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11 »¡Alaben a Dios,
habitantes de Jerusalén!
Alábenlo como él se merece.
Alaben al Rey eterno,
y con alegría volverán a ver
su templo reconstruido.

12 »Cuando los israelitas
vuelvan a Jerusalén,
Dios los llenará de alegría,
y a los que han sufrido
los amará para siempre.

13 »Jerusalén, tu luz brillará
hasta el último rincón del mundo.
Desde lugares muy lejanos
vendrán a ti muchas naciones,
para alabar al Dios de Israel.
En sus manos traerán ofrendas,
para el Rey del cielo.
Los habitantes de la tierra
lo alabarán con alegría,
y tú, Jerusalén,
jamás serás destruida.

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