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10 Al oír esto, Sara se puso muy triste y comenzó a llorar. Subió al segundo piso de la casa de su padre, decidida a ahorcarse. Sin embargo, lo pensó dos veces y se dijo:

«No está bien que me ahorque, pues le causaré a mi padre una gran vergüenza. Seguramente la gente le dirá: “La única hija que tenías, y que tanto amabas, se mató porque no pudo soportar sus sufrimientos”. Si me quito la vida, mi anciano padre se morirá de tristeza. Mejor le pediré a Dios que me quite la vida. Así no tendré que soportar más insultos».

11 Luego Sara fue hacia la ventana, y levantando sus brazos hizo esta oración:

«Bendito seas por siempre,
Dios de amor;
¡bendito sea tu nombre!
¡Que toda tu creación
te alabe para siempre!

12 »Hacia ti dirijo la mirada
en busca de auxilio.

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