La base de la salvación

Recuérdales (A) que estén sujetos a los gobernantes(B), a las autoridades; que sean obedientes, que estén preparados para toda buena obra(C); que no injurien a nadie, que no sean contenciosos(D), sino amables(E), mostrando toda consideración para con todos los hombres(F). Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios(G), desobedientes(H), extraviados(I), esclavos(J) de deleites y placeres diversos(K), viviendo en malicia(L) y envidia(M), aborrecibles y odiándonos unos a otros. Pero cuando se manifestó(N) la bondad(O) de Dios nuestro Salvador(P), y su amor hacia la humanidad, Él nos salvó(Q), no por obras de[a] justicia que nosotros hubiéramos hecho(R), sino conforme a su misericordia(S), por medio del lavamiento de la regeneración(T) y la renovación por el Espíritu Santo(U), que Él derramó sobre nosotros(V) abundantemente por medio de Jesucristo(W) nuestro Salvador, para que justificados por su gracia fuésemos hechos herederos(X) según la esperanza de la vida eterna[b]. Palabra fiel es esta(Y), y en cuanto a estas cosas quiero que hables con firmeza[c](Z), para que los que han creído en Dios procuren ocuparse(AA) en buenas obras(AB). Estas cosas son buenas y útiles para los hombres.

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Footnotes

  1. Tito 3:5 Lit., en
  2. Tito 3:7 O, de vida eterna, según la esperanza
  3. Tito 3:8 O, confianza

Justificados por gracia

Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

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