23 Y después de pasar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia(A), fortaleciendo a todos los discípulos.

Apolos en Efeso

24 Llegó entonces a Efeso(B) un judío que se llamaba Apolos(C), natural de Alejandría(D), hombre elocuente[a], y que era poderoso en las Escrituras. 25 Este había sido instruido en el camino del Señor(E), y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas referentes a Jesús, aunque solo conocía el bautismo de Juan(F). 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga. Pero cuando Priscila y Aquila(G) lo oyeron, lo llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios(H). 27 Cuando él quiso pasar a Acaya(I), los hermanos(J) lo animaron, y escribieron a los discípulos(K) que lo recibieran; y cuando llegó, ayudó mucho a los que por la gracia habían creído[b], 28 porque refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras(L) que Jesús era el Cristo[c](M).

Pablo en Efeso

19 Y aconteció que mientras Apolos(N) estaba en Corinto(O), Pablo, habiendo recorrido las regiones superiores(P), llegó a Efeso(Q) y encontró a algunos discípulos, y les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo(R) cuando creísteis(S)? Y ellos le respondieron: No, ni siquiera hemos oído si hay un Espíritu Santo[d](T). Entonces él dijo: ¿En qué bautismo, pues, fuisteis bautizados? Ellos contestaron: En el bautismo de Juan(U). Y Pablo dijo: Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento(V), diciendo al pueblo que creyeran en aquel que vendría después de él(W), es decir, en Jesús. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús(X). Y cuando Pablo les impuso las manos(Y), vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas(Z) y profetizaban(AA). Eran en total unos doce hombres.

La iglesia se establece en Efeso

Entró Pablo en la sinagoga, y por tres meses continuó hablando denodadamente(AB), discutiendo y persuadiéndoles acerca[e] del reino de Dios(AC). Pero cuando algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes hablando mal del Camino(AD) ante la multitud(AE), Pablo se apartó de ellos llevándose a los discípulos(AF), y discutía diariamente en la escuela de Tirano. 10 Esto continuó por dos años(AG), de manera que todos los que vivían en Asia[f](AH) oyeron la palabra del Señor(AI), tanto judíos como griegos. 11 Y Dios hacía milagros[g] extraordinarios(AJ) por mano de Pablo, 12 de tal manera que incluso llevaban pañuelos o delantales de su cuerpo a los enfermos(AK), y las enfermedades los dejaban y los malos espíritus se iban de ellos(AL). 13 Pero también algunos de los judíos, exorcistas(AM) ambulantes, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os ordeno por Jesús, a quien Pablo predica. 14 Y siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes judíos, eran los que hacían esto. 15 Pero el espíritu malo respondió, y les dijo: A Jesús conozco[h], y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los[i] dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17 Y supieron esto todos los habitantes de Efeso(AN), tanto judíos como griegos; y el temor se apoderó de[j] todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era exaltado. 18 También muchos de los que habían creído continuaban viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban[k]. 19 Y muchos de los que practicaban la magia, juntando sus libros, los quemaban a la vista de todos; calcularon su precio y hallaron que llegaba a cincuenta mil piezas de plata[l](AO). 20 Así crecía poderosamente(AP) y prevalecía la palabra del Señor[m](AQ).

Los planes de Pablo

21 Pasadas estas cosas, Pablo decidió en el espíritu[n] ir a Jerusalén(AR) después de recorrer Macedonia(AS) y Acaya(AT), diciendo: Después que haya estado allí, debo visitar[o] también Roma(AU). 22 Y habiendo enviado a Macedonia(AV) a dos de sus ayudantes(AW), Timoteo(AX) y Erasto(AY), él se quedó en Asia[p](AZ) por algún tiempo.

