Add parallel Print Page Options

El tormento de la separación

Yo dormía, pero mi corazón velaba.
Es la voz de mi amado que llama:
Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía.
Porque mi cabeza está llena de rocío,
Mis cabellos empapados de las gotas de la noche.
Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir?
He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?
Mi amado metió su mano por el agujero de la puerta,
Y mi corazón se conmovió dentro de mí.
Yo me levanté para abrir a mi amado,
Y mis manos gotearon mirra;
Mis dedos mirra, que corría
Sobre la manecilla del cerrojo.
Abrí a mi amado;
Pero mi amado había vuelto la espalda, se había ido;
Y tras su hablar salió mi alma.
Lo busqué, y no lo hallé;
Lo llamé, y no me respondió.
Me encontraron los guardas que rondan por la ciudad;
Me golpearon, me hirieron;
Me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado,
Que le hagáis saber que estoy enferma de amor.

Respuesta de la amada

¿Qué es tu amado más que otro amado,
Oh la más hermosa de todas las mujeres?
¿Qué es tu amado más que otro amado,
Que así nos conjuras?
10 Mi amado es blanco y sonrosado,
Descuella entre diez mil.
11 Su cabeza es de oro, del más puro;
Sus rizos son racimos de palmera, negros como el cuervo.
12 Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,
Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.
13 Sus mejillas, como parterres de balsameras, como fragantes flores;
Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.
14 Sus manos, como anillos de oro engastados de piedras preciosas de Tarsis;
Su cuerpo, como pulido marfil cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, como columnas de mármol asentadas en basas de oro fino;
Su aspecto como el Líbano, esbelto como los cedros.
16 Su paladar, dulcísimo, y todo él es un encanto.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
Oh doncellas de Jerusalén.

Mutuo encanto del esposo y de la esposa

¿Adónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres?

¿Adónde se dirigió tu amado,
Y lo buscaremos contigo?

Mi amado descendió a su huerto, a los parterres de las balsameras,
Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;
Él apacienta entre los lirios.

Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsá;
Encantadora, como Jerusalén;
Imponente como ejércitos en orden.
Aparta tus ojos de delante de mí,
Porque ellos me fascinan.
Tu cabellera es como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.
Tus dientes, como manadas de ovejas que suben del baño,
Todas con crías gemelas,
Y estéril no hay entre ellas.
Como mitades de granada son tus mejillas
Detrás de tu velo.
Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas,
Y las doncellas, sinnúmero;
Pero única es mi paloma, única mi perfecta;
Es la única de su madre,
La preferida de la que la dio a luz.
La vieron las doncellas, y la llamaron dichosa;
Las reinas y las concubinas, y la alabaron.

Bible Gateway Recommends