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Quinta visión: el candelabro de oro y los dos olivos

Retornó el ángel que hablaba conmigo y me despertó como se despierta a alguien que está dormido. Y me preguntó:

— ¿Qué estás viendo?

Respondí:

— Veo un candelabro de oro macizo rematado en lo alto con un depósito de aceite; tiene siete lámparas y siete tubos que llevan el aceite a cada una de las lámparas. Junto a él hay dos olivos, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo:

— Señor, ¿qué significa esto?

El ángel me contestó:

— ¿No sabes lo que significa?

Le respondí:

— No lo sé, Señor.

El ángel me dijo:

10b — Las siete lámparas representan los ojos del Señor que inspeccionan toda la tierra.

11 Le pregunté de nuevo:

— Y tanto los dos olivos que están a la derecha e izquierda del candelabro, 12 como las dos ramas de olivo que, por sus conductos de oro, vierten su aceite dorado, ¿qué representan?

13 El ángel me respondió:

— ¿No sabes lo que representan?

Le contesté:

— No lo sé, Señor.

14 Entonces él me dijo:

— Son los dos ungidos que están al servicio del Dueño de toda la tierra.

Palabra del Señor sobre Zorobabel

6b Esta es la palabra que el Señor dirigió a Zorobabel:

— No depende [el éxito] de la fuerza o de la violencia —dice el Señor del universo—, sino de mi espíritu. Tú que presumes de ser una grandiosa montaña, quedarás convertida en llanura ante Zorobabel que extraerá de ella la piedra angular mientras proclaman: “¡Qué hermosa es, qué hermosa!”.

Me dirigió también el Señor esta palabra:

— Las manos de Zorobabel pusieron los cimientos de este Templo y ellas rematarán la obra. Así reconocerán que ha sido el Señor del universo quien me ha enviado a ustedes. 10 ¿Dónde están los que un día no tomaron en serio los modestos comienzos? Ahora se alegran al ver a Zorobabel llevar adelante la obra.