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»Yo he destruido naciones,
y he derribado sus torres;
ya no hay nadie que camine
por sus calles solitarias;
sus ciudades están desiertas,
pues no queda un solo habitante.

»Todo esto lo hice por ti, Jerusalén.
Pensé que así me obedecerías
y no tendría que castigarte.
Pero tus habitantes se dieron prisa
para cometer toda clase de maldad.

»Y ahora, como han actuado así,
ya se acerca el día
en que vendré a castigarlos.
Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así lo haré.
Ya he decidido reunir a las naciones
para castigarlas con toda mi furia.
Cuando me enojo, soy como el fuego;
¡voy a quemar toda la tierra!

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