Salmos 2
Biblia del Jubileo
1 ¿Por qué se amotinan los gentiles, y los pueblos piensan vanidad?
2 Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el SEÑOR, y contra su ungido, diciendo:
3 Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas.
4 El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.
5 Entonces hablará a ellos con su furor, y con su ira los conturbará.
6 Y yo envestí mi rey sobre Sion, el monte de mi santidad.
7 ¶ Yo recitaré el decreto. El SEÑOR me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.
8 Pídeme, y te daré por heredad los gentiles, y por posesión tuya los términos de la tierra.
9 Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás.
10 ¶ Y ahora, reyes, entended; admitid castigo, jueces de la tierra.
11 Servid al SEÑOR con temor; y alegraos con temblor.
12 Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.
Salmos 32
Biblia del Jubileo
De David: Masquil.
1 Bienaventurado el perdonado de rebelión, el encubierto de pecado.
2 Bienaventurado el hombre a quien no contará el SEÑOR la iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. (Selah.)
5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones al SEÑOR; y tú perdonarás la maldad de mi pecado. (Selah.)
6 Por esto orará a ti todo misericordioso en el tiempo de poder hallarte; ciertamente en la inundación de las muchas aguas no llegarán éstas a él.
7 ¶ Tú eres mi escondedero; de la angustia me guardarás; con clamores de libertad me rodearás. (Selah.)
8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que andarás; sobre ti fijaré mis ojos.
9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento; con cabestro y con freno su boca ha de ser sujetada, porque si no, no llegan a ti.
10 Muchos dolores para el impío; mas el que espera en el SEÑOR, lo cercará la misericordia.
11 Alegraos en el SEÑOR, y gozaos, justos; y cantad todos vosotros los rectos de corazón.
Salmos 62
Biblia del Jubileo
Al Vencedor: a Jedutún: Salmo de David.
1 En Dios solamente se reposa mi alma; de él es mi salud.
2 El solamente es mi fuerte, y mi salud; es mi refugio, no resbalaré mucho.
3 ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un varón? ¿Asesinaréis todos vosotros como pared desplomada, como cerca derribada?
4 Solamente consultan de arrojarle de su grandeza; aman la mentira, con su boca bendicen, pero maldicen en sus entrañas. (Selah.)
5 Alma mía, en Dios solamente reposa; porque de él es mi esperanza.
6 El solamente es mi fuerte y mi salud; mi refugio, no resbalaré.
7 En Dios es mi salud y mi gloria; peña de mi fortaleza; mi refugio es en Dios.
8 ¶ Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro amparo. (Selah.)
9 Solamente, vanidad son los hijos de Adán, mentira los hijos del varón; pesándolos a todos juntos en la balanza, serán menos que la vanidad.
10 No confiéis en la violencia, ni en la rapiña no os envanezcáis; si se aumentare la hacienda, no pongáis el corazón en ella.
11 Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: Que de Dios es la fortaleza.
12 Y tuya Señor, es la misericordia; porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.
Salmos 92
Biblia del Jubileo
Salmo de Canción para el día del Sábado.
1 Bueno es alabar al SEÑOR, y cantar salmos a tu Nombre, oh Altísimo;
2 anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad en las noches,
3 en el decacordio y en el salterio, en tono suave con el arpa.
4 Por cuanto me has alegrado, oh SEÑOR, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo.
5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.
6 El hombre necio no sabe, y el loco no entiende esto:
7 ¶ Florezcan los impíos como la hierba, y reverdezcan todos los que obran iniquidad, para ser destruidos para siempre.
8 Mas tú, SEÑOR, para siempre eres Altísimo.
9 Porque he aquí tus enemigos, oh SEÑOR, porque he aquí tus enemigos perecerán; serán disipados todos los que obran maldad.
10 Y tú ensalzaste mi cuerno como de unicornio; fue ungido con óleo verde.
11 Y miraron mis ojos mi deseo sobre mis enemigos; oyeron mis oídos mi deseo de los que se levantaron contra mí, de los malignos.
12 El justo florecerá como la palma; crecerá como cedro en el Líbano.
13 Plantados en la Casa del SEÑOR, en los atrios de nuestro Dios florecerán.
14 Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes;
15 para anunciar que el SEÑOR mi fortaleza es recto; y que no hay injusticia en él.
Salmos 122
Biblia del Jubileo
Canción de las gradas: de David.
1 Yo me alegré con los que me decían: A la Casa del SEÑOR iremos.
2 Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Jerusalén;
3 Jerusalén, la que es edificada como una ciudad que está bien unida entre sí.
4 Porque allá subieron las tribus, las tribus de JAH, el testimonio a Israel, para alabar el Nombre del SEÑOR.
5 Porque allá están los tronos del juicio, los tronos de la casa de David.
6 ¶ Demandad la paz de Jerusalén; sean pacificados los que te aman.
7 Haya paz en tu antemuro, y descanso en tus palacios.
8 A causa de mis hermanos y mis compañeros hablaré ahora paz de ti.
9 A causa de la Casa del SEÑOR nuestro Dios, buscaré bien para ti.
Proverbios 2
Biblia del Jubileo
2 ¶ Hijo mío, si tomares mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,
2 haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la inteligencia;
3 si clamares por entendimiento, y a la inteligencia dieres tu voz;
4 si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros;
5 entonces entenderás el temor del SEÑOR, y hallarás el conocimiento de Dios.
6 Porque el SEÑOR da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
7 El guarda el ser a los rectos; es escudo a los que caminan perfectamente,
8 guardando las veredas del juicio, y el camino de sus misericordiosos.
9 Entonces entenderás justicia, juicio, y equidad, y todo buen camino.
10 ¶ Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere dulce a tu alma,
11 el consejo te guardará, te preservará la inteligencia,
12 para librarte del mal camino, del hombre que habla perversidades;
13 que dejan las veredas derechas, por andar por caminos tenebrosos;
14 que se alegran haciendo mal, que se huelgan en malas perversidades;
15 cuyas veredas son torcidas, y ellos torcidos en sus caminos.
16 Para librarte de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras;
17 que desampara el príncipe de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios.
18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, y sus veredas van hacia los muertos.
19 Todos los que a ella entraren, no volverán, ni tomarán las veredas de la vida.
20 Para que andes por el camino de los buenos, y guardes las veredas de los justos.
21 Porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella;
22 mas los impíos serán cortados de la tierra, y los prevaricadores serán de ella desarraigados.
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