Salmos 130-150
Nueva Traducción Viviente
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
130 Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor,
clamo por tu ayuda.
2 Escucha mi clamor, oh Señor.
Presta atención a mi oración.
3 Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados,
¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?
4 Pero tú ofreces perdón,
para que aprendamos a temerte.
5 Yo cuento con el Señor;
sí, cuento con él.
En su palabra he puesto mi esperanza.
6 Anhelo al Señor
más que los centinelas el amanecer,
sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer.
7 Oh Israel, espera en el Señor,
porque en el Señor hay amor inagotable;
su redención sobreabunda.
8 Él mismo redimirá a Israel
de toda clase de pecado.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
131 Señor, mi corazón no es orgulloso;
mis ojos no son altivos.
No me intereso en cuestiones demasiado grandes
o impresionantes que no puedo asimilar.
2 En cambio, me he calmado y aquietado,
como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre.
Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior.
3 Oh Israel, pon tu esperanza en el Señor,
ahora y siempre.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
132 Señor, acuérdate de David
y de todo lo que sufrió.
2 Le hizo una promesa solemne al Señor;
le juró al Poderoso de Israel:[a]
3 «No iré a mi hogar
ni me permitiré descansar;
4 no dejaré que mis ojos duerman
ni cerraré los párpados adormecidos
5 hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el Señor,
un santuario para el Poderoso de Israel».
6 Oímos que el arca estaba en Efrata;
luego la encontramos en los campos distantes de Jaar.
7 Vayamos al santuario del Señor;
adoremos al pie de su trono.
8 Levántate, oh Señor, y entra en tu lugar de descanso,
junto con el arca, símbolo de tu poder.
9 Que tus sacerdotes se vistan de santidad;
que tus leales servidores canten de alegría.
10 Por amor a tu siervo David,
no rechaces al rey que has ungido.
11 El Señor le hizo un juramento a David
con una promesa que nunca retirará:
«Pondré a uno de tus descendientes
en tu trono.
12 Si tus descendientes obedecen las condiciones de mi pacto
y las leyes que les enseño,
entonces tu linaje real
continuará por siempre y para siempre».
13 Pues el Señor ha escogido a Jerusalén;[b]
ha querido que sea su hogar.
14 «Este es mi lugar de descanso para siempre—dijo—;
viviré aquí porque este es el hogar que he deseado.
15 Bendeciré a esta ciudad y la haré próspera;
saciaré a sus pobres con alimento.
16 Vestiré a sus sacerdotes con santidad;
sus fieles servidores cantarán de alegría.
17 Aquí aumentaré el poder de David;
mi ungido será una luz para mi pueblo.
18 Vestiré de vergüenza a sus enemigos,
pero él será un rey glorioso».
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
133 ¡Qué maravilloso y agradable es
cuando los hermanos conviven en armonía!
2 Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción
que se derramó sobre la cabeza de Aarón,
que corrió por su barba
hasta llegar al borde de su túnica.
3 La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón
que cae sobre las montañas de Sion.
Y allí el Señor ha pronunciado su bendición,
incluso la vida eterna.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
134 Alaben al Señor, todos ustedes, siervos del Señor,
que sirven de noche en la casa del Señor.
2 Levanten sus manos hacia el santuario,
y alaben al Señor.
3 Que el Señor, quien hizo el cielo y la tierra,
te bendiga desde Jerusalén.[c]
135 ¡Alabado sea el Señor!
¡Alaben el nombre del Señor!
Alábenlo, ustedes, los que sirven al Señor,
2 los que sirven en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alaben al Señor, porque el Señor es bueno;
celebren con música su precioso nombre.
4 Pues el Señor escogió a Jacob para sí,
a Israel, como su tesoro especial.
5 Yo conozco la grandeza del Señor:
nuestro Señor es más grande que cualquier otro dios.
6 El Señor hace lo que le place
por todo el cielo y toda la tierra,
y en los océanos y sus profundidades.
7 Hace que las nubes se eleven sobre toda la tierra.
Envía relámpagos junto con la lluvia
y suelta el viento desde sus depósitos.
8 Destruyó al primer hijo varón de cada hogar egipcio
y a las primeras crías de los animales.
9 Realizó señales milagrosas y maravillas en Egipto
en contra del faraón y todo su pueblo.
10 Hirió de muerte a grandes naciones
y masacró a reyes poderosos:
11 a Sehón, rey de los amorreos;
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Entregó sus tierras como herencia,
como preciada posesión a su pueblo Israel.
13 Tu nombre, oh Señor, permanece para siempre;
tu fama, oh Señor, se conoce en cada generación.
14 Pues el Señor hará justicia a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones no son más que objetos de plata y oro;
manos humanas les dieron forma.
16 Tienen boca pero no pueden hablar,
tienen ojos pero no pueden ver.
17 Tienen oídos pero no pueden oír,
tienen boca pero no pueden respirar.
18 Y los que hacen ídolos son iguales a ellos,
como también todos los que confían en ellos.
19 ¡Oh Israel, alaba al Señor!
¡Oh sacerdotes—descendientes de Aarón—, alaben al Señor!
20 ¡Oh levitas, alaben al Señor!
¡Todos los que temen al Señor, alaben al Señor!
21 El Señor sea alabado desde Sion,
porque él vive aquí en Jerusalén.
¡Alabado sea el Señor!
136 ¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.
2 Den gracias al Dios de dioses.
Su fiel amor perdura para siempre.
3 Den gracias al Señor de señores.
Su fiel amor perdura para siempre.
4 Den gracias al único que puede hacer milagros poderosos.
Su fiel amor perdura para siempre.
5 Den gracias al que hizo los cielos con tanta habilidad.
Su fiel amor perdura para siempre.
6 Den gracias al que ubicó la tierra en medio de las aguas.
Su fiel amor perdura para siempre.
7 Den gracias al que hizo las lumbreras celestiales:
Su fiel amor perdura para siempre.
8 el sol para que gobierne de día,
Su fiel amor perdura para siempre.
9 y la luna y las estrellas para que gobiernen de noche.
Su fiel amor perdura para siempre.
10 Den gracias al que mató a los hijos mayores de Egipto.
Su fiel amor perdura para siempre.
11 Él sacó a Israel de Egipto.
Su fiel amor perdura para siempre.
12 Actuó con mano fuerte y brazo poderoso.
Su fiel amor perdura para siempre.
13 Den gracias al que separó las aguas del mar Rojo.[d]
Su fiel amor perdura para siempre.
14 Hizo cruzar a salvo a Israel,
Su fiel amor perdura para siempre.
15 pero arrojó al mar Rojo al faraón y a su ejército.
Su fiel amor perdura para siempre.
16 Den gracias al que guio a su pueblo por el desierto.
Su fiel amor perdura para siempre.
17 Den gracias al que hirió de muerte a reyes poderosos.
Su fiel amor perdura para siempre.
18 Mató a reyes poderosos:
Su fiel amor perdura para siempre.
19 a Sehón, rey de los amorreos,
Su fiel amor perdura para siempre.
20 y a Og, rey de Basán.
Su fiel amor perdura para siempre.
21 Dios entregó las tierras de estos reyes como herencia:
Su fiel amor perdura para siempre.
22 como preciada posesión a su siervo Israel.
Su fiel amor perdura para siempre.
23 Él se acordó de nosotros en nuestras debilidades.
Su fiel amor perdura para siempre.
24 Nos salvó de nuestros enemigos.
Su fiel amor perdura para siempre.
25 Él provee alimento a todo ser viviente.
Su fiel amor perdura para siempre.
26 Den gracias al Dios del cielo.
Su fiel amor perdura para siempre.
137 Junto a los ríos de Babilonia, nos sentamos y lloramos
al pensar en Jerusalén.[e]
2 Guardamos las arpas,
las colgamos en las ramas de los álamos.
3 Pues nuestros captores nos exigían que cantáramos;
los que nos atormentaban insistían en un himno de alegría:
«¡Cántennos una de esas canciones acerca de Jerusalén!».
4 ¿Pero cómo podemos entonar las canciones del Señor
mientras estamos en una tierra pagana?
5 Si me olvido de ti, oh Jerusalén,
que mi mano derecha se olvide de cómo tocar el arpa.
6 Que la lengua se me pegue al paladar
si dejo de recordarte,
si no hago de Jerusalén mi mayor alegría.
7 Oh Señor, recuerda lo que hicieron los edomitas
el día en que los ejércitos de Babilonia tomaron a Jerusalén.
«¡Destrúyanla!—gritaron—.
¡Allánenla hasta reducirla a escombros!».
8 Oh Babilonia, serás destruida;
feliz será el que te haga pagar
por lo que nos has hecho.
9 ¡Feliz será el que tome a tus bebés
y los estrelle contra las rocas!
Salmo de David.
138 Te doy gracias, oh Señor, con todo el corazón;
delante de los dioses cantaré tus alabanzas.
2 Me inclino ante tu santo templo mientras adoro;
alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad,
porque tus promesas están respaldadas
por todo el honor de tu nombre.