El tumulto de los plateros

23 Por aquel tiempo se produjo un alboroto no pequeño por motivo del Camino(BA). 24 Porque cierto platero que se llamaba Demetrio, que labraba templecillos de plata de Diana[q] y producía no pocas ganancias(BB) a los artífices, 25 reunió a estos junto con los obreros de oficios semejantes, y dijo: Compañeros[r], sabéis que nuestra prosperidad depende de[s] este comercio. 26 Y veis y oís que no solo en Efeso(BC), sino en casi toda Asia(BD), este Pablo ha persuadido a una gran cantidad de gente, y la ha apartado, diciendo que los dioses hechos con las manos no son dioses verdaderos(BE). 27 Y no solo corremos el peligro de que nuestro oficio caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Diana[t] se considere sin valor, y que ella, a quien adora toda Asia(BF) y el mundo(BG) entero[u], sea despojada de su grandeza. 28 Cuando oyeron esto, se llenaron de ira, y gritaban, diciendo: ¡Grande es Diana[v] de los efesios(BH)! 29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se precipitaron en el teatro, arrastrando[w] consigo a Gayo y a Aristarco(BI), los compañeros de viaje de Pablo(BJ), que eran de Macedonia(BK). 30 Cuando Pablo quiso ir a la asamblea[x], los discípulos(BL) no se lo permitieron. 31 También algunos de los asiarcas[y], que eran amigos de Pablo[z], enviaron a él y repetidamente le rogaron que no se aventurara[aa] a presentarse en el teatro. 32 Así que unos gritaban una cosa y otros otra(BM), porque había confusión en la asamblea[ab], y la mayoría no sabía por qué razón[ac] se habían reunido. 33 Y algunos de la multitud dedujeron que se trataba de Alejandro[ad], puesto que los judíos lo habían empujado hacia adelante. Entonces Alejandro, haciendo señal de silencio con la mano(BN), quería hacer su defensa ante la asamblea[ae]. 34 Mas cuando se dieron cuenta de que era judío, un clamor se levantó de todos ellos, gritando como por dos horas: ¡Grande es Diana[af] de los efesios! 35 Entonces el secretario[ag], después de calmar a la multitud, dijo*: Ciudadanos[ah] de Efeso(BO), ¿hay acaso algún hombre que no sepa que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran Diana[ai] y de la imagen que descendió del cielo[aj]? 36 Puesto que estos hechos son innegables, debéis guardar calma y no hacer nada precipitadamente. 37 Porque habéis traído a estos hombres que ni roban templos(BP), ni blasfeman a nuestra[ak] diosa[al]. 38 Así pues, si Demetrio y los artífices que están con él tienen queja contra alguno, los tribunales están abiertos y los procónsules[am](BQ) dispuestos; presenten sus acusaciones unos contra otros. 39 Pero si demandáis algo más que esto, se decidirá en asamblea[an] legítima[ao]. 40 Porque ciertamente corremos peligro de ser acusados de sedición en relación con lo acontecido hoy, ya que no existe causa justificada para esto, y por ello no podremos explicar este alboroto[ap]. 41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea[aq].

Viaje de Pablo por Macedonia y Grecia

20 Después que cesó el alboroto, Pablo mandó llamar a los discípulos(BR), y habiéndolos exhortado, despidiéndose, partió para ir(BS) a Macedonia(BT). Y después de recorrer aquellas regiones y de haberlos exhortado mucho, llegó a Grecia. Pasó allí tres meses, y habiéndose tramado una conjura en su contra de parte de los judíos(BU) cuando estaba por embarcarse para Siria(BV), tomó la decisión de regresar por Macedonia(BW). Y lo acompañaban Sópater de Berea(BX), hijo de Pirro; Aristarco(BY) y Segundo de los tesalonicenses(BZ); Gayo(CA) de Derbe(CB), y Timoteo(CC); Tíquico(CD) y Trófimo(CE) de Asia[ar](CF). Pero estos se habían adelantado y nos(CG) esperaban en Troas(CH). Nos embarcamos(CI) en Filipos(CJ) después de los días de los panes sin levadura[as](CK), y en cinco días llegamos adonde ellos estaban en Troas(CL); y allí nos quedamos siete días.

