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LIBRO III(A)

Salmo de Asaf.

73 En verdad, ¡cuán bueno es Dios con Israel,
    con los puros de corazón!
Yo estuve a punto de caer,
    y poco me faltó para que resbalara.
Sentí envidia de los arrogantes,
    al ver la prosperidad de esos malvados.

Ellos no tienen ningún problema;
    su cuerpo está fuerte y saludable.[a]
Libres están de los afanes de todos;
    no les afectan los infortunios humanos.
Por eso lucen su orgullo como un collar,
    y hacen gala de su violencia.
¡Están que revientan de malicia,
    y hasta se les ven sus malas intenciones!
Son burlones, hablan con doblez
    y, arrogantes, oprimen y amenazan.
Con la boca increpan al cielo,
    con la lengua dominan la tierra.
10 Por eso la gente acude a ellos
    y cree todo lo que afirman.
11 Hasta dicen: «¿Cómo puede Dios saber?
    ¿Acaso el Altísimo tiene entendimiento?»

12 Así son los impíos;
    sin afanarse, aumentan sus riquezas.

13 En verdad, ¿de qué me sirve
    mantener mi corazón limpio
    y mis manos lavadas en la inocencia,
14 si todo el día me golpean
    y de mañana me castigan?

15 Si hubiera dicho: «Voy a hablar como ellos»,
    habría traicionado a tu linaje.
16 Cuando traté de comprender todo esto,
    me resultó una carga insoportable,
17 hasta que entré en el santuario de Dios;
    allí comprendí cuál será el destino de los malvados:
18 En verdad, los has puesto en terreno resbaladizo,
    y los empujas a su propia destrucción.
19 ¡En un instante serán destruidos,
    totalmente consumidos por el terror!
20 Como quien despierta de un sueño,
    así, Señor, cuando tú te levantes,
    desecharás su falsa apariencia.

21 Se me afligía el corazón
    y se me amargaba el ánimo
22 por mi necedad e ignorancia.
    ¡Me porté contigo como una bestia!
23 Pero yo siempre estoy contigo,
    pues tú me cogiste de la mano derecha.
24 Me guías con tu consejo,
    y más tarde me acogerás en gloria.
25 ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
    Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra.
26 Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu,[b]
    pero Dios fortalece[c] mi corazón;
    él es mi herencia eterna.

27 Perecerán los que se alejen de ti;
    tú destruyes a los que te son infieles.
28 Para mí el bien es estar cerca de Dios.
    He hecho del Señor Soberano mi refugio
    para contar todas sus obras.

Masquilde Asaf.

74 ¿Por qué, oh Dios,
    nos has rechazado para siempre?
¿Por qué se ha encendido tu ira
    contra las ovejas de tu prado?
Acuérdate del pueblo que adquiriste
    desde tiempos antiguos,
de la tribu que redimiste
    para que fuera tu posesión.
Acuérdate de este monte Sión,
    que es donde tú habitas.
Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas;
    ¡todo en el santuario lo ha destruido el enemigo!
Tus adversarios rugen en el lugar de tus asambleas
    y plantan sus banderas en señal de victoria.
Parecen leñadores en el bosque,
    talando árboles con sus hachas.
Con sus hachas y martillos
    destrozaron todos los adornos de madera.
Prendieron fuego a tu santuario;
    profanaron el lugar donde habitas.
En su corazón dijeron: «¡Los haremos polvo!»,
    y quemaron en el país todos tus santuarios.
Ya no vemos ondear nuestras banderas;
    ya no hay ningún profeta,
y ni siquiera sabemos
    hasta cuándo durará todo esto.

10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, se burlará el adversario?
    ¿Para siempre insultará tu nombre el enemigo?
11 ¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha?
    ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?

12 Tú, oh Dios, eres mi rey desde tiempos antiguos;
    tú traes salvación sobre la tierra.
13 Tú dividiste el mar con tu poder;
    les rompiste la cabeza a los monstruos marinos.
14 Tú aplastaste las cabezas de Leviatán
    y lo diste por comida a las jaurías del desierto.
15 Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos;
    secaste ríos de inagotables corrientes.
16 Tuyo es el día, tuya también la noche;
    tú estableciste la luna y el sol;
17 trazaste los límites de la tierra,
    y creaste el verano y el invierno.

18 Recuerda, Señor, que tu enemigo se burla,
    y que un pueblo insensato ofende tu nombre.
19 No entregues a las fieras
    la vida de tu tórtola;
no te olvides, ni ahora ni nunca,
    de la vida de tus pobres.
20 Ten en cuenta tu pacto,
    pues en todos los rincones del país
    abunda la violencia.
21 Que no vuelva humillado el oprimido;
    que alaben tu nombre el pobre y el necesitado.

22 Levántate, oh Dios, y defiende tu causa;
    recuerda que a todas horas te ofenden los necios.
23 No pases por alto el griterío de tus adversarios,
    el creciente tumulto de tus enemigos.

Al director musical. Sígase la tonada de «No destruyas». Salmo de Asaf. Cántico.

75 Te damos gracias, oh Dios,
    te damos gracias e invocamos[d] tu nombre;
    ¡todos hablan de tus obras portentosas!

Tú dices: «Cuando yo lo decida,
    juzgaré con justicia.
Cuando se estremece la tierra
    con todos sus habitantes,
    soy yo quien afirma sus columnas». Selah

«No seáis altaneros», digo a los altivos;
    «No seáis soberbios», ordeno a los impíos;
«No hagáis gala de soberbia contra el cielo,
    ni habléis con aires de suficiencia».

La exaltación no viene del oriente,
    ni del occidente ni del sur,
sino que es Dios el que juzga:
    a unos humilla y a otros exalta.
En la mano del Señor hay una copa
    de espumante vino mezclado con especias;
cuando él lo derrame, todos los impíos de la tierra
    habrán de beberlo hasta las heces.
Yo hablaré de esto siempre;
    cantaré salmos al Dios de Jacob.
10 Aniquilaré la altivez de todos los impíos,
    y exaltaré el poder de los justos.

Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Salmo de Asaf. Cántico.

76 Dios es conocido en Judá;
    su nombre es exaltado en Israel.
En Salén se halla su santuario;
    en Sión está su morada.
Allí hizo pedazos las centelleantes flechas,
    los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah

Estás rodeado de esplendor;
    eres más imponente que las montañas eternas.[e]
Los valientes yacen ahora despojados;
    han caído en el sopor de la muerte.
Ninguno de esos hombres aguerridos
    volverá a levantar sus manos.
Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste,
    quedaron pasmados jinetes y corceles.
Tú, y solo tú, eres temido.
    ¿Quién puede hacerte frente
    cuando se enciende tu enojo?
Desde el cielo diste a conocer tu veredicto;
    la tierra, temerosa, guardó silencio
cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar,
    para salvar a los pobres de la tierra. Selah
10 La furia del hombre se vuelve tu alabanza,
    y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta.[f]
11 Haced votos al Señor vuestro Dios, y cumplidlos;
    que todos los países vecinos
    paguen tributo al Dios temible,
12 al que acaba con el valor de los gobernantes,
    ¡al que es temido por los reyes de la tierra!

Al director musical. Para Jedutún. Salmo de Asaf.

77 A Dios elevo mi voz suplicante;
    a Dios elevo mi voz para que me escuche.
Cuando estoy angustiado, recurro al Señor;
    sin cesar elevo mis manos por las noches,
    pero me niego a recibir consuelo.
Me acuerdo de Dios, y me lamento;
    medito en él, y desfallezco. Selah
No me dejas conciliar el sueño;
    tan turbado estoy que ni hablar puedo.
5-6 Me pongo a pensar en los tiempos de antaño;
    de los años ya idos me acuerdo.
Mi corazón reflexiona por las noches;[g]
    mi espíritu medita e inquiere:
«¿Nos rechazará el Señor para siempre?
    ¿No volverá a mostrarnos su buena voluntad?
¿Se habrá agotado su gran amor eterno,
    y sus promesas por todas las generaciones?
¿Se habrá olvidado Dios de sus bondades,
    y en su enojo ya no quiere tener compasión de nosotros?» Selah

10 Y me pongo a pensar: «Esto es lo que me duele:
    que haya cambiado la diestra del Altísimo».
11 Prefiero recordar las hazañas del Señor,
    traer a la memoria sus milagros de antaño.
12 Meditaré en todas tus proezas;
    evocaré tus obras poderosas.

13 Santos, oh Dios, son tus caminos;
    ¿qué dios hay tan excelso como nuestro Dios?
14 Tú eres el Dios que realiza maravillas;
    el que despliega su poder entre los pueblos.
15 Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo,
    a los descendientes de Jacob y de José. Selah

16 Las aguas te vieron, oh Dios,
    las aguas te vieron y se agitaron;
    el propio abismo se estremeció con violencia.
17 Derramaron su lluvia las nubes;
    retumbaron con estruendo los cielos;
    rasgaron el espacio tus centellas.
18 Tu estruendo retumbó en el torbellino
    y tus relámpagos iluminaron el mundo;
    la tierra se estremeció con temblores.
19 Te abriste camino en el mar;
    te hiciste paso entre las muchas aguas,
    y no se hallaron tus huellas.
20 Por medio de Moisés y de Aarón
    guiaste como un rebaño a tu pueblo.

Masquilde Asaf.

78 Pueblo mío, atiende a mi enseñanza;
    presta oído a las palabras de mi boca.
Mis labios pronunciarán parábolas
    y evocarán misterios de antaño,
cosas que hemos oído y conocido,
    y que nuestros padres nos han contado.
No las esconderemos de sus descendientes;
    hablaremos a la generación venidera
del poder del Señor, de sus proezas,
    y de las maravillas que ha realizado.
Él promulgó un decreto para Jacob,
    dictó una ley para Israel;
ordenó a nuestros antepasados
    enseñarlos a sus descendientes,
para que los conocieran las generaciones venideras
    y los hijos que habrían de nacer,
    que a su vez los enseñarían a sus hijos.
Así ellos pondrían su confianza en Dios
    y no se olvidarían de sus proezas,
    sino que cumplirían sus mandamientos.
Así no serían como sus antepasados:
    generación obstinada y rebelde,
gente de corazón fluctuante,
    cuyo espíritu no se mantuvo fiel a Dios.
La tribu de Efraín, con sus diestros arqueros,
    se puso en fuga el día de la batalla.

10 No cumplieron con el pacto de Dios,
    sino que se negaron a seguir sus enseñanzas.
11 Echaron al olvido sus proezas,
    las maravillas que les había mostrado,
12 los milagros que hizo a la vista de sus padres
    en la tierra de Egipto, en la región de Zoán.
13 Partió el mar en dos para que ellos lo cruzaran,
    mientras mantenía las aguas firmes como un muro.
14 De día los guio con una nube,
    y toda la noche con luz de fuego.
15 En el desierto partió en dos las rocas,
    y les dio a beber torrentes de aguas;
16 hizo que brotaran arroyos de la peña
    y que las aguas fluyeran como ríos.

17 Pero ellos volvieron a pecar contra él;
    en el desierto se rebelaron contra el Altísimo.
18 Con toda intención pusieron a Dios a prueba,
    y le exigieron comida a su antojo.
19 Murmuraron contra Dios, y aun dijeron:
    «¿Podrá Dios prepararnos una mesa en el desierto?
20 Cuando golpeó la roca,
    el agua brotó en torrentes;
pero ¿podrá también darnos de comer?,
    ¿podrá proveerle carne a su pueblo?»
21 Cuando el Señor oyó esto, se puso muy furioso;
    su enojo se encendió contra Jacob,
    su ira ardió contra Israel.
22 Porque no confiaron en Dios,
    ni creyeron que él los salvaría.
23 Desde lo alto dio una orden a las nubes,
    y se abrieron las puertas de los cielos.
24 Hizo que les lloviera maná, para que comieran;
    pan del cielo les dio a comer.
25 Todos ellos comieron pan de ángeles;
    Dios les envió comida hasta saciarlos.
26 Desató desde el cielo el viento solano,
    y con su poder levantó el viento del sur.
27 Cual lluvia de polvo, hizo que les lloviera carne;
    ¡nubes de pájaros, como la arena del mar!
28 Los hizo caer en medio de su campamento
    y en los alrededores de sus tiendas.
29 Comieron y se hartaron,
    pues Dios les cumplió su capricho.
30 Pero el capricho no les duró mucho:
    aún tenían la comida en la boca
31 cuando el enojo de Dios vino sobre ellos:
    dio muerte a sus hombres más robustos;
    abatió a la flor y nata de Israel.

32 A pesar de todo, siguieron pecando
    y no creyeron en sus maravillas.
33 Por tanto, Dios hizo que sus días
    se esfumaran como un suspiro,
    que sus años acabaran en medio del terror.
34 Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban,
    y con ansias se volvían de nuevo a él.
35 Se acordaban de que Dios era su roca,
    de que el Dios Altísimo era su redentor.
36 Pero entonces lo halagaban con la boca,
    y le mentían con la lengua.
37 No fue su corazón sincero para con Dios;
    no fueron fieles a su pacto.
38 Sin embargo, él tuvo compasión de ellos;
    les perdonó su maldad y no los destruyó.
Una y otra vez contuvo su enojo,
    y no se dejó llevar del todo por la ira.
39 Se acordó de que eran simples mortales,
    un efímero suspiro que jamás regresa.

40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto,
    y lo entristecieron en los páramos!
41 Una y otra vez ponían a Dios a prueba;
    provocaban al Santo de Israel.
42 Jamás se acordaron de su poder,
    de cuando los rescató del opresor,
43 ni de sus señales milagrosas en Egipto,
    ni de sus portentos en la región de Zoán,
44 cuando convirtió en sangre los ríos egipcios
    y no pudieron ellos beber de sus arroyos;
45 cuando les envió tábanos que los devoraban,
    y ranas que los destruían;
46 cuando entregó sus cosechas a los saltamontes,
    y sus sembrados a la langosta;
47 cuando con granizo destruyó sus viñas,
    y con escarcha sus higueras;
48 cuando entregó su ganado al granizo,
    y sus rebaños a las centellas;
49 cuando lanzó contra ellos el ardor de su ira,
    de su furor, indignación y hostilidad:
    ¡todo un ejército de ángeles destructores!
50 Dio rienda suelta a su enojo
    y no los libró de la muerte,
    sino que los entregó a la plaga.
51 Dio muerte a todos los primogénitos de Egipto,
    a las primicias de su raza en los campamentos de Cam.
52 A su pueblo lo guio como a un rebaño;
    los llevó por el desierto, como a ovejas,
53 infundiéndoles confianza para que no temieran.
    Pero a sus enemigos se los tragó el mar.

54 Trajo a su pueblo a su tierra santa,
    a estas montañas que su diestra conquistó.
55 Al paso de los israelitas expulsó naciones,
    cuyas tierras dio a su pueblo en heredad;
    ¡así estableció en sus tiendas a las tribus de Israel!

56 Pero ellos pusieron a prueba a Dios:
    se rebelaron contra el Altísimo
    y desobedecieron sus estatutos.
57 Fueron desleales y traidores, como sus padres;
    ¡tan falsos como un arco defectuoso!
58 Lo irritaron con sus santuarios paganos;
    con sus ídolos despertaron sus celos.
59 Dios lo supo y se puso muy furioso,
    por lo que rechazó completamente a Israel.
60 Abandonó el tabernáculo de Siló,
    que era su santuario aquí en la tierra,
61 y dejó que el símbolo de su poder y gloria
    cayera cautivo en manos enemigas.
62 Tan furioso estaba contra su pueblo
    que dejó que los mataran a filo de espada.
63 A sus jóvenes los consumió el fuego,
    y no hubo cantos nupciales para sus muchachas;
64 a filo de espada cayeron sus sacerdotes,
    y sus viudas no pudieron hacerles duelo.

65 Despertó entonces el Señor,
    como quien despierta de un sueño,
como un guerrero que, a causa del vino,
    lanza gritos desaforados.
66 Hizo retroceder a sus enemigos,
    y los puso en vergüenza para siempre.
67 Rechazó a los descendientes[h] de José,
    y no escogió a la tribu de Efraín;
68 más bien, escogió a la tribu de Judá
    y al monte Sión, al cual ama.
69 Construyó su santuario, alto como los cielos,[i]
    como la tierra, que él afirmó para siempre.
70 Escogió a su siervo David,
    al que sacó de los apriscos de las ovejas,
71 y lo quitó de andar arreando los rebaños
    para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo;
    el pastor de Israel, su herencia.
72 Y David los pastoreó con corazón sincero;
    con mano experta los dirigió.

Salmo de Asaf.

79 Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia;
    han profanado tu santo templo,
    han dejado en ruinas Jerusalén.
Han entregado los cadáveres de tus siervos
    como alimento a las aves del cielo;
han destinado los cuerpos de tus fieles
    para comida de los animales salvajes.
Por toda Jerusalén han derramado su sangre,
    como si derramaran agua,
    y no hay quien entierre a los muertos.
Nuestros vecinos hacen mofa de nosotros;
    somos blanco de las burlas de quienes nos rodean.

¿Hasta cuándo, Señor?
    ¿Vas a estar enojado para siempre?
    ¿Arderá tu celo como el fuego?
¡Enójate con las naciones que no te reconocen,
    con los reinos que no invocan tu nombre!
Porque a Jacob lo han devorado,
    y el país lo han dejado en ruinas.
No nos tomes en cuenta los pecados de ayer;
    ¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro,
    porque estamos totalmente abatidos!

Oh Dios y Salvador nuestro,
    por la gloria de tu nombre, ayúdanos;
    por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados.

10 ¿Por qué van a decir las naciones:
    «¿Dónde está su Dios?»?
Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos
    cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos.
11 Que lleguen a tu presencia
    los gemidos de los cautivos,
y por la fuerza de tu brazo
    salva a los condenados a muerte.

12 Señor, haz que sientan nuestros vecinos,
    siete veces y en carne propia,
    el oprobio que han lanzado contra ti.
13 Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado,
    te alabaremos por siempre;
de generación en generación
    cantaremos tus alabanzas.

Al director musical. Sígase la tonada de «Los lirios del pacto». Salmo de Asaf.

80 Pastor de Israel,
    tú que guías a José como a un rebaño,
    tú que reinas entre los querubines, ¡escúchanos!
¡Resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés!
    ¡Muestra tu poder, y ven a salvarnos!

Restáuranos, oh Dios;
    haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
    y sálvanos.

¿Hasta cuándo, Señor Dios Todopoderoso,
    arderá tu ira contra las oraciones de tu pueblo?
Por comida, le has dado pan de lágrimas;
    por bebida, lágrimas en abundancia.
Nos has hecho motivo de contienda
    para nuestros vecinos;
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Restáuranos, oh Dios Todopoderoso;
    haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
    y sálvanos.

De Egipto trajiste una vid;
    expulsaste a los pueblos paganos, y la plantaste.
Le limpiaste el terreno,
    y ella echó raíces y llenó la tierra.
10 Su sombra se extendía hasta las montañas,
    su follaje cubría los más altos cedros.
11 Sus ramas se extendieron hasta el Mediterráneo
    y sus renuevos hasta el Éufrates.

12 ¿Por qué has derribado sus muros?
    ¡Todos los que pasan le arrancan uvas!
13 Los jabalíes del bosque la destruyen,
    los animales salvajes la devoran.
14 ¡Vuélvete a nosotros, oh Dios Todopoderoso!
    ¡Asómate a vernos desde el cielo
    y brinda tus cuidados a esta vid!
15 ¡Es la raíz que plantaste con tu diestra!
    ¡Es el vástago que has criado para ti!

16 Tu vid está derribada, quemada por el fuego;
    a tu reprensión perece tu pueblo.[j]
17 Bríndale tu apoyo al hombre de tu diestra,
    al ser humano[k] que para ti has criado.
18 Nosotros no nos apartaremos de ti;
    reavívanos, e invocaremos tu nombre.

19 Restáuranos, Señor Dios Todopoderoso;
    haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
    y sálvanos.

Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de Asaf.

81 Cantad alegres a Dios, nuestra fortaleza;
    ¡aclamad con regocijo al Dios de Jacob!
¡Entonad salmos!
    ¡Tocad ya la pandereta,
    la lira y el arpa melodiosa!

Tocad el cuerno de carnero en la luna nueva,
    y en la luna llena, día de nuestra fiesta.
Este es un decreto para Israel,
    una ordenanza del Dios de Jacob.
Lo estableció como un pacto con José
    cuando salió de la tierra de Egipto.

Escucho un idioma que no entiendo:
«Te he quitado la carga de los hombros;
    tus manos se han librado del pesado cesto.
En tu angustia me llamaste, y te libré;
    oculto en el nubarrón te respondí;
    en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah

»Escucha, pueblo mío, mis advertencias;
    ¡ay, Israel, si tan solo me escucharas!
No tendrás ningún dios extranjero,
    ni te inclinarás ante ningún dios extraño.
10 Yo soy el Señor tu Dios,
    que te sacó de la tierra de Egipto.
    Abre bien la boca, y te la llenaré.

11 »Pero mi pueblo no me escuchó;
    Israel no quiso hacerme caso.
12 Por eso los abandoné a su obstinada voluntad,
    para que actuaran como mejor les pareciera.

13 »Si mi pueblo tan solo me escuchara,
    si Israel quisiera andar por mis caminos,
14 ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos,
    y volvería mi mano contra sus adversarios!
15 Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él,
    pero serían eternamente castigados.
16 Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo;
    con miel de la peña te saciaría».

Salmo de Asaf.

82 Dios preside el consejo celestial;
    entre los dioses dicta sentencia:

«¿Hasta cuándo defenderéis la injusticia
    y favoreceréis a los impíos? Selah
Defended la causa del huérfano y del desvalido;
    al pobre y al oprimido hacedles justicia.
Salvad al menesteroso y al necesitado;
    libradlos de la mano de los impíos.

»Ellos no saben nada, no entienden nada.
    Deambulan en la oscuridad;
    se estremecen todos los cimientos de la tierra.

»Yo les he dicho: “Vosotros sois dioses;
    todos vosotros sois hijos del Altísimo”.
Pero moriréis como cualquier mortal;
    caeréis como cualquier otro gobernante».

Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra,
    pues tuyas son todas las naciones.

Cántico. Salmo de Asaf.

83 Oh Dios, no guardes silencio;
    no te quedes, oh Dios, callado e impasible.
Mira cómo se alborotan tus enemigos,
    cómo te desafían los que te odian.
Con astucia conspiran contra tu pueblo;
    conspiran contra aquellos a quienes tú estimas.
Y dicen: «¡Venid, destruyamos su nación!
    ¡Que el nombre de Israel no vuelva a recordarse!»

Como un solo hombre se confabulan;
    han hecho un pacto contra ti:
los campamentos de Edom y de Ismael,
    los de Moab y de Agar,
Guebal,[l] Amón y Amalec,
    los de Filistea y los habitantes de Tiro.
¡Hasta Asiria se les ha unido;
    ha apoyado a los descendientes de Lot! Selah

Haz con ellos como hiciste con Madián,
    como hiciste con Sísara y Jabín en el río Quisón,
10 los cuales perecieron en Endor
    y quedaron en la tierra, como estiércol.
11 Haz con sus nobles
    como hiciste con Oreb y con Zeb;
haz con todos sus príncipes
    como hiciste con Zeba y con Zalmuna,
12 que decían: «Vamos a adueñarnos
    de los pastizales de Dios».

13 Hazlos rodar como hojarasca, Dios mío;
    ¡como paja que se lleva el viento!
14 Y así como el fuego consume los bosques
    y las llamas incendian las montañas,
15 así persíguelos con tus tormentas
    y aterrorízalos con tus tempestades.
16 Señor, cúbreles el rostro de ignominia,
    para que busquen tu nombre.

17 Que sean siempre puestos en vergüenza;
    que perezcan humillados.
18 Que sepan que tú eres el Señor,
    que ese es tu nombre;
que sepan que solo tú eres el Altísimo
    sobre toda la tierra.

Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de los hijos de Coré.

84 ¡Cuán hermosas son tus moradas,
    Señor Todopoderoso!
Anhelo con el alma los atrios del Señor;
    casi agonizo por estar en ellos.
Con el corazón, con todo el cuerpo,
    canto alegre al Dios de la vida.

Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío,
    aun el gorrión halla casa cerca de tus altares;
también la golondrina hace allí su nido,
    para poner sus polluelos.

Dichoso el que habita en tu templo,
    pues siempre te está alabando. Selah
Dichoso el que tiene en ti su fortaleza,
    que solo piensa en recorrer tus sendas.
Cuando pasa por el valle de las Lágrimas
    lo convierte en región de manantiales;
también las lluvias tempranas
    cubren de bendiciones el valle.
Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas,
    y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.

Oye mi oración, Señor Dios Todopoderoso;
    escúchame, Dios de Jacob. Selah
Oh Dios, escudo nuestro,
    pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos.

10 Vale más pasar un día en tus atrios
    que mil fuera de ellos;
prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios
    que habitar entre los impíos.

11 El Señor es sol y escudo;
    Dios nos concede honor y gloria.
El Señor brinda generosamente su bondad
    a los que se conducen sin tacha.

12 Señor Todopoderoso,
    ¡dichosos los que en ti confían!

Footnotes

  1. 73:4 no tienen ningún problema; / su cuerpo está fuerte y saludable. Alt. no tienen lucha alguna ante su muerte; / su cuerpo está saludable.
  2. 73:26 espíritu. Lit. corazón.
  3. 73:26 fortalece. Lit. es la roca de.
  4. 75:1 e invocamos (LXX y Siríaca); y cercano está (TM).
  5. 76:4 montañas eternas (LXX); montañas donde hay presa (TM).
  6. 76:10 te harán fiesta (LXX); los ceñirás (TM).
  7. 77:5-6 me acuerdo. / Mi … las noches (LXX); Me acuerdo de mi cántico por las noches con mi corazón (TM).
  8. 78:67 a los descendientes. Lit. al tabernáculo.
  9. 78:69 santuario, alto como los cielos. Lit. santuario como las alturas.
  10. 80:16 Tu vid … tu pueblo (lectura probable); Haz que perezcan, a tu reprensión, / los que la queman y destruyen (TM).
  11. 80:17 ser humano. Lit. hijo de hombre.
  12. 83:7 Guebal. Es decir, Biblos.