3 En cuanto oro, tú me respondes;
me alientas al darme fuerza.
4 Todos los reyes del mundo te darán gracias, Señor,
porque cada uno de ellos escuchará tus palabras.
5 Así es, cantarán acerca de los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es muy grande.
6 Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes,
pero se mantiene distante de los orgullosos.
7 Aunque estoy rodeado de dificultades,
tú me protegerás del enojo de mis enemigos.
Extiendes tu mano,
y el poder de tu mano derecha me salva.
8 El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida,
pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre.
No me abandones, porque tú me creaste.
Para el director del coro: salmo de David.
139 Oh Señor, has examinado mi corazón
y sabes todo acerca de mí.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
conoces mis pensamientos, aun cuando me encuentro lejos.
3 Me ves cuando viajo
y cuando descanso en casa.
Sabes todo lo que hago.
4 Sabes lo que voy a decir
incluso antes de que lo diga, Señor.
5 Vas delante y detrás de mí.
Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza.
6 Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡es tan elevado que no puedo entenderlo!
7 ¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
¡Jamás podría huir de tu presencia!
8 Si subo al cielo, allí estás tú;
si desciendo a la tumba,[f] allí estás tú.
9 Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
si habito junto a los océanos más lejanos,
10 aun allí me guiará tu mano
y me sostendrá tu fuerza.
11 Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
12 pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.
13 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
y me entretejiste en el vientre de mi madre.
14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
15 Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
16 Me viste antes de que naciera.
Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
antes de que un solo día pasara.
17 Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[g] oh Dios.
¡No se pueden enumerar!
18 Ni siquiera puedo contarlos;
¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
¡todavía estás conmigo!
19 ¡Oh Dios, si tan solo destruyeras a los perversos!
¡Lárguense de mi vida, ustedes asesinos!
20 Blasfeman contra ti;
tus enemigos hacen mal uso de tu nombre.
21 Oh Señor, ¿no debería odiar a los que te odian?
¿No debería despreciar a los que se te oponen?
22 Sí, los odio con todas mis fuerzas,
porque tus enemigos son mis enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
24 Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
y guíame por el camino de la vida eterna.
Para el director del coro: salmo de David.
140 Oh Señor, rescátame de los malvados;
protégeme de los que son violentos,
2 de quienes traman el mal en el corazón
y causan problemas todo el día.
3 Su lengua pica como una serpiente;
veneno de víbora gotea de sus labios. Interludio
4 Oh Señor, líbrame de la mano de los perversos;
protégeme de los violentos
porque traman un complot en mi contra.
5 Los orgullosos tendieron una trampa para atraparme;
extendieron una red;
colocaron trampas a lo largo del camino. Interludio
6 Le dije al Señor: «¡Tú eres mi Dios!».
¡Escucha, oh Señor, mis súplicas por misericordia!
7 Oh Señor Soberano, tú eres el poderoso que me rescató.
Tú me protegiste en el día de la batalla.
8 Señor, no permitas que los malvados se salgan con la suya;
no dejes que prosperen sus maquinaciones malignas
porque se volverán orgullosos. Interludio
9 Que mis enemigos sean destruidos
por el mismo mal que han planeado contra mí.
10 Que les caigan carbones encendidos sobre la cabeza;
que sean arrojados al fuego
o a pozos llenos de agua donde no haya escapatoria.
11 No dejes que los mentirosos prosperen en nuestra tierra;
haz que les caigan grandes calamidades a los violentos.
12 Pero a los que ellos persiguen, yo sé que el Señor los ayudará
y hará justicia a los pobres.
13 Sin duda, los rectos alaban tu nombre;
los justos vivirán en tu presencia.
Salmo de David.
141 Oh Señor, clamo a ti. ¡Por favor, apresúrate!
¡Escucha cuando clamo a ti por ayuda!
2 Acepta como incienso la oración que te ofrezco,
y mis manos levantadas, como una ofrenda vespertina.
3 Toma control de lo que digo, oh Señor,
y guarda mis labios.
4 No permitas que me deslice hacia el mal
ni que me involucre en actos perversos.
No me dejes participar de los manjares
de quienes hacen lo malo.
5 ¡Deja que los justos me golpeen!
¡Será un acto de bondad!
Si me corrigen, es un remedio calmante;
no permitas que lo rechace.
Pero oro constantemente
en contra de los perversos y de lo que hacen.
6 Cuando a sus líderes los arrojen por un acantilado,
los perversos escucharán mis palabras y descubrirán que son verdad.
7 Como las piedras que levanta el arado,
los huesos de los perversos quedarán esparcidos, sin que nadie los entierre.[h]
8 Busco tu ayuda, oh Señor Soberano.
Tú eres mi refugio; no dejes que me maten.
9 Líbrame de las trampas que me han tendido
y de los engaños de los que hacen el mal.
10 Que los perversos caigan en sus propias redes,
pero a mí, déjame escapar.
Salmo[i] de David, acerca de su experiencia en la cueva. Oración.
142 Clamo al Señor;
ruego la misericordia del Señor.
2 Expongo mis quejas delante de él
y le cuento todos mis problemas.
3 Cuando me siento agobiado,
solo tú sabes qué camino debo tomar.
Vaya adonde vaya,
mis enemigos me han tendido trampas.
4 Busco a alguien que venga a ayudarme,
¡pero a nadie se le ocurre hacerlo!
Nadie me ayudará;
a nadie le importa un bledo lo que me pasa.
5 Entonces oro a ti, oh Señor,
y digo: «Tú eres mi lugar de refugio.
En verdad, eres todo lo que quiero en la vida.
6 Oye mi clamor,
porque estoy muy decaído.
Rescátame de mis perseguidores,
porque son demasiado fuertes para mí.
7 Sácame de la prisión
para que pueda agradecerte.
Los justos se amontonarán a mi alrededor,
porque tú eres bueno conmigo».
Salmo de David.
143 Oye mi oración, oh Señor;
¡escucha mi ruego!
Respóndeme, porque eres fiel y justo.
2 No lleves a juicio a tu siervo,
porque ante ti nadie es inocente.
3 El enemigo me ha perseguido;
me ha tirado al suelo
y me obliga a vivir en la oscuridad como los que están en la tumba.
4 Estoy perdiendo toda esperanza;
quedo paralizado de miedo.
5 Recuerdo los días de antaño.
Medito en todas tus grandes obras
y pienso en lo que has hecho.
6 A ti levanto mis manos en oración;
tengo sed de ti como la tierra reseca tiene sed de lluvia. Interludio
7 Ven pronto, Señor, y respóndeme,
porque mi abatimiento se profundiza.
No te apartes de mí,
o moriré.
8 Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable,
porque en ti confío.
Muéstrame por dónde debo andar,
porque a ti me entrego.
9 Rescátame de mis enemigos, Señor;
corro a ti para que me escondas.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante
con pasos firmes.
11 Para gloria de tu nombre, oh Señor, preserva mi vida;
por tu fidelidad, sácame de esta angustia.
12 En tu amor inagotable, silencia a todos mis enemigos
y destruye a todos mis adversarios,
porque soy tu siervo.
Salmo de David.
144 Alaben al Señor, mi roca.
Él entrena mis manos para la guerra
y da destreza a mis dedos para la batalla.
2 Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza,
mi torre de seguridad y quien me rescata.
Es mi escudo, y en él me refugio.
Hace que las naciones se sometan[j] a mí.
3 Oh Señor, ¿qué son los seres humanos para que te fijes en ellos,
los simples mortales para que te preocupes por ellos?
4 Pues son como un suspiro;
sus días son como una sombra pasajera.
5 Abre los cielos, Señor, y desciende;
toca las montañas para que echen humo.
6 ¡Lanza tus rayos y esparce a tus enemigos!
¡Dispara tus flechas y confúndelos!
7 Alcánzame desde el cielo y rescátame;
sálvame de las aguas profundas,
del poder de mis enemigos.
8 Su boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
9 ¡Te entonaré una nueva canción, oh Dios!
Cantaré tus alabanzas con un arpa de diez cuerdas.
10 ¡Pues tú concedes la victoria a los reyes!
Rescataste a tu siervo David de la espada mortal.
11 ¡Sálvame!
Rescátame del poder de mis enemigos.
Su boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
12 Que nuestros hijos florezcan en su juventud
como plantas bien nutridas;
que nuestras hijas sean como columnas elegantes,
talladas para embellecer un palacio.
13 Que nuestros graneros estén llenos
de toda clase de cosechas;
que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles,
y hasta de a diez miles,
14 y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos.
Que ningún enemigo penetre nuestras murallas,
ni nos lleve cautivos,
ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades.
15 ¡Felices los que viven así!
Felices de verdad son los que tienen a Dios como el Señor.
[k]Salmo de alabanza de David.
145 Te exaltaré, mi Dios y Rey,
y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
2 Te alabaré todos los días;
sí, te alabaré por siempre.
3 ¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza!