Despedida de Pablo en Troas

Y el primer día de la semana(CM), cuando estábamos reunidos(CN) para partir el pan(CO), Pablo les hablaba, pensando partir al día siguiente, y prolongó su discurso[at] hasta la medianoche. Había muchas lámparas(CP) en el aposento alto(CQ) donde estábamos reunidos; y estaba sentado en la ventana un joven llamado Eutico; y como Pablo continuaba hablando, Eutico fue cayendo en un profundo sueño hasta que, vencido por el sueño, cayó desde el tercer piso y lo levantaron muerto. 10 Pero Pablo bajó y se tendió sobre él(CR), y después de abrazarlo, dijo: No os alarméis[au], porque está vivo[av](CS). 11 Y volviendo arriba, después de partir el pan(CT) y de comer[aw], conversó largamente con ellos hasta el amanecer, y entonces se marchó. 12 Y se llevaron vivo al muchacho, y quedaron grandemente[ax] consolados.

Viaje de Troas a Mileto

13 Entonces nosotros(CU), adelantándonos a tomar la nave, zarpamos para Asón, con el propósito de recoger allí a Pablo, pues así lo había decidido, deseando ir por tierra[ay] hasta Asón. 14 Cuando nos encontró en Asón, lo recibimos a bordo y nos dirigimos a Mitilene. 15 Y zarpando de allí, al día siguiente llegamos frente a Quío; y al otro día atracamos en Samos; habiendo hecho escala en Trogilio[az], al día siguiente llegamos a Mileto(CV). 16 Porque Pablo había decidido dejar a un lado a Efeso(CW) para no detenerse en Asia[ba](CX), pues se apresuraba para estar, si le era posible, el día de Pentecostés(CY) en Jerusalén(CZ).

17 Y desde Mileto mandó mensaje a Efeso(DA) y llamó a los ancianos(DB) de la iglesia.

Despedida en Mileto

18 Cuando vinieron a él, les dijo:

Vosotros bien sabéis cómo he sido con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que estuve[bb] en Asia[bc](DC), 19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí por causa de las intrigas de los judíos(DD); 20 cómo no rehuí declarar a vosotros(DE) nada que fuera útil, y de enseñaros públicamente y de casa en casa[bd], 21 testificando(DF) solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento(DG) para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo(DH). 22 Y ahora, he aquí que yo, atado en espíritu[be], voy a Jerusalén(DI) sin saber lo que allá me sucederá, 23 salvo que el Espíritu Santo(DJ) solemnemente me da testimonio(DK) en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones(DL). 24 Pero en ninguna manera estimo(DM) mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera[bf](DN) y el ministerio(DO) que recibí del Señor Jesús(DP), para dar testimonio(DQ) solemnemente del evangelio de la gracia de Dios(DR). 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes anduve predicando el reino(DS), volverá a ver mi rostro. 26 Por tanto, os doy testimonio[bg] en este día de que soy inocente[bh](DT) de la sangre de todos, 27 pues no rehuí declarar a vosotros(DU) todo el propósito[bi] de Dios(DV). 28 Tened cuidado de vosotros y de toda la grey(DW), en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos[bj] para pastorear la iglesia de Dios[bk](DX), la cual Él compró[bl] con su propia sangre(DY). 29 Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces(DZ) entre vosotros que no perdonarán el rebaño(EA), 30 y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos[bm] hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos(EB) tras ellos. 31 Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años(EC), de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas(ED). 32 Ahora os encomiendo a Dios[bn](EE) y a la palabra de su gracia(EF), que es poderosa para edificaros(EG) y daros la herencia entre todos los santificados(EH). 33 Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado(EI). 34 Vosotros sabéis que estas manos(EJ) me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo(EK). 35 En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Más bienaventurado es dar que recibir».

36 Cuando terminó de hablar[bo], se arrodilló y oró(EL) con todos ellos. 37 Y comenzaron a llorar desconsoladamente[bp], y abrazando a[bq] Pablo, lo besaban(EM), 38 afligidos[br] especialmente por la palabra que había dicho de que ya no volverían a ver su rostro(EN). Y lo acompañaron(EO) hasta el barco.

