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Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus pollos En tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío.

Bienaventurados los que habitan en tu casa: Perpetuamente te alabarán (Selah.)

Bienaventurado el hombre que tiene su fortaleza en ti; En cuyo corazón están tus caminos.

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