Nadie puede medir su grandeza.
4 Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
y que proclame tu poder.
5 Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor,
y en tus maravillosos milagros.
6 Tus obras imponentes estarán en boca de todos;
proclamaré tu grandeza.
7 Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad;
cantarán de alegría acerca de tu justicia.
8 El Señor es misericordioso y compasivo,
lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
9 El Señor es bueno con todos;
desborda compasión sobre toda su creación.
10 Todas tus obras te agradecerán, Señor,
y tus fieles seguidores te darán alabanza.
11 Hablarán de la gloria de tu reino;
darán ejemplos de tu poder.
12 Contarán de tus obras poderosas
y de la majestad y la gloria de tu reinado.
13 Pues tu reino es un reino eterno;
gobiernas de generación en generación.
El Señor siempre cumple sus promesas;
es bondadoso en todo lo que hace.[l]
14 El Señor ayuda a los caídos
y levanta a los que están agobiados por sus cargas.
15 Los ojos de todos buscan en ti la esperanza;
les das su alimento según la necesidad.
16 Cuando abres tu mano,
sacias el hambre y la sed de todo ser viviente.
17 El Señor es justo en todo lo que hace;
está lleno de bondad.
18 El Señor está cerca de todos los que lo invocan,
sí, de todos los que lo invocan de verdad.
19 Él concede los deseos de los que le temen;
oye sus gritos de auxilio y los rescata.
20 El Señor protege a todos los que lo aman,
pero destruye a los perversos.
21 Alabaré al Señor,
y que todo el mundo bendiga su santo nombre
por siempre y para siempre.
146 ¡Alabado sea el Señor!
Que todo lo que soy alabe al Señor.
2 Alabaré al Señor mientras viva;
cantaré alabanzas a mi Dios con el último aliento.
3 No pongan su confianza en los poderosos;
no está allí la ayuda para ustedes.
4 Ellos, al dar su último suspiro, vuelven al polvo,
y todos sus planes mueren con ellos.
5 Pero felices son los que tienen como ayudador al Dios de Israel,[m]
los que han puesto su esperanza en el Señor su Dios.
6 Él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.
Él cumple todas sus promesas para siempre.
7 Hace justicia al oprimido
y da alimento al que tiene hambre.
El Señor libera a los prisioneros.
8 El Señor abre los ojos de los ciegos.
El Señor levanta a los agobiados.
El Señor ama a los justos.
9 El Señor protege a los extranjeros que viven entre nosotros.
Cuida de los huérfanos y las viudas,
pero frustra los planes de los perversos.
10 El Señor reinará por siempre.
Él será tu Dios, oh Jerusalén,[n] por todas las generaciones.
¡Alabado sea el Señor!
147 ¡Alabado sea el Señor!
¡Qué bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios!
¡Qué agradable y apropiado!
2 El Señor reconstruye a Jerusalén
y trae a los desterrados de vuelta a Israel.
3 Él sana a los de corazón quebrantado
y les venda las heridas.
4 Cuenta las estrellas
y llama a cada una por su nombre.
5 ¡Qué grande es nuestro Señor! ¡Su poder es absoluto!
¡Su comprensión supera todo entendimiento!
6 El Señor sostiene a los humildes,
pero derriba a los perversos y los hace morder el polvo.
7 Canten su gratitud al Señor;
al son del arpa, entonen alabanzas a nuestro Dios.
8 Él cubre los cielos con nubes,
provee lluvia a la tierra,
y hace crecer la hierba en los pastizales de los montes.
9 Da alimento a los animales salvajes
y alimenta a las crías del cuervo cuando chillan.
10 No se complace en la fuerza del caballo
ni en el poder del ser humano.
11 No, el Señor se deleita en los que le temen,
en los que ponen su esperanza en su amor inagotable.
12 ¡Glorifica al Señor, oh Jerusalén!
¡Alaba a tu Dios, oh Sion!
13 Pues él ha reforzado las rejas de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos que habitan dentro de tus murallas.
14 Envía paz por toda tu nación
y te sacia el hambre con el mejor trigo.
15 Envía sus órdenes al mundo;
¡qué veloz corre su palabra!
16 Envía la nieve como lana blanca
y esparce la escarcha sobre la tierra como ceniza.
17 Lanza el granizo como piedras.[o]
¿Quién puede resistir su frío congelante?
18 Luego, a su orden todo se derrite;
envía sus vientos y el hielo se disuelve.
19 Dios reveló su palabra a Jacob,
sus decretos y ordenanzas a Israel.
20 No ha hecho esto con ninguna otra nación;
las demás naciones no conocen sus ordenanzas.
¡Alabado sea el Señor!
148 ¡Alabado sea el Señor!
¡Alaben al Señor desde los cielos!
¡Alábenlo desde el firmamento!
2 ¡Alábenlo, todos sus ángeles!
¡Alábenlo, todos los ejércitos celestiales!
3 ¡Alábenlo, sol y luna!
¡Alábenlo, todas las estrellas brillantes!
4 ¡Alábenlo, los altos cielos!
¡Alábenlo, los vapores que están mucho más allá de las nubes!
5 Que toda cosa creada alabe al Señor,
pues él dio la orden y todo cobró vida.
6 Puso todo lo creado en su lugar por siempre y para siempre.
Su decreto jamás será revocado.
7 Alaben al Señor desde la tierra,
ustedes, criaturas de las profundidades del océano,
8 el fuego y el granizo, la nieve y las nubes,[p]
el viento y el clima que le obedecen,
9 ustedes, las montañas y todas las colinas,
los árboles frutales y los cedros,
10 los animales salvajes y todo el ganado,
los animales pequeños que corren por el suelo y las aves,
11 los reyes de la tierra y toda la gente,
los gobernantes y los jueces de la tierra,
12 los muchachos y las jovencitas,
los ancianos y los niños.
13 Que todos alaben el nombre del Señor,
porque su nombre es muy grande;
¡su gloria está por encima de la tierra y el cielo!
14 Dios hizo fuerte a su pueblo
y honró a sus fieles:
los del pueblo de Israel que están cerca de él.
¡Alabado sea el Señor!
149 ¡Alabado sea el Señor!
Canten al Señor una nueva canción;
canten sus alabanzas en la asamblea de los fieles.
2 Oh Israel, alégrate de tu Creador.
Oh pueblo de Jerusalén,[q] regocíjate de tu Rey.
3 Alaba su nombre con danza,
y acompáñala con panderetas y arpas,
4 porque el Señor se deleita en su pueblo;
él corona al humilde con victoria.
5 Que los fieles se alegren de que él los honra;
que canten de alegría mientras descansan en sus camas.
6 Que las alabanzas de Dios estén en sus labios
y tengan una espada afilada en las manos,
7 para tomar venganza contra las naciones
y castigar a los pueblos,
8 para encadenar a sus reyes con grilletes
y a sus líderes con cadenas de hierro,
9 para ejecutar el juicio que está escrito contra ellos.
Este es el privilegio glorioso que tienen sus fieles.
¡Alabado sea el Señor!
150 ¡Alabado sea el Señor!
Alaben a Dios en su santuario;
¡alábenlo en su poderoso cielo!
2 Alábenlo por sus obras poderosas;
¡alaben su grandeza sin igual!
3 Alábenlo con un fuerte toque del cuerno de carnero;
¡alábenlo con la lira y el arpa!
4 Alábenlo con panderetas y danzas;
¡alábenlo con instrumentos de cuerda y con flautas!
5 Alábenlo con el sonido de los címbalos;
alábenlo con címbalos fuertes y resonantes.
6 ¡Que todo lo que respira cante alabanzas al Señor!
¡Alabado sea el Señor!
Footnotes
- 132:2 En hebreo de Jacob; también en 132:5. Ver nota en 44:4.
- 132:13 En hebreo Sion.
- 134:3 En hebreo Sion.
- 136:13 En hebreo mar de juncos; también en 136:15.
- 137:1 En hebreo Sion; también en 137:3.
- 139:8 En hebreo al Seol.
- 139:17 O Qué preciosos son para mí tus pensamientos.
- 141:7 En hebreo nuestros huesos serán esparcidos en la boca del Seol.
- 142:TÍTULO En hebreo Masquil. Puede ser un término literario o musical.
- 144:2 Algunos manuscritos dicen que mi pueblo se someta.
- 145: Este salmo es un poema acróstico hebreo: cada verso (incluso 13b) comienza con una letra del alfabeto hebreo en forma consecutiva.
- 145:13 Así aparece en los Rollos del mar Muerto, en la versión griega y en la siríaca; en el texto masorético faltan las dos últimas líneas de este versículo.
- 146:5 En hebreo de Jacob. Ver nota en 44:4.
- 146:10 En hebreo Sion.
- 147:17 En hebreo como migas de pan.
- 148:8 O la neblina, o el humo.
- 149:2 En hebreo Sion.
Salmos 130-149
Nueva Traducción Viviente
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
130 Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor,
clamo por tu ayuda.
