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10-11 Ragüel lo oyó y le dijo al muchacho:

—Tú eres nuestro pariente más cercano. No hay ningún otro hombre que tenga más derecho a casarse con mi hija Sara. Sólo a ti te la podría dar como esposa. Así que, disfruta de la cena y descansa bien esta noche. Además quiero serte bien sincero. Mi hija se ha casado siete veces, pero cada uno de sus esposos ha muerto la misma noche de bodas, antes de tener relaciones sexuales. Pero no te preocupes, que si te casas con ella, Dios cuidará de ustedes.

12 Entonces Tobías le contestó:

—No comeré hasta que me des una respuesta.

—Está bien —respondió Ragüel—. Ahora mismo te doy mi permiso de casarte con Sara, pues así lo ordena la ley de Moisés. Yo sé que ésta es la voluntad de Dios. Sara será tu esposa para siempre. Sólo le pido al Dios del cielo que los bendiga, y que esta noche tenga compasión de ustedes y les dé su paz.

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