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Esto dice el Señor todopoderoso: «Esfuércense, ustedes que en estos días han oído las palabras dichas por los profetas, desde el día en que se pusieron los cimientos para la reconstrucción del templo del Señor todopoderoso. 10 Porque hasta estos días no había paga para los hombres ni para las bestias. Y a causa del enemigo, tampoco había paz para los habitantes; y yo había puesto a los unos en contra de los otros. 11 Pero ahora, para los que queden de este pueblo, ya no voy a ser como en los primeros días. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo. 12 Porque la paz estará sembrada entre ellos. Los viñedos darán su fruto; la tierra, sus productos; y el cielo, su rocío. Y yo les daré todo eso en posesión a los que queden de este pueblo. 13 Y así como ustedes, los de Judá y los de Israel, fueron maldición entre las demás naciones, así yo ahora los salvaré y haré que sean bendición. ¡No tengan miedo! ¡Esfuércense!»

14 Esto dice el Señor todopoderoso: «Yo había decidido castigar a los antepasados de ustedes cuando me hicieron enojar, y mantuve mi decisión. 15 Ahora, en cambio, he decidido hacerles bien a Jerusalén y a Judá. Por lo tanto, no tengan miedo. 16 Esto es lo que siempre deben hacer ustedes: Díganse siempre la verdad unos a otros, juzguen con justicia y procuren la paz en los tribunales; 17 no se hagan daño unos a otros ni juren en falso. Porque yo odio todo eso. Yo, el Señor, lo afirmo.»

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