2 Escucha mi clamor, oh Señor.
Presta atención a mi oración.
3 Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados,
¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?
4 Pero tú ofreces perdón,
para que aprendamos a temerte.
5 Yo cuento con el Señor;
sí, cuento con él.
En su palabra he puesto mi esperanza.
6 Anhelo al Señor
más que los centinelas el amanecer,
sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer.
7 Oh Israel, espera en el Señor,
porque en el Señor hay amor inagotable;
su redención sobreabunda.
8 Él mismo redimirá a Israel
de toda clase de pecado.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
131 Señor, mi corazón no es orgulloso;
mis ojos no son altivos.
No me intereso en cuestiones demasiado grandes
o impresionantes que no puedo asimilar.
2 En cambio, me he calmado y aquietado,
como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre.
Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior.
3 Oh Israel, pon tu esperanza en el Señor,
ahora y siempre.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
132 Señor, acuérdate de David
y de todo lo que sufrió.
2 Le hizo una promesa solemne al Señor;
le juró al Poderoso de Israel:[a]
3 «No iré a mi hogar
ni me permitiré descansar;
4 no dejaré que mis ojos duerman
ni cerraré los párpados adormecidos
5 hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el Señor,
un santuario para el Poderoso de Israel».
6 Oímos que el arca estaba en Efrata;
luego la encontramos en los campos distantes de Jaar.
7 Vayamos al santuario del Señor;
adoremos al pie de su trono.
8 Levántate, oh Señor, y entra en tu lugar de descanso,
junto con el arca, símbolo de tu poder.
9 Que tus sacerdotes se vistan de santidad;
que tus leales servidores canten de alegría.
10 Por amor a tu siervo David,
no rechaces al rey que has ungido.
11 El Señor le hizo un juramento a David
con una promesa que nunca retirará:
«Pondré a uno de tus descendientes
en tu trono.
12 Si tus descendientes obedecen las condiciones de mi pacto
y las leyes que les enseño,
entonces tu linaje real
continuará por siempre y para siempre».
13 Pues el Señor ha escogido a Jerusalén;[b]
ha querido que sea su hogar.
14 «Este es mi lugar de descanso para siempre—dijo—;
viviré aquí porque este es el hogar que he deseado.
15 Bendeciré a esta ciudad y la haré próspera;
saciaré a sus pobres con alimento.
16 Vestiré a sus sacerdotes con santidad;
sus fieles servidores cantarán de alegría.
17 Aquí aumentaré el poder de David;
mi ungido será una luz para mi pueblo.
18 Vestiré de vergüenza a sus enemigos,
pero él será un rey glorioso».
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
133 ¡Qué maravilloso y agradable es
cuando los hermanos conviven en armonía!
2 Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción
que se derramó sobre la cabeza de Aarón,
que corrió por su barba
hasta llegar al borde de su túnica.
3 La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón
que cae sobre las montañas de Sion.
Y allí el Señor ha pronunciado su bendición,
incluso la vida eterna.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
134 Alaben al Señor, todos ustedes, siervos del Señor,
que sirven de noche en la casa del Señor.
2 Levanten sus manos hacia el santuario,
y alaben al Señor.
3 Que el Señor, quien hizo el cielo y la tierra,
te bendiga desde Jerusalén.[c]
135 ¡Alabado sea el Señor!
¡Alaben el nombre del Señor!
Alábenlo, ustedes, los que sirven al Señor,
2 los que sirven en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alaben al Señor, porque el Señor es bueno;
celebren con música su precioso nombre.
4 Pues el Señor escogió a Jacob para sí,
a Israel, como su tesoro especial.
5 Yo conozco la grandeza del Señor:
nuestro Señor es más grande que cualquier otro dios.
6 El Señor hace lo que le place
por todo el cielo y toda la tierra,
y en los océanos y sus profundidades.
7 Hace que las nubes se eleven sobre toda la tierra.
Envía relámpagos junto con la lluvia
y suelta el viento desde sus depósitos.
8 Destruyó al primer hijo varón de cada hogar egipcio
y a las primeras crías de los animales.
9 Realizó señales milagrosas y maravillas en Egipto
en contra del faraón y todo su pueblo.
10 Hirió de muerte a grandes naciones
y masacró a reyes poderosos:
11 a Sehón, rey de los amorreos;
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Entregó sus tierras como herencia,
como preciada posesión a su pueblo Israel.
13 Tu nombre, oh Señor, permanece para siempre;
tu fama, oh Señor, se conoce en cada generación.
14 Pues el Señor hará justicia a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones no son más que objetos de plata y oro;
manos humanas les dieron forma.
16 Tienen boca pero no pueden hablar,
tienen ojos pero no pueden ver.
17 Tienen oídos pero no pueden oír,
tienen boca pero no pueden respirar.
18 Y los que hacen ídolos son iguales a ellos,
como también todos los que confían en ellos.
19 ¡Oh Israel, alaba al Señor!
¡Oh sacerdotes—descendientes de Aarón—, alaben al Señor!
20 ¡Oh levitas, alaben al Señor!
¡Todos los que temen al Señor, alaben al Señor!
21 El Señor sea alabado desde Sion,
porque él vive aquí en Jerusalén.
¡Alabado sea el Señor!
136 ¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.
2 Den gracias al Dios de dioses.
Su fiel amor perdura para siempre.
3 Den gracias al Señor de señores.
Su fiel amor perdura para siempre.
4 Den gracias al único que puede hacer milagros poderosos.
Su fiel amor perdura para siempre.
5 Den gracias al que hizo los cielos con tanta habilidad.
Su fiel amor perdura para siempre.
6 Den gracias al que ubicó la tierra en medio de las aguas.
Su fiel amor perdura para siempre.
7 Den gracias al que hizo las lumbreras celestiales:
Su fiel amor perdura para siempre.
8 el sol para que gobierne de día,
Su fiel amor perdura para siempre.
9 y la luna y las estrellas para que gobiernen de noche.
Su fiel amor perdura para siempre.
10 Den gracias al que mató a los hijos mayores de Egipto.
Su fiel amor perdura para siempre.
11 Él sacó a Israel de Egipto.
Su fiel amor perdura para siempre.
12 Actuó con mano fuerte y brazo poderoso.
Su fiel amor perdura para siempre.
13 Den gracias al que separó las aguas del mar Rojo.[d]
Su fiel amor perdura para siempre.
14 Hizo cruzar a salvo a Israel,
Su fiel amor perdura para siempre.
15 pero arrojó al mar Rojo al faraón y a su ejército.
Su fiel amor perdura para siempre.
16 Den gracias al que guio a su pueblo por el desierto.
Su fiel amor perdura para siempre.
17 Den gracias al que hirió de muerte a reyes poderosos.
Su fiel amor perdura para siempre.
18 Mató a reyes poderosos:
Su fiel amor perdura para siempre.
19 a Sehón, rey de los amorreos,
Su fiel amor perdura para siempre.
20 y a Og, rey de Basán.
Su fiel amor perdura para siempre.
21 Dios entregó las tierras de estos reyes como herencia:
Su fiel amor perdura para siempre.
22 como preciada posesión a su siervo Israel.
Su fiel amor perdura para siempre.
23 Él se acordó de nosotros en nuestras debilidades.
Su fiel amor perdura para siempre.
24 Nos salvó de nuestros enemigos.
Su fiel amor perdura para siempre.
25 Él provee alimento a todo ser viviente.
Su fiel amor perdura para siempre.
26 Den gracias al Dios del cielo.
Su fiel amor perdura para siempre.
137 Junto a los ríos de Babilonia, nos sentamos y lloramos
al pensar en Jerusalén.[e]
2 Guardamos las arpas,
las colgamos en las ramas de los álamos.
3 Pues nuestros captores nos exigían que cantáramos;
los que nos atormentaban insistían en un himno de alegría:
«¡Cántennos una de esas canciones acerca de Jerusalén!».
4 ¿Pero cómo podemos entonar las canciones del Señor
mientras estamos en una tierra pagana?
5 Si me olvido de ti, oh Jerusalén,
que mi mano derecha se olvide de cómo tocar el arpa.
6 Que la lengua se me pegue al paladar
si dejo de recordarte,
si no hago de Jerusalén mi mayor alegría.
7 Oh Señor, recuerda lo que hicieron los edomitas
el día en que los ejércitos de Babilonia tomaron a Jerusalén.
«¡Destrúyanla!—gritaron—.
¡Allánenla hasta reducirla a escombros!».
8 Oh Babilonia, serás destruida;
feliz será el que te haga pagar
por lo que nos has hecho.
9 ¡Feliz será el que tome a tus bebés
y los estrelle contra las rocas!
Salmo de David.
138 Te doy gracias, oh Señor, con todo el corazón;
delante de los dioses cantaré tus alabanzas.
2 Me inclino ante tu santo templo mientras adoro;
alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad,
porque tus promesas están respaldadas
por todo el honor de tu nombre.
3 En cuanto oro, tú me respondes;
me alientas al darme fuerza.
