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pues no se apoderaron de la tierra por su espada,
ni su brazo los libró;
sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro,
porque te complaciste en ellos.

Tú, Dios, eres mi rey;
¡manda salvación a Jacob!
Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos;
en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios,

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