Despedida en Tiro

21 Después de separarnos(EP) de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo(EQ) a Cos, al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara; y encontrando un barco que partía para Fenicia(ER), subimos a bordo y nos hicimos a la vela. Cuando avistamos Chipre(ES), dejándola a la izquierda, navegamos hacia Siria(ET), y desembarcamos en Tiro(EU) porque la nave(EV) debía dejar su cargamento allí. Después de hallar a los discípulos(EW), nos quedamos allí siete días, y ellos le decían a Pablo, por el Espíritu[bs](EX), que no fuera a Jerusalén[bt]. Y pasados aquellos días[bu] partimos y emprendimos nuestro viaje mientras que todos ellos, con sus mujeres e hijos, nos acompañaron(EY) hasta las afueras de la ciudad. Después de arrodillarnos y orar(EZ) en la playa, nos despedimos unos de otros. Entonces subimos al barco y ellos regresaron a sus hogares(FA).

Pablo en Cesarea

Terminado el viaje desde Tiro(FB), llegamos a Tolemaida, y después de saludar a los hermanos(FC), nos quedamos con ellos un día. Al día siguiente partimos y llegamos a Cesarea(FD), y entrando en la casa de Felipe, el evangelista(FE), que era uno de los siete(FF), nos quedamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban(FG). 10 Y deteniéndonos allí varios días, descendió de Judea cierto profeta llamado Agabo(FH), 11 quien vino[bv] a vernos, y tomando el cinto de Pablo(FI), se ató las manos y los pies, y dijo: Así dice el Espíritu Santo(FJ): «Así atarán(FK) los judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán en manos de los gentiles(FL)». 12 Al escuchar esto, tanto nosotros como los que vivían allí le rogábamos que no subiera a Jerusalén(FM). 13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis, llorando y quebrantándome el corazón? Porque listo estoy no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús(FN). 14 Como no se dejaba persuadir, nos callamos, diciéndonos: Que se haga la voluntad del Señor(FO).

15 Después de estos días nos preparamos y comenzamos a subir hacia Jerusalén(FP). 16 Y nos acompañaron también algunos de los discípulos(FQ) de Cesarea(FR), quienes nos condujeron a Mnasón, de Chipre(FS), un antiguo(FT) discípulo con quien deberíamos hospedarnos.

Pablo en Jerusalén

17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos(FU) nos recibieron con regocijo. 18 Y al día siguiente Pablo fue[bw] con nosotros a ver a Jacobo[bx](FV), y todos los ancianos(FW) estaban presentes. 19 Y después de saludarlos, comenzó a referirles una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles(FX) mediante su ministerio(FY). 20 Y ellos, cuando lo oyeron, glorificaban a Dios(FZ) y le dijeron: Hermano, ya ves cuántos miles[by] hay entre los judíos que han creído, y todos son celosos de la ley(GA); 21 y se les ha contado acerca de ti, que enseñas a todos los judíos entre los gentiles que se aparten de Moisés(GB), diciéndoles que no circunciden(GC) a sus hijos ni observen[bz] las tradiciones(GD). 22 Entonces, ¿qué es lo que se debe hacer? Porque sin duda la multitud se reunirá[ca] pues oirán que has venido. 23 Por tanto, haz esto que te decimos: Tenemos cuatro hombres que han hecho un voto[cb](GE); 24 tómalos y purifícate junto con ellos(GF), y paga sus gastos[cc] para que se rasuren la cabeza(GG); y todos sabrán que no hay nada cierto en lo que se les ha dicho acerca de ti, sino que tú también vives[cd] ordenadamente, acatando la ley. 25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito, habiendo decidido que deben abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de lo estrangulado y de fornicación(GH). 26 Entonces Pablo tomó consigo a los hombres, y al día siguiente, purificándose[ce] junto con ellos(GI), fue al templo, notificando de la terminación de los días de purificación(GJ), hasta que el sacrificio se ofreciera por cada uno de ellos.