4 Todos los reyes del mundo te darán gracias, Señor,
porque cada uno de ellos escuchará tus palabras.
5 Así es, cantarán acerca de los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es muy grande.
6 Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes,
pero se mantiene distante de los orgullosos.
7 Aunque estoy rodeado de dificultades,
tú me protegerás del enojo de mis enemigos.
Extiendes tu mano,
y el poder de tu mano derecha me salva.
8 El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida,
pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre.
No me abandones, porque tú me creaste.
Para el director del coro: salmo de David.
139 Oh Señor, has examinado mi corazón
y sabes todo acerca de mí.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
conoces mis pensamientos, aun cuando me encuentro lejos.
3 Me ves cuando viajo
y cuando descanso en casa.
Sabes todo lo que hago.
4 Sabes lo que voy a decir
incluso antes de que lo diga, Señor.
5 Vas delante y detrás de mí.
Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza.
6 Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡es tan elevado que no puedo entenderlo!
7 ¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
¡Jamás podría huir de tu presencia!
8 Si subo al cielo, allí estás tú;
si desciendo a la tumba,[f] allí estás tú.
9 Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
si habito junto a los océanos más lejanos,
10 aun allí me guiará tu mano
y me sostendrá tu fuerza.
11 Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
12 pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.
13 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
y me entretejiste en el vientre de mi madre.
14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
15 Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
16 Me viste antes de que naciera.
Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
antes de que un solo día pasara.
17 Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[g] oh Dios.
¡No se pueden enumerar!
18 Ni siquiera puedo contarlos;
¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
¡todavía estás conmigo!
19 ¡Oh Dios, si tan solo destruyeras a los perversos!
¡Lárguense de mi vida, ustedes asesinos!
20 Blasfeman contra ti;
tus enemigos hacen mal uso de tu nombre.
21 Oh Señor, ¿no debería odiar a los que te odian?
¿No debería despreciar a los que se te oponen?
22 Sí, los odio con todas mis fuerzas,
porque tus enemigos son mis enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
24 Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
y guíame por el camino de la vida eterna.
Para el director del coro: salmo de David.
140 Oh Señor, rescátame de los malvados;
protégeme de los que son violentos,
2 de quienes traman el mal en el corazón
y causan problemas todo el día.
3 Su lengua pica como una serpiente;
veneno de víbora gotea de sus labios. Interludio
4 Oh Señor, líbrame de la mano de los perversos;
protégeme de los violentos
porque traman un complot en mi contra.
5 Los orgullosos tendieron una trampa para atraparme;
extendieron una red;
colocaron trampas a lo largo del camino. Interludio
6 Le dije al Señor: «¡Tú eres mi Dios!».
¡Escucha, oh Señor, mis súplicas por misericordia!
7 Oh Señor Soberano, tú eres el poderoso que me rescató.
Tú me protegiste en el día de la batalla.
8 Señor, no permitas que los malvados se salgan con la suya;
no dejes que prosperen sus maquinaciones malignas
porque se volverán orgullosos. Interludio
9 Que mis enemigos sean destruidos
por el mismo mal que han planeado contra mí.
10 Que les caigan carbones encendidos sobre la cabeza;
que sean arrojados al fuego
o a pozos llenos de agua donde no haya escapatoria.
11 No dejes que los mentirosos prosperen en nuestra tierra;
haz que les caigan grandes calamidades a los violentos.
12 Pero a los que ellos persiguen, yo sé que el Señor los ayudará
y hará justicia a los pobres.
13 Sin duda, los rectos alaban tu nombre;
los justos vivirán en tu presencia.
Salmo de David.
141 Oh Señor, clamo a ti. ¡Por favor, apresúrate!
¡Escucha cuando clamo a ti por ayuda!
2 Acepta como incienso la oración que te ofrezco,
y mis manos levantadas, como una ofrenda vespertina.
3 Toma control de lo que digo, oh Señor,
y guarda mis labios.
4 No permitas que me deslice hacia el mal
ni que me involucre en actos perversos.
No me dejes participar de los manjares
de quienes hacen lo malo.
5 ¡Deja que los justos me golpeen!
¡Será un acto de bondad!
Si me corrigen, es un remedio calmante;
no permitas que lo rechace.
Pero oro constantemente
en contra de los perversos y de lo que hacen.
6 Cuando a sus líderes los arrojen por un acantilado,
los perversos escucharán mis palabras y descubrirán que son verdad.
7 Como las piedras que levanta el arado,
los huesos de los perversos quedarán esparcidos, sin que nadie los entierre.[h]
8 Busco tu ayuda, oh Señor Soberano.
Tú eres mi refugio; no dejes que me maten.
9 Líbrame de las trampas que me han tendido
y de los engaños de los que hacen el mal.
10 Que los perversos caigan en sus propias redes,
pero a mí, déjame escapar.
Salmo[i] de David, acerca de su experiencia en la cueva. Oración.
142 Clamo al Señor;
ruego la misericordia del Señor.
2 Expongo mis quejas delante de él
y le cuento todos mis problemas.
3 Cuando me siento agobiado,
solo tú sabes qué camino debo tomar.
Vaya adonde vaya,
mis enemigos me han tendido trampas.
4 Busco a alguien que venga a ayudarme,
¡pero a nadie se le ocurre hacerlo!
Nadie me ayudará;
a nadie le importa un bledo lo que me pasa.
5 Entonces oro a ti, oh Señor,
y digo: «Tú eres mi lugar de refugio.
En verdad, eres todo lo que quiero en la vida.
6 Oye mi clamor,
porque estoy muy decaído.
Rescátame de mis perseguidores,
porque son demasiado fuertes para mí.
7 Sácame de la prisión
para que pueda agradecerte.
Los justos se amontonarán a mi alrededor,
porque tú eres bueno conmigo».
Salmo de David.
143 Oye mi oración, oh Señor;
¡escucha mi ruego!
Respóndeme, porque eres fiel y justo.
2 No lleves a juicio a tu siervo,
porque ante ti nadie es inocente.
3 El enemigo me ha perseguido;
me ha tirado al suelo
y me obliga a vivir en la oscuridad como los que están en la tumba.
4 Estoy perdiendo toda esperanza;
quedo paralizado de miedo.
5 Recuerdo los días de antaño.
Medito en todas tus grandes obras
y pienso en lo que has hecho.
6 A ti levanto mis manos en oración;
tengo sed de ti como la tierra reseca tiene sed de lluvia. Interludio
7 Ven pronto, Señor, y respóndeme,
porque mi abatimiento se profundiza.
No te apartes de mí,
o moriré.
8 Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable,
porque en ti confío.
Muéstrame por dónde debo andar,
porque a ti me entrego.
9 Rescátame de mis enemigos, Señor;
corro a ti para que me escondas.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante
con pasos firmes.
11 Para gloria de tu nombre, oh Señor, preserva mi vida;
por tu fidelidad, sácame de esta angustia.
12 En tu amor inagotable, silencia a todos mis enemigos
y destruye a todos mis adversarios,
porque soy tu siervo.
Salmo de David.
144 Alaben al Señor, mi roca.
Él entrena mis manos para la guerra
y da destreza a mis dedos para la batalla.
2 Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza,
mi torre de seguridad y quien me rescata.
Es mi escudo, y en él me refugio.
Hace que las naciones se sometan[j] a mí.
3 Oh Señor, ¿qué son los seres humanos para que te fijes en ellos,
los simples mortales para que te preocupes por ellos?
4 Pues son como un suspiro;
sus días son como una sombra pasajera.
5 Abre los cielos, Señor, y desciende;
toca las montañas para que echen humo.
6 ¡Lanza tus rayos y esparce a tus enemigos!
¡Dispara tus flechas y confúndelos!
7 Alcánzame desde el cielo y rescátame;
sálvame de las aguas profundas,
del poder de mis enemigos.
8 Su boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
9 ¡Te entonaré una nueva canción, oh Dios!
Cantaré tus alabanzas con un arpa de diez cuerdas.
10 ¡Pues tú concedes la victoria a los reyes!
Rescataste a tu siervo David de la espada mortal.
11 ¡Sálvame!
Rescátame del poder de mis enemigos.
Su boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
12 Que nuestros hijos florezcan en su juventud
como plantas bien nutridas;
que nuestras hijas sean como columnas elegantes,
talladas para embellecer un palacio.
13 Que nuestros graneros estén llenos
de toda clase de cosechas;
que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles,
y hasta de a diez miles,
14 y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos.
Que ningún enemigo penetre nuestras murallas,
ni nos lleve cautivos,
ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades.
15 ¡Felices los que viven así!
Felices de verdad son los que tienen a Dios como el Señor.
[k]Salmo de alabanza de David.
145 Te exaltaré, mi Dios y Rey,
y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
2 Te alabaré todos los días;
sí, te alabaré por siempre.
3 ¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza!
Nadie puede medir su grandeza.
4 Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
y que proclame tu poder.
5 Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor,
y en tus maravillosos milagros.
