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Aquel día asentará sus pies sobre el monte de los Olivos, situado frente a Jerusalén, al oriente. Y el monte de los Olivos se partirá en dos, de este a oeste, formándose un gran valle: la mitad del monte se desplazará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur. Y vosotros escaparéis por ese valle entre montañas, valle que llegará hasta Asal; escaparéis como cuando tembló la tierra en tiempos de Ozías, rey de Judá. Y el Señor, mi Dios, vendrá acompañado de todos los santos.

Aquel día no habrá luminarias, ni frío, ni hielo.

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