El tumulto en el templo

27 Cuando estaban para cumplirse los siete días(GK), los judíos(GL) de Asia[cf](GM), al verlo en el templo, comenzaron a incitar a todo el pueblo, y le echaron mano, 28 gritando: ¡Israelitas[cg], ayudadnos! Este es el hombre que enseña[ch] a todos, por todas partes, contra nuestro pueblo, la ley y este lugar(GN); además, incluso ha traído griegos al templo, y ha profanado este lugar santo(GO). 29 Pues anteriormente habían visto a Trófimo(GP) el efesio(GQ) con él en la ciudad, y pensaban que Pablo lo había traído al templo. 30 Se alborotó toda la ciudad, y llegó el pueblo corriendo de todas partes[ci]; apoderándose de Pablo lo arrastraron fuera del templo(GR), y al instante cerraron las puertas. 31 Mientras procuraban matarlo, llegó aviso al comandante[cj] de la compañía[ck] romana(GS) que toda Jerusalén estaba en confusión. 32 Inmediatamente tomó consigo algunos soldados y centuriones, y corrió hacia ellos; cuando vieron al comandante y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo(GT). 33 Entonces el comandante llegó y lo prendió, y ordenó que lo ataran(GU) con dos cadenas(GV); y preguntaba quién era y qué había hecho. 34 Pero entre la muchedumbre unos gritaban una cosa y otros otra(GW), y como él no pudo averiguar con certeza los hechos, debido al tumulto, ordenó que lo llevaran al cuartel(GX). 35 Cuando llegó a las gradas(GY), sucedió que los soldados tuvieron que cargarlo por causa de la violencia de la turba[cl]; 36 porque la multitud del pueblo lo seguía, gritando: ¡Muera(GZ)!

Defensa de Pablo en Jerusalén

37 Cuando estaban para meter a Pablo en el cuartel(HA), dijo al comandante: ¿Puedo decirte algo? Y él dijo*: ¿Sabes griego? 38 ¿Entonces tú no eres el egipcio que hace tiempo[cm] levantó una revuelta, y sacó los cuatro mil hombres(HB) de los asesinos[cn] al desierto(HC)? 39 Pablo respondió: Yo soy judío de Tarso(HD) de Cilicia(HE), ciudadano de una ciudad no sin importancia; te suplico que me permitas hablar al pueblo. 40 Cuando el comandante le concedió el permiso, Pablo, de pie sobre las gradas(HF), hizo señal al pueblo con su mano(HG), y cuando hubo[co] gran silencio, les habló en el idioma hebreo[cp](HH), diciendo:

22 Hermanos y padres, escuchad(HI) mi defensa que ahora presento ante vosotros.

Cuando oyeron que se dirigía a ellos en el idioma hebreo[cq](HJ), observaron aún más silencio; y él dijo*:

