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pero el ángel le dijo:

—¡Atrapa ese pez y no lo sueltes!

Entonces Tobías agarró el pez y lo arrojó al suelo. 4-5 Y el ángel le dijo:

—Abre el pescado y sácale la hiel, el corazón y el hígado. Guárdalos, porque sirven como remedio. Pero tira los intestinos.

Tobías le hizo caso. Luego asó un pedazo de pescado y se lo comió. Al resto del pescado le puso sal y lo guardó.

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