Add parallel Print Page Options

Salmo 59 (58)

Dios mío, líbrame de mis enemigos

59 Al maestro del coro. Según “No destruyas”. Poema de David. Cuando Saúl envió a vigilar su casa para matarlo.

Dios mío, líbrame de mis enemigos,
protégeme de mis agresores;
líbrame de los malhechores,
sálvame de los sanguinarios
que están acechando mi vida.
Me atacan, Señor, los poderosos
sin que yo haya cometido falta ni pecado;
corren y se preparan contra mí
sin que yo tenga culpa alguna.
¡Despierta, sal a mi encuentro, mírame!
Tú, Señor, Dios del universo, Dios de Israel,
decídete a castigar a las naciones,
no te apiades de ningún traidor. [ Pausa]
Al atardecer regresan,
aúllan como perros,
rondan por la ciudad.
Mira, ladran con sus bocas,
hay espadas en sus labios:
“¿Quién puede oírnos?”.
Pero tú, Señor, te ríes de ellos,
te burlas de todas las naciones.
10 Fuerza mía, en ti espero
porque tú eres, oh Dios, mi refugio.
11 El Dios de bondad me acogerá,
Dios hará que vea a mis rivales derrotados.
12 No los mates, no sea que mi pueblo los olvide;
dispérsalos con tu poder y humíllalos,
tú, mi Señor, que eres nuestro escudo.
13 Es pecadora su boca cuando hablan;
que sean presos de su propia soberbia,
de las maldiciones y mentiras que lanzan.
14 Destrúyelos con tu ira; que no quede ninguno
para que sepan que Dios domina en Jacob,
hasta los confines de la tierra. [ Pausa]
15 Al atardecer regresan,
aúllan como perros,
rondan por la ciudad.
16 Vagabundean buscando comida,
gruñen si no quedan saciados.
17 Pero yo cantaré tu poder,
al alba aclamaré tu amor,
porque tú eres mi refugio,
mi fortaleza en la angustia.
18 Fuerza mía, a ti te canto,
porque Dios es mi refugio,
él es el Dios que me ama.