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12 “¡Huyen, huyen los reyes de los ejércitos!”.
Y en casa las mujeres reparten
el botín.
13 Aunque se recostaban entre
los rediles,
las alas de la paloma se cubrieron
de plata,
y sus plumas con la amarillez del oro.
14 Cuando el Todopoderoso esparció allí a los reyes
el monte Salmón se cubrió de nieve.

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