, el rey de los amorreos que reinaba en Jesbón, y al cual Moisés derrotó cuando salieron de Egipto. Y los hijos de Israel 47 tomaron posesión de su tierra y de la tierra de Og, el rey de Basán. Estos dos reyes amorreos estaban en la ribera oriental del Jordán, y su territorio iba 48 de Aroer, en la ribera del arroyo Arnón, hasta el monte Sión, que es Hermón, 49 y por todo el Arabá, en la ribera oriental del Jordán, hasta el mar del Arabá, en la falda del monte Pisga.

Israel derrota a Og rey de Basán

(Nm. 21.31-35)

Volvimos, pues, y subimos camino de Basán, y nos salió al encuentro Og rey de Basán para pelear, él y todo su pueblo, en Edrei. Y me dijo Jehová: No tengas temor de él, porque en tu mano he entregado a él y a todo su pueblo, con su tierra; y harás con él como hiciste con Sehón rey amorreo, que habitaba en Hesbón. Y Jehová nuestro Dios entregó también en nuestra mano a Og rey de Basán, y a todo su pueblo, al cual derrotamos hasta acabar con todos. Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán. Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños. Y tomamos para nosotros todo el ganado, y los despojos de las ciudades. También tomamos en aquel tiempo la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de Hermón, de manos de los dos reyes amorreos que estaban a este lado del Jordán. (Los sidonios llaman a Hermón, Sirión; y los amorreos, Senir.) 10 Todas las ciudades de la llanura, y todo Galaad, y todo Basán hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán. 11 Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre.

Rubén, Gad y la media tribu de Manasés se establecen al oriente del Jordán

(Nm. 32.1-42)

12 Y esta tierra que heredamos en aquel tiempo, desde Aroer, que está junto al arroyo de Arnón, y la mitad del monte de Galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los gaditas; 13 y el resto de Galaad, y todo Basán, del reino de Og, toda la tierra de Argob, que se llamaba la tierra de los gigantes, lo di a la media tribu de Manasés. 14 Jair hijo de Manasés tomó toda la tierra de Argob hasta el límite con Gesur y Maaca, y la llamó por su nombre, Basán-havot-jair, hasta hoy. 15 Y Galaad se lo di a Maquir. 16 Y a los rubenitas y gaditas les di de Galaad hasta el arroyo de Arnón, teniendo por límite el medio del valle, hasta el arroyo de Jaboc, el cual es límite de los hijos de Amón; 17 también el Arabá, con el Jordán como límite desde Cineret hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al pie de las laderas del Pisga al oriente.

18 Y os mandé entonces, diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado esta tierra por heredad; pero iréis armados todos los valientes delante de vuestros hermanos los hijos de Israel. 19 Solamente vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo sé que tenéis mucho ganado), quedarán en las ciudades que os he dado, 20 hasta que Jehová dé reposo a vuestros hermanos, así como a vosotros, y hereden ellos también la tierra que Jehová vuestro Dios les da al otro lado del Jordán; entonces os volveréis cada uno a la heredad que yo os he dado.(A) 21 Ordené también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos a los cuales pasarás tú. 22 No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.

No se le permite a Moisés entrar a Canaán

23 Y oré a Jehová en aquel tiempo, diciendo: 24 Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas? 25 Pase yo, te ruego, y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano. 26 Pero Jehová se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo Jehová: Basta, no me hables más de este asunto. 27 Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos al oeste, y al norte, y al sur, y al este, y mira con tus propios ojos; porque no pasarás el Jordán.(B) 28 Y manda a Josué, y anímalo, y fortalécelo; porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les hará heredar la tierra que verás. 29 Y paramos en el valle delante de Bet-peor.

Moisés exhorta a la obediencia

Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella,(C) para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno. Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal-peor; que a todo hombre que fue en pos de Baal-peor destruyó Jehová tu Dios de en medio de ti.(D) Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy. Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?

La experiencia de Israel en Horeb

Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. 10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos; 11 y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad; 12 y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego;(E) oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. 13 Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.(F) 14 A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios,(G) para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella.

Advertencia contra la idolatría

15 Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; 16 para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura,(H) imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, 17 figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, 18 figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. 19 No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos. 20 Pero a vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo de su heredad(I) como en este día. 21 Y Jehová se enojó contra mí por causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni entraría en la buena tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.(J) 22 Así que yo voy a morir en esta tierra, y no pasaré el Jordán; mas vosotros pasaréis, y poseeréis aquella buena tierra. 23 Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. 24 Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor,(K) Dios celoso.

25 Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; 26 yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. 27 Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová. 28 Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra,(L) que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. 29 Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.(M) 30 Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz; 31 porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres.

32 Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella. 33 ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer? 34 ¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos? 35 A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él.(N) 36 Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego. 37 Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder, 38 para echar de delante de tu presencia naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte y darte su tierra por heredad, como hoy. 39 Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. 40 Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre.

Las ciudades de refugio al oriente del Jordán

41 Entonces apartó Moisés tres ciudades a este lado del Jordán al nacimiento del sol, 42 para que huyese allí el homicida que matase a su prójimo sin intención, sin haber tenido enemistad con él nunca antes; y que huyendo a una de estas ciudades salvase su vida: 43 Beser en el desierto, en tierra de la llanura, para los rubenitas; Ramot en Galaad para los gaditas, y Golán en Basán para los de Manasés.(O)

Moisés recapitula la promulgación de la ley

44 Esta, pues, es la ley que Moisés puso delante de los hijos de Israel. 45 Estos son los testimonios, los estatutos y los decretos que habló Moisés a los hijos de Israel cuando salieron de Egipto; 46 a este lado del Jordán, en el valle delante de Bet-peor, en la tierra de Sehón rey de los amorreos que habitaba en Hesbón, al cual derrotó Moisés con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto; 47 y poseyeron su tierra, y la tierra de Og rey de Basán; dos reyes de los amorreos que estaban de este lado del Jordán, al oriente. 48 Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, hasta el monte de Sion, que es Hermón; 49 y todo el Arabá de este lado del Jordán, al oriente, hasta el mar del Arabá, al pie de las laderas del Pisga.