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El ángel me preguntó:

— ¿Qué ves?

Yo respondí:

— Un libro que va volando y que tiene diez metros de largo por cinco de ancho.

El ángel me dijo:

— Es la maldición que abarca a toda esta tierra, pues por una cara lleva escrito: “ningún ladrón quedará impune”; y por la otra cara: “ningún perjuro quedará impune”. Yo le he dado licencia —oráculo del Señor del universo— para que entre en la casa del ladrón y del que jura en falso utilizando mi nombre, y para que se instale allí hasta que todas sus vigas y sus piedras se conviertan en ruinas.

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