6 Tus obras imponentes estarán en boca de todos;
proclamaré tu grandeza.
7 Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad;
cantarán de alegría acerca de tu justicia.
8 El Señor es misericordioso y compasivo,
lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
9 El Señor es bueno con todos;
desborda compasión sobre toda su creación.
10 Todas tus obras te agradecerán, Señor,
y tus fieles seguidores te darán alabanza.
11 Hablarán de la gloria de tu reino;
darán ejemplos de tu poder.
12 Contarán de tus obras poderosas
y de la majestad y la gloria de tu reinado.
13 Pues tu reino es un reino eterno;
gobiernas de generación en generación.
El Señor siempre cumple sus promesas;
es bondadoso en todo lo que hace.[l]
14 El Señor ayuda a los caídos
y levanta a los que están agobiados por sus cargas.
15 Los ojos de todos buscan en ti la esperanza;
les das su alimento según la necesidad.
16 Cuando abres tu mano,
sacias el hambre y la sed de todo ser viviente.
17 El Señor es justo en todo lo que hace;
está lleno de bondad.
18 El Señor está cerca de todos los que lo invocan,
sí, de todos los que lo invocan de verdad.
19 Él concede los deseos de los que le temen;
oye sus gritos de auxilio y los rescata.
20 El Señor protege a todos los que lo aman,
pero destruye a los perversos.
21 Alabaré al Señor,
y que todo el mundo bendiga su santo nombre
por siempre y para siempre.
146 ¡Alabado sea el Señor!
Que todo lo que soy alabe al Señor.
2 Alabaré al Señor mientras viva;
cantaré alabanzas a mi Dios con el último aliento.
3 No pongan su confianza en los poderosos;
no está allí la ayuda para ustedes.
4 Ellos, al dar su último suspiro, vuelven al polvo,
y todos sus planes mueren con ellos.
5 Pero felices son los que tienen como ayudador al Dios de Israel,[m]
los que han puesto su esperanza en el Señor su Dios.
6 Él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.
Él cumple todas sus promesas para siempre.
7 Hace justicia al oprimido
y da alimento al que tiene hambre.
El Señor libera a los prisioneros.
8 El Señor abre los ojos de los ciegos.
El Señor levanta a los agobiados.
El Señor ama a los justos.
9 El Señor protege a los extranjeros que viven entre nosotros.
Cuida de los huérfanos y las viudas,
pero frustra los planes de los perversos.
10 El Señor reinará por siempre.
Él será tu Dios, oh Jerusalén,[n] por todas las generaciones.
¡Alabado sea el Señor!
147 ¡Alabado sea el Señor!
¡Qué bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios!
¡Qué agradable y apropiado!
2 El Señor reconstruye a Jerusalén
y trae a los desterrados de vuelta a Israel.
3 Él sana a los de corazón quebrantado
y les venda las heridas.
4 Cuenta las estrellas
y llama a cada una por su nombre.
5 ¡Qué grande es nuestro Señor! ¡Su poder es absoluto!
¡Su comprensión supera todo entendimiento!
6 El Señor sostiene a los humildes,
pero derriba a los perversos y los hace morder el polvo.
7 Canten su gratitud al Señor;
al son del arpa, entonen alabanzas a nuestro Dios.
8 Él cubre los cielos con nubes,
provee lluvia a la tierra,
y hace crecer la hierba en los pastizales de los montes.
9 Da alimento a los animales salvajes
y alimenta a las crías del cuervo cuando chillan.
10 No se complace en la fuerza del caballo
ni en el poder del ser humano.
11 No, el Señor se deleita en los que le temen,
en los que ponen su esperanza en su amor inagotable.
12 ¡Glorifica al Señor, oh Jerusalén!
¡Alaba a tu Dios, oh Sion!
13 Pues él ha reforzado las rejas de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos que habitan dentro de tus murallas.
14 Envía paz por toda tu nación
y te sacia el hambre con el mejor trigo.
15 Envía sus órdenes al mundo;
¡qué veloz corre su palabra!
16 Envía la nieve como lana blanca
y esparce la escarcha sobre la tierra como ceniza.
17 Lanza el granizo como piedras.[o]
¿Quién puede resistir su frío congelante?
18 Luego, a su orden todo se derrite;
envía sus vientos y el hielo se disuelve.
19 Dios reveló su palabra a Jacob,
sus decretos y ordenanzas a Israel.
20 No ha hecho esto con ninguna otra nación;
las demás naciones no conocen sus ordenanzas.
¡Alabado sea el Señor!
148 ¡Alabado sea el Señor!
¡Alaben al Señor desde los cielos!
¡Alábenlo desde el firmamento!
2 ¡Alábenlo, todos sus ángeles!
¡Alábenlo, todos los ejércitos celestiales!
3 ¡Alábenlo, sol y luna!
¡Alábenlo, todas las estrellas brillantes!
4 ¡Alábenlo, los altos cielos!
¡Alábenlo, los vapores que están mucho más allá de las nubes!
5 Que toda cosa creada alabe al Señor,
pues él dio la orden y todo cobró vida.
6 Puso todo lo creado en su lugar por siempre y para siempre.
Su decreto jamás será revocado.
7 Alaben al Señor desde la tierra,
ustedes, criaturas de las profundidades del océano,
8 el fuego y el granizo, la nieve y las nubes,[p]
el viento y el clima que le obedecen,
9 ustedes, las montañas y todas las colinas,
los árboles frutales y los cedros,
10 los animales salvajes y todo el ganado,
los animales pequeños que corren por el suelo y las aves,
11 los reyes de la tierra y toda la gente,
los gobernantes y los jueces de la tierra,
12 los muchachos y las jovencitas,
los ancianos y los niños.
13 Que todos alaben el nombre del Señor,
porque su nombre es muy grande;
¡su gloria está por encima de la tierra y el cielo!
14 Dios hizo fuerte a su pueblo
y honró a sus fieles:
los del pueblo de Israel que están cerca de él.
¡Alabado sea el Señor!
149 ¡Alabado sea el Señor!
Canten al Señor una nueva canción;
canten sus alabanzas en la asamblea de los fieles.
2 Oh Israel, alégrate de tu Creador.
Oh pueblo de Jerusalén,[q] regocíjate de tu Rey.
3 Alaba su nombre con danza,
y acompáñala con panderetas y arpas,
4 porque el Señor se deleita en su pueblo;
él corona al humilde con victoria.
5 Que los fieles se alegren de que él los honra;
que canten de alegría mientras descansan en sus camas.
6 Que las alabanzas de Dios estén en sus labios
y tengan una espada afilada en las manos,
7 para tomar venganza contra las naciones
y castigar a los pueblos,
8 para encadenar a sus reyes con grilletes
y a sus líderes con cadenas de hierro,
9 para ejecutar el juicio que está escrito contra ellos.
Este es el privilegio glorioso que tienen sus fieles.
¡Alabado sea el Señor!
Footnotes
- 132:2 En hebreo de Jacob; también en 132:5. Ver nota en 44:4.
- 132:13 En hebreo Sion.
- 134:3 En hebreo Sion.
- 136:13 En hebreo mar de juncos; también en 136:15.
- 137:1 En hebreo Sion; también en 137:3.
- 139:8 En hebreo al Seol.
- 139:17 O Qué preciosos son para mí tus pensamientos.
- 141:7 En hebreo nuestros huesos serán esparcidos en la boca del Seol.
- 142:TÍTULO En hebreo Masquil. Puede ser un término literario o musical.
- 144:2 Algunos manuscritos dicen que mi pueblo se someta.
- 145: Este salmo es un poema acróstico hebreo: cada verso (incluso 13b) comienza con una letra del alfabeto hebreo en forma consecutiva.
- 145:13 Así aparece en los Rollos del mar Muerto, en la versión griega y en la siríaca; en el texto masorético faltan las dos últimas líneas de este versículo.
- 146:5 En hebreo de Jacob. Ver nota en 44:4.
- 146:10 En hebreo Sion.
- 147:17 En hebreo como migas de pan.
- 148:8 O la neblina, o el humo.
- 149:2 En hebreo Sion.
Salmos 130-149
Nueva Traducción Viviente
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
130 Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor,
clamo por tu ayuda.
2 Escucha mi clamor, oh Señor.
Presta atención a mi oración.
3 Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados,
¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?
4 Pero tú ofreces perdón,
para que aprendamos a temerte.
5 Yo cuento con el Señor;
sí, cuento con él.
En su palabra he puesto mi esperanza.
6 Anhelo al Señor
más que los centinelas el amanecer,
sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer.
7 Oh Israel, espera en el Señor,
porque en el Señor hay amor inagotable;
su redención sobreabunda.
8 Él mismo redimirá a Israel
de toda clase de pecado.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
131 Señor, mi corazón no es orgulloso;
mis ojos no son altivos.
No me intereso en cuestiones demasiado grandes
o impresionantes que no puedo asimilar.
2 En cambio, me he calmado y aquietado,
como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre.
Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior.
