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21 Por lo cual, desechando toda inmundicia(A) y todo resto de malicia[a], reciban ustedes con humildad la palabra implantada(B), que es poderosa para salvar sus almas.

22 Sean hacedores de la palabra(C) y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. 23 Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural[b] en un espejo(D); 24 pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente[c] se olvida de qué clase de persona es. 25 Pero el que mira atentamente[d] a la ley perfecta, la ley de la libertad(E), y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz[e], este será bienaventurado en lo que hace[f](F).

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Footnotes

  1. Santiago 1:21 Lit. toda la abundancia de malicia.
  2. Santiago 1:23 O naturaleza; lit. el rostro de su nacimiento.
  3. Santiago 1:24 Lit. e inmediatamente.
  4. Santiago 1:25 O considera cuidadosamente.
  5. Santiago 1:25 Lit. hacedor de una obra.
  6. Santiago 1:25 Lit. en su hacer.

21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

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