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El ensueño de la esposa

Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;

Lo busqué, y no lo hallé.

Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;

Por las calles y por las plazas

Buscaré al que ama mi alma;

Lo busqué, y no lo hallé.

Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,

Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?

Apenas hube pasado de ellos un poco,

Hallé luego al que ama mi alma;

Lo así, y no lo dejé,

Hasta que lo metí en casa de mi madre,

Y en la cámara de la que me dio a luz.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,

Por los corzos y por las ciervas del campo,

Que no despertéis ni hagáis velar al amor,

Hasta que quiera.

El cortejo de bodas

¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo,

Sahumada de mirra y de incienso

Y de todo polvo aromático?

He aquí es la litera de Salomón;

Sesenta valientes la rodean,

De los fuertes de Israel.

Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra;

Cada uno su espada sobre su muslo,

Por los temores de la noche.

El rey Salomón se hizo una carroza

De madera del Líbano.

10 Hizo sus columnas de plata,

Su respaldo de oro,

Su asiento de grana,

Su interior recamado de amor

Por las doncellas de Jerusalén.

11 Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón

Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio,

Y el día del gozo de su corazón.

El esposo alaba a la esposa

He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa;

Tus ojos entre tus guedejas como de paloma;

Tus cabellos como manada de cabras

Que se recuestan en las laderas de Galaad.

Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas,

Que suben del lavadero,

Todas con crías gemelas,

Y ninguna entre ellas estéril.

Tus labios como hilo de grana,

Y tu habla hermosa;

Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.

Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería;

Mil escudos están colgados en ella,

Todos escudos de valientes.

Tus dos pechos, como gemelos de gacela,

Que se apacientan entre lirios.

Hasta que apunte el día y huyan las sombras,

Me iré al monte de la mirra,

Y al collado del incienso.

Toda tú eres hermosa, amiga mía,

Y en ti no hay mancha.

Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía;

Ven conmigo desde el Líbano.

Mira desde la cumbre de Amana,

Desde la cumbre de Senir y de Hermón,

Desde las guaridas de los leones,

Desde los montes de los leopardos.

Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía;

Has apresado mi corazón con uno de tus ojos,

Con una gargantilla de tu cuello.

10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!

¡Cuánto mejores que el vino tus amores,

Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!

11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa;

Miel y leche hay debajo de tu lengua;

Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.

12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;

Fuente cerrada, fuente sellada.

13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves,

De flores de alheña y nardos;

14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela,

Con todos los árboles de incienso;

Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.

15 Fuente de huertos,

Pozo de aguas vivas,

Que corren del Líbano.

16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro;

Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas.

Venga mi amado a su huerto,

Y coma de su dulce fruta.

Por las noches, sobre mi lecho,
    busco al amor de mi vida;
    lo busco y no lo hallo.
Me levanto, voy por la ciudad,
    por sus calles y mercados,
buscando al amor de mi vida.
    Lo busqué y no lo hallé.
Me encuentran los centinelas
    mientras rondan la ciudad.
Les pregunto:
    «¿Han visto ustedes al amor de mi vida?».
No bien los he dejado,
    cuando encuentro al amor de mi vida.
Lo abrazo y, sin soltarlo,
    lo llevo a la casa de mi madre,
    a la alcoba donde ella me concibió.

El amado

Yo les ruego, doncellas de Jerusalén,
    por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desvelen ni molesten a mi amada
    hasta que ella quiera despertar.

Tercer Canto

El coro

¿Qué es eso que sube por el desierto
    semejante a una columna de humo,
entre aromas de mirra e incienso,
    entre perfumes de mercaderes?
¡Miren! ¡Es el carruaje de Salomón!
    Viene escoltado por sesenta guerreros,
    escogidos entre los más valientes de Israel.
Todos ellos portan espadas
    y han sido adiestrados para el combate;
cada uno lleva la espada al cinto
    por causa de los peligros de la noche.
Salomón mismo se hizo el carruaje
    con finas maderas del Líbano.
10 Hizo de plata las columnas
    y de oro los soportes.
El asiento lo tapizó de color púrpura
    y su interior fue decorado con esmero
    por las hijas de Jerusalén.
11 ¡Salgan, doncellas de Sión!
    ¡Contemplen al rey Salomón!
¡Lleva puesta la corona que le ciñó su madre
    el día en que contrajo nupcias,
    el día en que se alegró su corazón!

El amado

¡Cuán bella eres, amada mía!
    ¡Cuán bella eres!
Tus dos ojos, tras el velo, son como palomas.
Tus cabellos son como los rebaños de cabras
    que descienden de los montes de Galaad.
Tus dientes son como rebaños de ovejas recién trasquiladas,
    que ascienden después de haber sido bañadas.
Cada una de ellas tiene gemelas,
    ninguna de ellas está sola.
Tus labios son cual cinta carmesí;
    tu boca es hermosa.
Tus mejillas, tras el velo,
    parecen dos mitades de granadas.
Tu cuello se asemeja a la torre de David
    construida con piedras labradas;
de ella penden mil escudos,
    escudos de guerreros todos ellos.
Tus pechos parecen dos cervatillos,
    dos crías mellizas de gacela
    que pastan entre azucenas.
Antes de que el día despunte
    y se desvanezcan las sombras,
subiré a la montaña de la mirra,
    a la colina del incienso.
Toda tú eres bella, amada mía;
    no hay en ti defecto alguno.

Desciende del Líbano conmigo, novia mía;
    desciende del Líbano conmigo.
Baja de la cumbre del Amaná,
    de la cima del Senir y del Hermón.
Baja de las guaridas de los leones,
    de los montes donde habitan los leopardos.
Cautivaste mi corazón, hermana y novia mía,
    con una mirada de tus ojos;
con una vuelta de tu collar
    cautivaste mi corazón.
10 ¡Cuán delicioso es tu amor,
    hermana y novia mía!
¡Más agradable que el vino es tu amor,
    y más que toda especia
    la fragancia de tu perfume!
11 Tus labios, novia mía, destilan miel;
    leche y miel escondes bajo la lengua.
Cual perfume del Líbano
    es el perfume de tus vestidos.
12 Jardín cerrado eres tú,
    hermana y novia mía.
    Fuente cerrada y sellado manantial.
13 Tus plantas son un huerto de granadas
    con frutos exquisitos
    flores de nardo y azahar;
14 con toda clase de árbol de incienso,
    nardo y azafrán;
    con cálamo y canela,
    mirra y áloe
    y con las más finas especias.
15 Eres fuente de los jardines,
    manantial de aguas vivas,
    arroyo que del Líbano desciende.

La amada

16 ¡Viento del norte, despierta!
    ¡Viento del sur, ven acá!
Soplen en mi jardín;
    ¡esparzan su fragancia!
Que venga mi amado a su jardín
    y pruebe sus frutos exquisitos.