3 Oh Israel, pon tu esperanza en el Señor,
ahora y siempre.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
132 Señor, acuérdate de David
y de todo lo que sufrió.
2 Le hizo una promesa solemne al Señor;
le juró al Poderoso de Israel:[a]
3 «No iré a mi hogar
ni me permitiré descansar;
4 no dejaré que mis ojos duerman
ni cerraré los párpados adormecidos
5 hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el Señor,
un santuario para el Poderoso de Israel».
6 Oímos que el arca estaba en Efrata;
luego la encontramos en los campos distantes de Jaar.
7 Vayamos al santuario del Señor;
adoremos al pie de su trono.
8 Levántate, oh Señor, y entra en tu lugar de descanso,
junto con el arca, símbolo de tu poder.
9 Que tus sacerdotes se vistan de santidad;
que tus leales servidores canten de alegría.
10 Por amor a tu siervo David,
no rechaces al rey que has ungido.
11 El Señor le hizo un juramento a David
con una promesa que nunca retirará:
«Pondré a uno de tus descendientes
en tu trono.
12 Si tus descendientes obedecen las condiciones de mi pacto
y las leyes que les enseño,
entonces tu linaje real
continuará por siempre y para siempre».
13 Pues el Señor ha escogido a Jerusalén;[b]
ha querido que sea su hogar.
14 «Este es mi lugar de descanso para siempre—dijo—;
viviré aquí porque este es el hogar que he deseado.
15 Bendeciré a esta ciudad y la haré próspera;
saciaré a sus pobres con alimento.
16 Vestiré a sus sacerdotes con santidad;
sus fieles servidores cantarán de alegría.
17 Aquí aumentaré el poder de David;
mi ungido será una luz para mi pueblo.
18 Vestiré de vergüenza a sus enemigos,
pero él será un rey glorioso».
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
133 ¡Qué maravilloso y agradable es
cuando los hermanos conviven en armonía!
2 Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción
que se derramó sobre la cabeza de Aarón,
que corrió por su barba
hasta llegar al borde de su túnica.
3 La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón
que cae sobre las montañas de Sion.
Y allí el Señor ha pronunciado su bendición,
incluso la vida eterna.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
134 Alaben al Señor, todos ustedes, siervos del Señor,
que sirven de noche en la casa del Señor.
2 Levanten sus manos hacia el santuario,
y alaben al Señor.
3 Que el Señor, quien hizo el cielo y la tierra,
te bendiga desde Jerusalén.[c]
135 ¡Alabado sea el Señor!
¡Alaben el nombre del Señor!
Alábenlo, ustedes, los que sirven al Señor,
2 los que sirven en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alaben al Señor, porque el Señor es bueno;
celebren con música su precioso nombre.
4 Pues el Señor escogió a Jacob para sí,
a Israel, como su tesoro especial.
5 Yo conozco la grandeza del Señor:
nuestro Señor es más grande que cualquier otro dios.
6 El Señor hace lo que le place
por todo el cielo y toda la tierra,
y en los océanos y sus profundidades.
7 Hace que las nubes se eleven sobre toda la tierra.
Envía relámpagos junto con la lluvia
y suelta el viento desde sus depósitos.
8 Destruyó al primer hijo varón de cada hogar egipcio
y a las primeras crías de los animales.
9 Realizó señales milagrosas y maravillas en Egipto
en contra del faraón y todo su pueblo.
10 Hirió de muerte a grandes naciones
y masacró a reyes poderosos:
11 a Sehón, rey de los amorreos;
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Entregó sus tierras como herencia,
como preciada posesión a su pueblo Israel.
13 Tu nombre, oh Señor, permanece para siempre;
tu fama, oh Señor, se conoce en cada generación.
14 Pues el Señor hará justicia a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones no son más que objetos de plata y oro;
manos humanas les dieron forma.
16 Tienen boca pero no pueden hablar,
tienen ojos pero no pueden ver.
17 Tienen oídos pero no pueden oír,
tienen boca pero no pueden respirar.
18 Y los que hacen ídolos son iguales a ellos,
como también todos los que confían en ellos.
19 ¡Oh Israel, alaba al Señor!
¡Oh sacerdotes—descendientes de Aarón—, alaben al Señor!
20 ¡Oh levitas, alaben al Señor!
¡Todos los que temen al Señor, alaben al Señor!
21 El Señor sea alabado desde Sion,
porque él vive aquí en Jerusalén.
¡Alabado sea el Señor!
136 ¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.
2 Den gracias al Dios de dioses.
Su fiel amor perdura para siempre.
3 Den gracias al Señor de señores.
Su fiel amor perdura para siempre.
4 Den gracias al único que puede hacer milagros poderosos.
Su fiel amor perdura para siempre.
5 Den gracias al que hizo los cielos con tanta habilidad.
Su fiel amor perdura para siempre.
6 Den gracias al que ubicó la tierra en medio de las aguas.
Su fiel amor perdura para siempre.
7 Den gracias al que hizo las lumbreras celestiales:
Su fiel amor perdura para siempre.
8 el sol para que gobierne de día,
Su fiel amor perdura para siempre.
9 y la luna y las estrellas para que gobiernen de noche.
Su fiel amor perdura para siempre.
10 Den gracias al que mató a los hijos mayores de Egipto.
Su fiel amor perdura para siempre.
11 Él sacó a Israel de Egipto.
Su fiel amor perdura para siempre.
12 Actuó con mano fuerte y brazo poderoso.
Su fiel amor perdura para siempre.
13 Den gracias al que separó las aguas del mar Rojo.[d]
Su fiel amor perdura para siempre.
14 Hizo cruzar a salvo a Israel,
Su fiel amor perdura para siempre.
15 pero arrojó al mar Rojo al faraón y a su ejército.
Su fiel amor perdura para siempre.
16 Den gracias al que guio a su pueblo por el desierto.
Su fiel amor perdura para siempre.
17 Den gracias al que hirió de muerte a reyes poderosos.
Su fiel amor perdura para siempre.
18 Mató a reyes poderosos:
Su fiel amor perdura para siempre.
19 a Sehón, rey de los amorreos,
Su fiel amor perdura para siempre.
20 y a Og, rey de Basán.
Su fiel amor perdura para siempre.
21 Dios entregó las tierras de estos reyes como herencia:
Su fiel amor perdura para siempre.
22 como preciada posesión a su siervo Israel.
Su fiel amor perdura para siempre.
23 Él se acordó de nosotros en nuestras debilidades.
Su fiel amor perdura para siempre.
24 Nos salvó de nuestros enemigos.
Su fiel amor perdura para siempre.
25 Él provee alimento a todo ser viviente.
Su fiel amor perdura para siempre.
26 Den gracias al Dios del cielo.
Su fiel amor perdura para siempre.
137 Junto a los ríos de Babilonia, nos sentamos y lloramos
al pensar en Jerusalén.[e]
2 Guardamos las arpas,
las colgamos en las ramas de los álamos.
3 Pues nuestros captores nos exigían que cantáramos;
los que nos atormentaban insistían en un himno de alegría:
«¡Cántennos una de esas canciones acerca de Jerusalén!».
4 ¿Pero cómo podemos entonar las canciones del Señor
mientras estamos en una tierra pagana?
5 Si me olvido de ti, oh Jerusalén,
que mi mano derecha se olvide de cómo tocar el arpa.
6 Que la lengua se me pegue al paladar
si dejo de recordarte,
si no hago de Jerusalén mi mayor alegría.
7 Oh Señor, recuerda lo que hicieron los edomitas
el día en que los ejércitos de Babilonia tomaron a Jerusalén.
«¡Destrúyanla!—gritaron—.
¡Allánenla hasta reducirla a escombros!».
8 Oh Babilonia, serás destruida;
feliz será el que te haga pagar
por lo que nos has hecho.
9 ¡Feliz será el que tome a tus bebés
y los estrelle contra las rocas!
Salmo de David.
138 Te doy gracias, oh Señor, con todo el corazón;
delante de los dioses cantaré tus alabanzas.
2 Me inclino ante tu santo templo mientras adoro;
alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad,
porque tus promesas están respaldadas
por todo el honor de tu nombre.
3 En cuanto oro, tú me respondes;
me alientas al darme fuerza.
4 Todos los reyes del mundo te darán gracias, Señor,
porque cada uno de ellos escuchará tus palabras.
5 Así es, cantarán acerca de los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es muy grande.
6 Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes,
pero se mantiene distante de los orgullosos.
7 Aunque estoy rodeado de dificultades,
tú me protegerás del enojo de mis enemigos.
Extiendes tu mano,
y el poder de tu mano derecha me salva.
8 El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida,
pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre.
No me abandones, porque tú me creaste.
Para el director del coro: salmo de David.
139 Oh Señor, has examinado mi corazón
y sabes todo acerca de mí.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
conoces mis pensamientos, aun cuando me encuentro lejos.
3 Me ves cuando viajo
y cuando descanso en casa.
Sabes todo lo que hago.
