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Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura:

«Dios se opone a los orgullosos,
    pero da gracia a los humildes».[a]

Así que someteos a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. ¡Pecadores, limpiaos las manos! ¡Vosotros los inconstantes, purificad vuestro corazón! Reconoced vuestras miserias, llorad y lamentaos. Que vuestra risa se convierta en llanto, y vuestra alegría, en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

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Footnotes

  1. 4:6 Pr 3:34

Dios disciplina a sus hijos

12 Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así pues, considerad a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no os canséis ni perdáis el ánimo.

En la lucha que libráis contra el pecado, todavía no habéis tenido que resistir hasta derramar vuestra sangre.

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16 Hay seis cosas que el Señor aborrece,
    y siete que le son detestables:
17         los ojos que se enaltecen,
        la lengua que miente,
        las manos que derraman sangre inocente,
18         el corazón que maquina planes perversos,
        los pies que corren a hacer lo malo,
19         el falso testigo que esparce mentiras,
        y el que siembra discordia entre hermanos.

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