Add parallel Print Page Options

Oye mis gritos cuando te pido ayuda,
cuando extiendo mis manos hacia tu santo templo.

No me arrastres junto con los malvados,
no me hagas correr la suerte de los malhechores,
que por fuera se muestran amistosos
pero por dentro son todo maldad.
Dales su merecido,
conforme a sus malas acciones;
págales con la misma moneda,
conforme al mal que han cometido.

Read full chapter