Pablo da testimonio de su conversión

Yo soy judío(HK), nacido en Tarso(HL) de Cilicia(HM), pero criado en esta ciudad, educado bajo[cr] Gamaliel(HN) en estricta conformidad(HO) a la ley de nuestros padres[cs], siendo tan celoso de Dios como todos vosotros lo sois(HP) hoy. Y perseguí este Camino(HQ) hasta la muerte, encadenando y echando en cárceles tanto a hombres como a mujeres(HR), de lo cual pueden testificar[ct] el sumo sacerdote(HS) y todo el concilio de los ancianos[cu](HT). También de ellos recibí cartas(HU) para los hermanos(HV), y me puse en marcha para Damasco con el fin de traer presos[cv] a Jerusalén(HW) también a los que estaban allá, para que fueran castigados. (HX)Y aconteció que cuando iba de camino, estando ya cerca de Damasco, como al mediodía, de repente una luz muy brillante fulguró desde el cielo a mi derredor, y caí al suelo, y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Y respondí: «¿Quién eres, Señor?». Y Él me dijo: «Yo soy Jesús el Nazareno(HY), a quien tú persigues». Y los que estaban conmigo vieron la luz(HZ), ciertamente, pero no comprendieron[cw] la voz(IA) del que me hablaba. 10 Y yo dije: «¿Qué debo hacer(IB), Señor?». Y el Señor me dijo: «Levántate y entra a Damasco; y allí se te dirá todo lo que se ha ordenado que hagas». 11 Pero como yo no veía por causa del resplandor[cx] de aquella luz, los que estaban conmigo me llevaron de la mano y entré a Damasco(IC). 12 Y uno llamado Ananías(ID), hombre piadoso según las normas de la ley, y de quien daban buen testimonio todos los judíos(IE) que vivían allí, 13 vino a mí, y poniéndose a mi lado, me dijo: «Hermano Saulo, recibe la vista(IF)». En ese mismo instante[cy](IG) alcé los ojos y lo miré. 14 Y él dijo: «El Dios de nuestros padres(IH) te ha designado[cz](II) para que conozcas su voluntad, y para que veas(IJ) al Justo(IK) y oigas palabra[da] de su boca. 15 Porque testigo(IL) suyo serás a todos los hombres de lo que has visto y oído(IM). 16 Y ahora, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate(IN), y lava tus pecados(IO) invocando su nombre(IP)». 17 Y aconteció que cuando regresé a Jerusalén(IQ) y me hallaba orando en el templo, caí en un éxtasis(IR), 18 y vi al Señor que me decía: «Apresúrate y sal pronto de Jerusalén porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí(IS)». 19 Y yo dije: «Señor, ellos saben bien que en una sinagoga tras otra, yo encarcelaba(IT) y azotaba(IU) a los que creían en ti. 20 Y cuando se derramaba la sangre de tu testigo Esteban, allí estaba también yo dando mi aprobación, y cuidando los mantos de los que lo estaban matando(IV)». 21 Pero Él me dijo: «Ve, porque te voy a enviar lejos, a los gentiles(IW)».

Pablo bajo vigilancia del comandante

22 Lo oyeron hasta que dijo esto[db], y entonces alzaron sus voces y dijeron: ¡Quita de la tierra a ese individuo(IX)! No se le debe permitir que viva(IY). 23 Como ellos vociferaban y arrojaban sus mantos(IZ) y echaban polvo(JA) al aire, 24 el comandante[dc] ordenó que lo llevaran al cuartel(JB), diciendo que debía ser sometido(JC) a[dd] azotes para saber la razón por qué gritaban contra él de aquella manera. 25 Cuando lo estiraron con[de] correas, Pablo dijo al centurión que estaba allí: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano[df] romano(JD) sin haberle hecho juicio? 26 Al oír esto el centurión, fue al comandante y le avisó, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es romano. 27 Vino el comandante a Pablo y le dijo: Dime, ¿eres romano? Y él dijo: Sí. 28 Y el comandante respondió: Yo adquirí esta ciudadanía por una gran cantidad de dinero. Y Pablo dijo: Pero yo soy ciudadano de nacimiento. 29 Entonces los que iban a someterlo a[dg] azotes(JE), al instante lo soltaron[dh]; y también el comandante tuvo temor cuando supo que Pablo era romano(JF), y porque lo había atado con cadenas(JG).

Pablo ante el concilio

30 Al día siguiente, queriendo saber con certeza(JH) la causa por la cual los judíos lo acusaban, lo soltó, y ordenó a los principales sacerdotes y a todo el concilio[di](JI) que se reunieran; y llevando[dj] a Pablo, lo puso ante ellos(JJ).

