Tobit 10
Traducción en lenguaje actual
La preocupación de los padres de Tobías
10 Tobit había calculado cuánto tardaría su hijo en ir y volver de Ragues. Cuando vio que su hijo tardaba más de lo esperado, 2 dijo: «¿Habrá tenido algún problema? ¿O será que Gabael murió y no hay quien le entregue la plata a mi hijo?» 3 Y empezó a preocuparse.
4-5 Por su parte, Ana, la madre de Tobías, lloraba, y con mucha tristeza decía:
—¡Mi hijo ha muerto y no regresará! ¡Ay, hijo mío!, ¿por qué te dejé ir, si eras la luz de mis ojos?
6 Tobit trataba de consolarla, y le decía:
—¡Cálmate, querida, no te preocupes ni te pongas triste! Seguro que Tobías está sano y salvo, y pronto regresará. Algo lo habrá obligado a demorarse. Además, el hombre que lo acompaña es pariente nuestro, y podemos confiar en él.
7 Pero ella le contestó:
—No trates de engañarme. ¡Nuestro hijo está muerto! ¡Cállate y vete de aquí!
Ella no le hacía caso a nadie. Todos los días se levantaba y se quedaba mirando el camino por donde volvería su hijo. Cuando anochecía, entraba en la casa, se quejaba y lloraba toda la noche, sin poder dormir.
La despedida de Tobías
8 Cuando pasaron las dos semanas de la fiesta de bodas, Tobías le dijo a Ragüel:
—Querido suegro, gracias por la fiesta de bodas. Pero tú sabes en qué situación dejé a mis padres; por eso te ruego que me dejes regresar a mi casa. Ellos deben estar muy preocupados, pensando que ya no volverán a verme.
9 Pero Ragüel le contestó:
—Hijo mío, quédate conmigo. Yo enviaré un mensajero a tus padres, para que les diga que estás bien.
Sin embargo, Tobías insistió:
—¡No, no! ¡Por favor, déjame regresar a casa de mi padre!
10 Al ver que ya no podía convencerlo, Ragüel decidió darle permiso de marcharse junto con Sara. También le dio la mitad de todas sus riquezas: sirvientes y sirvientas, vacas, toros, ovejas, burros y camellos, así como ropa, utensilios y dinero. 11 Luego, al despedirse de ellos le dijo a Tobías:
«Adiós, hijo mío. Que tengas un buen viaje. Que el Dios del cielo los guíe a ti y a tu esposa por buen camino. Espero que Dios me permita ser abuelo antes de morir».
12 A Sara le dijo:
«Que tengas buen viaje, hija mía. Cuando llegues a casa de tus suegros, ellos serán tus padres, al igual que nosotros. Ojalá que mientras yo viva, sólo tenga buenas noticias de ti».
Luego Ragüel se despidió de ellos con un abrazo. 13 Edna, por su parte, le dijo a Tobías:
«Hijo mío, que Dios te acompañe y que vuelvas con bien a tu casa. Espero que Dios me permita ser abuela antes de morir. Él es testigo de que pongo a mi hija bajo tu cuidado; nunca la hagas sufrir. Ve en paz, hijo mío, que de ahora en adelante yo seré para ti como una madre, y mi hija será para ti como una hermana. ¡Ojalá pudiéramos vivir todos juntos!»
Enseguida Edna se despidió con un beso. 14 Tobías, por su parte, les dijo a sus suegros: «¡Espero que mientras yo viva, pueda darles a ustedes el honor que se merecen!»
Tobías salió de la casa de Ragüel sano y salvo. Iba feliz porque Dios, creador del cielo y de la tierra, y rey de toda la creación, le había dado un buen viaje. Por eso lo alabó y le pidió que bendijera a sus suegros.
Tobit 10
Dios Habla Hoy
Angustias de Tobit y de Ana
10 Entre tanto Tobit iba contando los días uno por uno, y calculaba cuánto tardaría Tobías en ir y cuánto en volver. Y cuando el tiempo calculado pasó sin que su hijo apareciera, 2 pensó: «¿Lo habrán demorado allá? ¿Será que Gabael murió y nadie le entrega el dinero?» 3 Y comenzó a entristecerse. 4 Ana, su esposa, le decía:
—¡Mi hijo murió, ya no está vivo!
Y se ponía a llorar y a lamentarse por su hijo, y decía:
5 —¡Ay, hijo mío! ¿Por qué te dejé ir, luz de mis ojos?
6 Pero Tobit le decía:
—¡Cállate, querida, no te preocupes! Él está bien. Habrán tenido allá alguna demora. Pero el hombre que lo acompaña es de confianza, y además es pariente nuestro. No te pongas triste por él, querida, que ya estará por llegar.
7 Pero ella le respondía:
—¡Cállate y déjame en paz! No me engañes. Mi hijo ha muerto.
Diariamente ella se levantaba y miraba atentamente hacia el camino por donde debía venir su hijo, y no le hacía caso a nadie. Al atardecer, entraba y comenzaba a lamentarse, y lloraba toda la noche sin poder dormir.
Tobías decide regresar
8 Terminadas las dos semanas de las fiestas de bodas que Ragüel se había comprometido a celebrar en honor de su hija, Tobías fue y le dijo a Ragüel:
—Déjame ir. Yo sé que mi padre y mi madre creen que ya no volverán a verme. Padre, te ruego que me dejes ir a casa de mi padre. Ya te conté cómo lo dejé.
9 Ragüel le contestó:
—Quédate, hijo, quédate conmigo. Yo enviaré a tu padre Tobit unos mensajeros que le lleven noticias de ti.
Pero Tobías respondió:
—De ninguna manera. Te ruego que me dejes volver a casa de mi padre.
10 Entonces Ragüel le entregó a Sara, su esposa, y le dio la mitad de todo lo que tenía: criados y criadas, bueyes y ovejas, asnos y camellos, ropa, plata y utensilios. 11 Luego los dejó ir tranquilos. A Tobías lo despidió diciéndole:
—¡Que te vaya bien, hijo! ¡Vete en paz! Que el Señor del cielo les conceda un feliz viaje a ti y a Sara tu esposa. ¡Ojalá pueda yo, antes de morir, ver a sus hijos!
12 Y a su hija Sara le dijo:
—Vete en paz a casa de tu suegro. De ahora en adelante ellos serán tus padres, como nosotros que te dimos la vida. Vete en paz, hija mía, y que mientras viva, tenga yo solamente buenas noticias de ti.
Y despidiéndose de ellos los dejó ir. 13 Edna, por su parte, dijo a Tobías:
—Hijo y pariente querido, que el Señor te ayude a volver a tu casa, y que yo pueda vivir para ver los hijos de ustedes dos, antes de morirme. Delante del Señor confío y encomiendo mi hija a tu cuidado. Jamás le seas motivo de tristeza. ¡Adiós, hijo! De ahora en adelante yo soy tu madre y Sara es tu esposa querida. Que todos nosotros vivamos igualmente felices todos los días de nuestra vida.
Luego los besó a ambos y los dejó ir en paz.
14 Tobías se fue de la casa de Ragüel feliz y contento y alabando al Señor del cielo y de la tierra, el Rey del universo, porque le había concedido un viaje tan bueno. Pidió a Dios que bendijera a Ragüel y a Edna, y dijo:
—¡Ojalá tenga yo la dicha de honrarlos todos los días de su vida!
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