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10 Ya no me castigues,
    que los golpes de tu mano me aniquilan.
11 Tú reprendes a los mortales,
    los castigas por su iniquidad;
como polilla, acabas con sus placeres.
    ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah

12 »Señor, escucha mi oración,
    atiende mi clamor;
    no cierres tus oídos a mi llanto.
Ante ti soy un extraño,
    un peregrino, como todos mis antepasados.

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