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Contra la parcialidad

Hermanos míos, tengan la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo sin hacer distinción de personas. Porque si en su congregación entra un hombre con anillo de oro y ropa lujosa, y también entra un pobre con vestido sucio, y solo atienden con respeto al que lleva ropa lujosa y le dicen: “Siéntate tú aquí en buen lugar”; y al pobre le dicen: “Quédate allí de pie” o “Siéntate aquí a mis pies”, ¿no hacen distinción entre ustedes, y no vienen a ser jueces con malos criterios? Amados hermanos míos, oigan: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que lo aman? Pero ustedes han afrentado al pobre. ¿No los oprimen los ricos, y no son ellos los que los arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que ha sido invocado sobre ustedes? Si de veras cumplen la ley real conforme a las Escrituras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo[a], hacen bien. Pero si hacen distinción de personas cometen pecado y son reprobados por la ley como transgresores.

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Footnotes

  1. Santiago 2:8 Lev. 19:18; cf. Mat. 19:19; 22:39; Mar. 12:31; Luc. 10:27; Rom. 13:9; Gál. 5:14.