Add parallel Print Page Options

No alabes a nadie por su belleza,
ni desprecies a nadie por su fealdad.
¡Pequeño animalito es la abeja,
pero nada hay tan dulce como la miel que produce!
No te burles del que lleva ropa gastada,
ni te rías del que pasa días amargos.
Porque el Señor hace cosas admirables,
cosas que el hombre no puede comprender.
Muchos de los humillados se sentaron en tronos,
y sin pensarlo se vieron coronados.
Muchos encumbrados cayeron en desgracia,
y teniendo honores quedaron en poder de otros.
No critiques sin antes averiguar;
primero examina, censura después.
Hijo mío, escucha antes de responder,
y cuando otro habla no lo interrumpas.
No pongas pleito, si no te ves obligado,
ni te metas en las peleas de los insolentes.
10 ¿Para qué vivir en pleitos, hijo mío?
Si insistes mucho, terminarás siendo condenado.
Por más que corras nada alcanzarás,
y por mucho que huyas no podrás escapar.
11 Hay quienes corren, sudan y se cansan,
y sin embargo llegan tarde.
12 Otro es pobre y vagabundo,
anda falto de todo y muy enfermo,
pero el Señor lo mira para hacerle bien
y lo saca del polvo y la miseria,
13 le hace alzar la frente y lo eleva,
y muchos se quedan admirados.
14 Del Señor vienen lo bueno y lo malo,
la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza.
15 Son dones del Señor la sabiduría,
la inteligencia y la sensatez,
el amor y la buena conducta.
16 La estupidez y las tinieblas fueron hechas para los malos,
y el mal acompaña a los malvados.
17 Los dones del Señor son para los buenos;
él los ama y les dará éxito siempre.
18 Hay quien se hace rico a fuerza de trabajos,
pero se queda sin su recompensa.
19 Dice: «Ya puedo descansar;
voy a gozar de mis bienes.»
Pero no sabe cuánto tiempo pasará
antes de que muera y deje todo eso a otros.

20 Hijo mío, cumple con tu deber, ocúpate de él,
que la vejez te llegue haciendo tu tarea.

Read full chapter