Notas al pie

  1. Hechos 18:24 O, instruido
  2. Hechos 18:27 O, ayudó mucho por la gracia a los que habían creído
  3. Hechos 18:28 I.e., el Mesías
  4. Hechos 19:2 O, que el Espíritu Santo ha sido dado
  5. Hechos 19:8 Algunos mss. antiguos dicen: las cosas acerca
  6. Hechos 19:10 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  7. Hechos 19:11 U, obras de poder
  8. Hechos 19:15 O, reconozco
  9. Hechos 19:16 Posiblemente, a dos de ellos
  10. Hechos 19:17 Lit., cayó sobre
  11. Hechos 19:18 Lit., sus prácticas; i.e., prácticas mágicas
  12. Hechos 19:19 Probablemente dracmas griegas. Una dracma equivalía al salario de un día.
  13. Hechos 19:20 O, conforme al poder del Señor la palabra crecía
  14. Hechos 19:21 O, Espíritu
  15. Hechos 19:21 Lit., ver
  16. Hechos 19:22 I.e., la provincia romana de la costa occidental de Asia Menor, y así en el resto del cap.
  17. Hechos 19:24 Gr., Artemisa
  18. Hechos 19:25 Lit., Hombres
  19. Hechos 19:25 Lit., es de
  20. Hechos 19:27 Gr., Artemisa
  21. Hechos 19:27 Lit., la tierra habitada
  22. Hechos 19:28 Gr., Artemisa
  23. Hechos 19:29 Lit., habiendo arrastrado
  24. Hechos 19:30 Lit., al pueblo
  25. Hechos 19:31 I.e., líderes religiosos o políticos de la provincia romana de Asia
  26. Hechos 19:31 Lit., él
  27. Hechos 19:31 Lit., se entregara
  28. Hechos 19:32 Gr., iglesia
  29. Hechos 19:32 O, por causa de quien
  30. Hechos 19:33 O, instruyeron a Alejandro
  31. Hechos 19:33 Lit., el pueblo
  32. Hechos 19:34 Gr., Artemisa
  33. Hechos 19:35 I.e., secretario municipal que presidía las asambleas populares
  34. Hechos 19:35 Lit., Hombres
  35. Hechos 19:35 Gr., Artemisa
  36. Hechos 19:35 I.e., Zeus, o, Júpiter
  37. Hechos 19:37 Algunos mss. posteriores dicen: vuestra
  38. Hechos 19:37 O, ni son ladrones de templos, ni blasfemadores de nuestra diosa
  39. Hechos 19:38 O, gobernantes provinciales
  40. Hechos 19:39 Gr., iglesia
  41. Hechos 19:39 U, ordinaria
  42. Hechos 19:40 O, esta turba
  43. Hechos 19:41 Gr., iglesia
  44. Hechos 20:4 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  45. Hechos 20:6 O, de los Azimos
  46. Hechos 20:7 Lit., la palabra
  47. Hechos 20:10 O, Dejad de estar atribulados
  48. Hechos 20:10 Lit., su vida está en él
  49. Hechos 20:11 Lit., probar
  50. Hechos 20:12 Lit., no poco
  51. Hechos 20:13 Lit., a pie
  52. Hechos 20:15 Los mss. más antiguos no incluyen: habiendo hecho...Trogilio
  53. Hechos 20:16 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  54. Hechos 20:18 Lit., puse el pie
  55. Hechos 20:18 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  56. Hechos 20:20 O, en los varios hogares privados
  57. Hechos 20:22 O, en el Espíritu
  58. Hechos 20:24 Algunos mss. agregan: con gozo
  59. Hechos 20:26 U, os llamo como testigos
  60. Hechos 20:26 Lit., limpio
  61. Hechos 20:27 O, consejo, o, designio
  62. Hechos 20:28 O, supervisores
  63. Hechos 20:28 Algunos mss. antiguos dicen: del Señor
  64. Hechos 20:28 Lit., adquirió
  65. Hechos 20:30 Lit., hombres
  66. Hechos 20:32 Un ms. antiguo dice: al Señor
  67. Hechos 20:36 Lit., Y diciendo esto
  68. Hechos 20:37 Lit., hubo un considerable llanto de todos
  69. Hechos 20:37 Lit., y echándose al cuello de
  70. Hechos 20:38 Lit., sufriendo dolor
  71. Hechos 21:4 I.e., por causa de impresiones dadas por el Espíritu
  72. Hechos 21:4 Lit., que no pusiera el pie en Jerusalén
  73. Hechos 21:5 Lit., cuando habíamos completado los días
  74. Hechos 21:11 Lit., y viniendo
  75. Hechos 21:18 Lit., entró
  76. Hechos 21:18 O, Santiago
  77. Hechos 21:20 Lit., diez miles
  78. Hechos 21:21 Lit., ni anden conforme a
  79. Hechos 21:22 Algunos mss. antiguos no incluyen: la multitud se reunirá
  80. Hechos 21:23 Lit., tienen un voto sobre sí
  81. Hechos 21:24 Lit., gasta en ellos
  82. Hechos 21:24 Lit., andas
  83. Hechos 21:26 O, tomó a los hombres el día siguiente y purificándose
  84. Hechos 21:27 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  85. Hechos 21:28 Lit., Hombres de Israel
  86. Hechos 21:28 O, predica
  87. Hechos 21:30 Lit., ocurrió un correr junto de todo el pueblo
  88. Hechos 21:31 Gr., quiliarca; i.e., oficial militar romano al mando de mil soldados, y así en el resto del cap.
  89. Hechos 21:31 O, cohorte; i.e., unidad militar romana compuesta de varias centurias
  90. Hechos 21:35 O, multitud
  91. Hechos 21:38 Lit., días
  92. Hechos 21:38 O, sicarios
  93. Hechos 21:40 Lit., ocurrió
  94. Hechos 21:40 I.e., arameo judaico
  95. Hechos 22:2 I.e., arameo judaico
  96. Hechos 22:3 Lit., a los pies de
  97. Hechos 22:3 Lit., conforme a la rigidez de la ley ancestral
  98. Hechos 22:5 Lit., testificar en mi favor
  99. Hechos 22:5 I.e., el Sanedrín
  100. Hechos 22:5 Lit., estando atados
  101. Hechos 22:9 U, oyeron (con entendimiento)
  102. Hechos 22:11 O, de la gloria
  103. Hechos 22:13 O, Al instante; lit., Y en esa misma hora
  104. Hechos 22:14 O, escogido
  105. Hechos 22:14 O, mensaje; lit., voz
  106. Hechos 22:22 Lit., esta palabra
  107. Hechos 22:24 Gr., quiliarca; i.e., oficial militar romano al mando de mil soldados, y así en el resto del cap.
  108. Hechos 22:24 Lit., examinado con
  109. Hechos 22:25 Lit., para las
  110. Hechos 22:25 Lit., hombre
  111. Hechos 22:29 Lit., examinarlo con
  112. Hechos 22:29 Lit., se retiraron de él
  113. Hechos 22:30 O, Sanedrín
  114. Hechos 22:30 Lit., bajando

