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4-5 Ustedes, gente malvada,
que allí están, llenos de miedo;
que jamás buscan a Dios,
y que se hartan de comida
a costillas de mi pueblo,
debieran saber esto:
¡Dios está con los buenos!
Y aunque ustedes desbaratan
los planes de los humildes,
Dios es quien los protege.

¡Cómo quisiera yo que Dios
nos enviara desde Jerusalén
alguien que salve a nuestro pueblo!
¡Cuando Dios nos haga prosperar,
todos en Israel estaremos felices!

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