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Allí los que nos capturaron nos pedían que cantáramos.
    Nuestros opresores nos pedían que estuviéramos alegres,
    que cantáramos canciones que hablaran de Sion.

Pero no podíamos cantar las canciones de alabanza al SEÑOR,
    en un lugar extraño.
Jerusalén, si algún día te olvido,
    que se me seque la mano derecha[a];
    prometo que jamás te olvidaré.

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Footnotes

  1. 137:5 que se me seque la mano derecha o que nunca pueda tocar más el arpa.