Add parallel Print Page Options

Ahora, Señor, acuérdate de mí, vuelve tus ojos hacia mí. No me castigues por mis pecados, por las faltas que yo o mis antepasados hemos cometido sin saberlo. Hemos pecado contra ti, hemos desobedecido a tus mandamientos. Por eso tú nos has entregado al saqueo, al destierro y a la muerte, y en todos los pueblos a donde nos has desterrado has hecho que la gente hable mal de nosotros y nos insulte. Reconozco que todas tus decisiones son justas al castigarme por mis pecados. No hemos cumplido tus órdenes, no hemos sido leales contigo.

Read full chapter