23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.

Apolos predica en Éfeso

24 Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. 25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. 27 Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; 28 porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.

Pablo en Éfeso

19 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.(A) Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres.

Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. 10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.

11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. 13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. 14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. 15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. 18 Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. 20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma. 22 Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia.

El alboroto en Éfeso

23 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. 24 Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; 25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. 27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.

28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! 29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. 31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro. 32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido. 33 Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. 34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios! 35 Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? 36 Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. 37 Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38 Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. 39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. 40 Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. 41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.

Viaje de Pablo a Macedonia y Grecia

20 Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia. Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia. Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo. Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas. Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días.

Visita de despedida de Pablo en Troas

El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. 10 Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. 11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. 12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

Viaje de Troas a Mileto

13 Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. 14 Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene. 15 Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. 16 Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Éfeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.

Discurso de despedida de Pablo en Mileto

17 Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. 18 Cuando vinieron a él, les dijo:

Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, 19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 22 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; 23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera(B) con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. 26 Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; 27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. 28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. 32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. 33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

36 Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. 37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco.

Viaje de Pablo a Jerusalén

21 Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos. Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí. Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén. Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos. Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas.

Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día. Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe(C) el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. 10 Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo,(D) 11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. 12 Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. 13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no solo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. 14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.

15 Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. 16 Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.

Arresto de Pablo en el templo

17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. 18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; 19 a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. 20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. 21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. 22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. 23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. 24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza;(E) y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. 25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.(F) 26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.

27 Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, 28 dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. 29 Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo,(G) de Éfeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. 30 Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. 31 Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. 32 Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. 33 Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. 34 Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. 35 Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; 36 porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!

Defensa de Pablo ante el pueblo

37 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? 38 ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? 39 Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. 40 Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:

22 Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros.

Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo:

Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel,(H) estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.(I)

Pablo relata su conversión

(Hch. 9.1-19; 26.12-18)

Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.

12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

Pablo es enviado a los gentiles

17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.(J) 21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.

Pablo en manos del tribuno

22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado.

Pablo ante el concilio

30 Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos.