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Más que los cabellos de mi cabeza
    son los que me odian sin motivo;
muchos son sin motivo los enemigos
    que se han propuesto destruirme.
    ¿Cómo voy a devolver lo que no he robado?

Oh Dios, tú sabes lo insensato que he sido;
    no te puedo esconder mis transgresiones.
Señor Soberano, Todopoderoso,
    que no sean avergonzados por mi culpa
    los que en ti esperan;
oh Dios de Israel,
    que no sean humillados por mi culpa
    los que te buscan.

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