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Al Vencedor: Salmo de David.

El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob.

Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sustente.

Tenga memoria de todos tus presentes, y reduzca a ceniza tu holocausto. (Selah.)

Te dé conforme a tu corazón, y cumpla todo tu consejo.

Nosotros nos alegraremos con tu salud, y portaremos la bandera en el nombre de nuestro Dios; cumpla el SEÑOR todas tus peticiones.

¶ Ahora he conocido que el SEÑOR ha guardado a su ungido; lo oirá desde los cielos de su santidad con las valentías de la salud de su diestra.

Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre del SEÑOR nuestro Dios tendremos memoria.

Ellos se arrodillaron, y cayeron; mas nosotros nos levantamos, y nos enhestamos.

El SEÑOR salva al Rey; que El nos oiga el día que lo invocáremos.

Salmo a Asaf.

El Dios de dioses, el SEÑOR, ha hablado, y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.

De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.

Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de su presencia, y en derredor suyo habrá tempestad grande.

Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.

Juntadme mis misericordiosos; los que pactaron mi pacto sobre sacrificio.

Y denunciarán los cielos su justicia; porque Dios mismo es el juez. (Selah.)

¶ Oye, pueblo mío, y hablaré; escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy el Dios, el Dios tuyo.

No te reprenderé sobre tus sacrificios, que tus holocaustos delante de mí están siempre.

No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.

10 Porque mía es toda bestia del monte; millares de animales en los montes.

11 Conozco todas las aves de los montes, y las fieras del campo están conmigo.

12 Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud.

13 ¿Tengo de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos?

14 Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus promesas al Altísimo.

15 Y llámame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.

16 ¶ Pero al malo dijo Dios: ¿Qué parte tienes tú de declarar mis leyes, y que tomes mi pacto en tu boca?

17 ¡Aborreciendo tú el castigo, y echando detrás de ti mis palabras!

18 Si veías al ladrón, tú corrías con él; y con los adúlteros era tu parte.

19 Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.

20 Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia.

21 Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.

22 Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; no sea que os arrebate, y no haya quién os libre.

23 El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le enseñaré la salud de Dios.

Al Vencedor: sobre Sosanim (lirios): Testimonio de Asaf: Salmo.

Oh Pastor de Israel, escucha; que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece.

Despierta tu valentía delante de Efraín, y de Benjamín, y de Manasés, y ven a salvarnos.

Oh Dios, haznos tornar; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo humearás tú contra la oración de tu pueblo?

Les diste a comer pan de lágrimas, y les diste a beber lágrimas con medida.

Nos pusiste por contienda a nuestros vecinos; y nuestros enemigos se burlan de nosotros entre sí.

Oh Dios de los ejércitos, haznos tornar; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

¶ Hiciste venir una vid desde Egipto; echaste los gentiles, y la plantaste.

Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.

10 Los montes fueron cubiertos de su sombra; y sus ramas como cedros de Dios.

11 Envió sus ramas hasta el mar, y hasta el río sus renuevos.

12 ¿Por qué aportillaste sus vallados, y la vendimian todos los que pasan por el camino?

13 La estropeó el puerco montés, y la pació la bestia del campo.

14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; mira desde el cielo, y ve, y visita esta vid,

15 y la viña que tu diestra plantó, y sobre el renuevo que corroboraste para ti.

16 Quemada a fuego está, y talada; perezcan por la reprensión de tu rostro.

17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre que corroboraste para ti.

18 Así no nos volveremos de ti; nos darás vida, e invocaremos tu Nombre.

19 Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, haznos tornar; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

Salmo de David.

El SEÑOR dijo a mi Señor; siéntate a mi diestra, entretanto que pongo tus enemigos por estrado de tus pies.

La vara de tu fortaleza enviará el SEÑOR desde Sion; domina en medio de tus enemigos.

Tu pueblo será voluntario en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad; como el rocío que cae de la matriz del alba, así te nacerán los tuyos.

Juró el SEÑOR, y no se arrepentirá. Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

¶ El Señor a tu diestra herirá a los reyes en el día de su furor:

Juzgará en los gentiles, los llenará de cuerpos muertos; herirá la cabeza sobre mucha tierra.

Del arroyo beberá en el camino; por lo cual levantará su cabeza.

Al Vencedor: Salmo de David.

Líbrame, oh SEÑOR, del hombre malo; de varón de violencia me guarde.

Los cuales pensaron males en el corazón, cada día urden contiendas.

Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. (Selah.)

Guárdame, oh SEÑOR, de manos del impío, del varón de violencia me guarde; que han pensado trastornar mis pasos.

Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios; han tendido red; en el lugar de la senda me han puesto lazos. (Selah.)

He dicho al SEÑOR: Dios mío eres tú; escucha, oh SEÑOR, la voz de mis ruegos.

Oh DIOS el Señor, fortaleza de mi salud, cubre mi cabeza el día de las armas.

¶ No des, oh SEÑOR, al impío sus deseos; no saques adelante su pensamiento, para que no se ensoberbezca. (Selah.)

En cuanto a la cabeza de los que me cercan, la perversidad de sus labios la cubra.

10 Caigan sobre ellos brasas; en el fuego los haga caer, en profundos hoyos de donde no salgan.

11 El varón de lengua maligna no será firme en la tierra; el mal cazará al varón de violencia para derribarle.

12 Yo sé que hará el SEÑOR el juicio del pobre, el juicio de los menesterosos.

13 Ciertamente los justos alabarán tu Nombre; los rectos morarán en tu presencia.

20 ¶ El vino hace burlador, la cerveza alborotadora; y cualquiera que en ellos yerra, no será sabio.

¶ Como bramido de cachorro de león es el miedo del rey; el que lo hace enojar, peca contra su alma.

¶ Honra es del hombre dejarse de contienda; mas todo loco se envolverá en ella.

¶ El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará.

Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre inteligente lo alcanzará a sacar.

¶ Muchos hombres publican cada uno su misericordia; mas varón de verdad, ¿quién lo hallará?

¶ El justo que camina en su integridad, bienaventurados serán sus hijos después de él.

¶ El rey que se sienta en el trono de juicio, con su mirar disipa todo mal.

¶ ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón; limpio estoy de mi pecado?

10 ¶ Doble pesa y doble medida, abominación son al SEÑOR ambas cosas.

11 ¶ Aun el niño es conocido por sus obras, si su obra fuere limpia y recta.

12 ¶ El oído que oye, y el ojo que ve; el SEÑOR hizo ambas cosas.

13 ¶ No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.

14 ¶ El que compra dice: Malo es, malo es; mas cuando se aparta, se alaba.

15 ¶ Hay oro y multitud de piedras preciosas; mas los labios sabios son vaso precioso.

16 ¶ Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño; y tómale prenda al que fía la extraña.

17 ¶ Sabroso es al hombre el pan de mentira; mas después su boca será llena de cascajo.

18 ¶ Los pensamientos con el consejo se ordenan; y con sabios consejos se hace la guerra.

19 ¶ El que descubre el secreto, en chismes anda; no te entremetas, pues, con el que lisonjea con sus labios.

20 ¶ El que maldice a su padre o a su madre, su lámpara será apagada en oscuridad tenebrosa.

21 ¶ La herencia adquirida de prisa al principio, su postrimería no será bendita.

22 ¶ No digas, yo me vengaré; espera al SEÑOR, y él te salvará.

23 ¶ Abominación son al SEÑOR las pesas dobles; y el peso falso no es bueno.

24 ¶ Del SEÑOR son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre su camino?

25 ¶ Lazo es al hombre el devorar lo santo, y andar pesquisando después de los votos.

26 ¶ El rey sabio esparce los impíos; y sobre ellos hace rodar la rueda.

27 ¶ Lámpara del SEÑOR es el aliento del hombre que escudriña lo secreto del vientre.

28 ¶ Misericordia y verdad guardan al rey; y con misericordia sustenta su trono.

29 ¶ La gloria de los jóvenes es su fortaleza, y la hermosura de los viejos su vejez.

30 ¶ Las señales de las heridas pasadas son medicina para curar lo malo; y las vivas amonestaciones llegan a lo más secreto del vientre.

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