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Miro a la derecha y observo,
y no hay quien me reconozca. No tengo refugio;
no hay quien se preocupe por mi vida.
A ti clamo, oh SEÑOR.
Digo: “Tú eres mi refugio
y mi porción en la tierra de los vivientes”.
Escucha mi clamor porque estoy muy afligido;
líbrame de los que me persiguen porque son más fuertes que yo.

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