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Mi Rey y Dios,
    escucha el grito de socorro que a ti suplico.
SEÑOR, tú escuchas mi voz cada mañana en oración;
    cuidadosamente te presentaré mi caso
    y esperaré atentamente tu respuesta.

Dios mío, a ti no te agrada el mal,
    no permites que los perversos estén cerca de ti.

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