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Ragüel le contestó:

—Quédate, hijo, quédate conmigo. Yo enviaré a tu padre Tobit unos mensajeros que le lleven noticias de ti.

Pero Tobías respondió:

—De ninguna manera. Te ruego que me dejes volver a casa de mi padre.

10 Entonces Ragüel le entregó a Sara, su esposa, y le dio la mitad de todo lo que tenía: criados y criadas, bueyes y ovejas, asnos y camellos, ropa, plata y utensilios. 11 Luego los dejó ir tranquilos. A Tobías lo despidió diciéndole:

—¡Que te vaya bien, hijo! ¡Vete en paz! Que el Señor del cielo les conceda un feliz viaje a ti y a Sara tu esposa. ¡Ojalá pueda yo, antes de morir, ver a sus hijos!

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