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Después saldrá Jehová y peleará contra aquellas naciones,
como peleó en el día de la batalla.
En aquel día se afirmarán sus pies sobre el Monte de los Olivos,
que está en frente de Jerusalén, al oriente.

El Monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande; la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal.

Huiréis de la manera que huisteis a causa del terremoto
en los días de Uzías, rey de Judá.
Y vendrá Jehová, mi Dios,
y con él todos los santos.

Acontecerá que en ese día no habrá luz,
ni frío, ni hielo.
Será un día único, sólo conocido por Jehová,
en el que no habrá ni día ni noche,
pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.

En aquel día saldrán de Jerusalén aguas vivas,
la mitad de ellas hacia el mar oriental
y la otra mitad hacia el mar occidental,
en verano y en invierno.
Y Jehová será rey sobre toda la tierra.
En aquel día, Jehová será único,
y único será su nombre.

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