4 Sabes lo que voy a decir
incluso antes de que lo diga, Señor.
5 Vas delante y detrás de mí.
Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza.
6 Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡es tan elevado que no puedo entenderlo!
7 ¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
¡Jamás podría huir de tu presencia!
8 Si subo al cielo, allí estás tú;
si desciendo a la tumba,[f] allí estás tú.
9 Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
si habito junto a los océanos más lejanos,
10 aun allí me guiará tu mano
y me sostendrá tu fuerza.
11 Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
12 pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.
13 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
y me entretejiste en el vientre de mi madre.
14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
15 Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
16 Me viste antes de que naciera.
Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
antes de que un solo día pasara.
17 Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[g] oh Dios.
¡No se pueden enumerar!
18 Ni siquiera puedo contarlos;
¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
¡todavía estás conmigo!
19 ¡Oh Dios, si tan solo destruyeras a los perversos!
¡Lárguense de mi vida, ustedes asesinos!
20 Blasfeman contra ti;
tus enemigos hacen mal uso de tu nombre.
21 Oh Señor, ¿no debería odiar a los que te odian?
¿No debería despreciar a los que se te oponen?
22 Sí, los odio con todas mis fuerzas,
porque tus enemigos son mis enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
24 Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
y guíame por el camino de la vida eterna.
Para el director del coro: salmo de David.
140 Oh Señor, rescátame de los malvados;
protégeme de los que son violentos,
2 de quienes traman el mal en el corazón
y causan problemas todo el día.
3 Su lengua pica como una serpiente;
veneno de víbora gotea de sus labios. Interludio
4 Oh Señor, líbrame de la mano de los perversos;
protégeme de los violentos
porque traman un complot en mi contra.
5 Los orgullosos tendieron una trampa para atraparme;
extendieron una red;
colocaron trampas a lo largo del camino. Interludio
6 Le dije al Señor: «¡Tú eres mi Dios!».
¡Escucha, oh Señor, mis súplicas por misericordia!
7 Oh Señor Soberano, tú eres el poderoso que me rescató.
Tú me protegiste en el día de la batalla.
8 Señor, no permitas que los malvados se salgan con la suya;
no dejes que prosperen sus maquinaciones malignas
porque se volverán orgullosos. Interludio
9 Que mis enemigos sean destruidos
por el mismo mal que han planeado contra mí.
10 Que les caigan carbones encendidos sobre la cabeza;
que sean arrojados al fuego
o a pozos llenos de agua donde no haya escapatoria.
11 No dejes que los mentirosos prosperen en nuestra tierra;
haz que les caigan grandes calamidades a los violentos.
12 Pero a los que ellos persiguen, yo sé que el Señor los ayudará
y hará justicia a los pobres.
13 Sin duda, los rectos alaban tu nombre;
los justos vivirán en tu presencia.
Salmo de David.
141 Oh Señor, clamo a ti. ¡Por favor, apresúrate!
¡Escucha cuando clamo a ti por ayuda!
2 Acepta como incienso la oración que te ofrezco,
y mis manos levantadas, como una ofrenda vespertina.
3 Toma control de lo que digo, oh Señor,
y guarda mis labios.
4 No permitas que me deslice hacia el mal
ni que me involucre en actos perversos.
No me dejes participar de los manjares
de quienes hacen lo malo.
5 ¡Deja que los justos me golpeen!
¡Será un acto de bondad!
Si me corrigen, es un remedio calmante;
no permitas que lo rechace.
Pero oro constantemente
en contra de los perversos y de lo que hacen.
6 Cuando a sus líderes los arrojen por un acantilado,
los perversos escucharán mis palabras y descubrirán que son verdad.
7 Como las piedras que levanta el arado,
los huesos de los perversos quedarán esparcidos, sin que nadie los entierre.[h]
8 Busco tu ayuda, oh Señor Soberano.
Tú eres mi refugio; no dejes que me maten.
9 Líbrame de las trampas que me han tendido
y de los engaños de los que hacen el mal.
10 Que los perversos caigan en sus propias redes,
pero a mí, déjame escapar.
Salmo[i] de David, acerca de su experiencia en la cueva. Oración.
142 Clamo al Señor;
ruego la misericordia del Señor.
2 Expongo mis quejas delante de él
y le cuento todos mis problemas.
3 Cuando me siento agobiado,
solo tú sabes qué camino debo tomar.
Vaya adonde vaya,
mis enemigos me han tendido trampas.
4 Busco a alguien que venga a ayudarme,
¡pero a nadie se le ocurre hacerlo!
Nadie me ayudará;
a nadie le importa un bledo lo que me pasa.
5 Entonces oro a ti, oh Señor,
y digo: «Tú eres mi lugar de refugio.
En verdad, eres todo lo que quiero en la vida.
6 Oye mi clamor,
porque estoy muy decaído.
Rescátame de mis perseguidores,
porque son demasiado fuertes para mí.
7 Sácame de la prisión
para que pueda agradecerte.
Los justos se amontonarán a mi alrededor,
porque tú eres bueno conmigo».
Salmo de David.
143 Oye mi oración, oh Señor;
¡escucha mi ruego!
Respóndeme, porque eres fiel y justo.
2 No lleves a juicio a tu siervo,
porque ante ti nadie es inocente.
3 El enemigo me ha perseguido;
me ha tirado al suelo
y me obliga a vivir en la oscuridad como los que están en la tumba.
4 Estoy perdiendo toda esperanza;
quedo paralizado de miedo.
5 Recuerdo los días de antaño.
Medito en todas tus grandes obras
y pienso en lo que has hecho.
6 A ti levanto mis manos en oración;
tengo sed de ti como la tierra reseca tiene sed de lluvia. Interludio
7 Ven pronto, Señor, y respóndeme,
porque mi abatimiento se profundiza.
No te apartes de mí,
o moriré.
8 Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable,
porque en ti confío.
Muéstrame por dónde debo andar,
porque a ti me entrego.
9 Rescátame de mis enemigos, Señor;
corro a ti para que me escondas.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante
con pasos firmes.
11 Para gloria de tu nombre, oh Señor, preserva mi vida;
por tu fidelidad, sácame de esta angustia.
12 En tu amor inagotable, silencia a todos mis enemigos
y destruye a todos mis adversarios,
porque soy tu siervo.
Salmo de David.
144 Alaben al Señor, mi roca.
Él entrena mis manos para la guerra
y da destreza a mis dedos para la batalla.
2 Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza,
mi torre de seguridad y quien me rescata.
Es mi escudo, y en él me refugio.
Hace que las naciones se sometan[j] a mí.
3 Oh Señor, ¿qué son los seres humanos para que te fijes en ellos,
los simples mortales para que te preocupes por ellos?
4 Pues son como un suspiro;
sus días son como una sombra pasajera.
5 Abre los cielos, Señor, y desciende;
toca las montañas para que echen humo.
6 ¡Lanza tus rayos y esparce a tus enemigos!
¡Dispara tus flechas y confúndelos!
7 Alcánzame desde el cielo y rescátame;
sálvame de las aguas profundas,
del poder de mis enemigos.
8 Su boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
9 ¡Te entonaré una nueva canción, oh Dios!
Cantaré tus alabanzas con un arpa de diez cuerdas.
10 ¡Pues tú concedes la victoria a los reyes!
Rescataste a tu siervo David de la espada mortal.
11 ¡Sálvame!
Rescátame del poder de mis enemigos.
Su boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
12 Que nuestros hijos florezcan en su juventud
como plantas bien nutridas;
que nuestras hijas sean como columnas elegantes,
talladas para embellecer un palacio.
13 Que nuestros graneros estén llenos
de toda clase de cosechas;
que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles,
y hasta de a diez miles,
14 y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos.
Que ningún enemigo penetre nuestras murallas,
ni nos lleve cautivos,
ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades.
15 ¡Felices los que viven así!
Felices de verdad son los que tienen a Dios como el Señor.
[k]Salmo de alabanza de David.
145 Te exaltaré, mi Dios y Rey,
y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
2 Te alabaré todos los días;
sí, te alabaré por siempre.
3 ¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza!
Nadie puede medir su grandeza.
4 Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
y que proclame tu poder.
5 Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor,
y en tus maravillosos milagros.
6 Tus obras imponentes estarán en boca de todos;
proclamaré tu grandeza.
7 Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad;
cantarán de alegría acerca de tu justicia.
8 El Señor es misericordioso y compasivo,
lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
9 El Señor es bueno con todos;
desborda compasión sobre toda su creación.
10 Todas tus obras te agradecerán, Señor,
y tus fieles seguidores te darán alabanza.
11 Hablarán de la gloria de tu reino;
darán ejemplos de tu poder.
12 Contarán de tus obras poderosas
y de la majestad y la gloria de tu reinado.
13 Pues tu reino es un reino eterno;
gobiernas de generación en generación.
El Señor siempre cumple sus promesas;
es bondadoso en todo lo que hace.[l]
14 El Señor ayuda a los caídos
y levanta a los que están agobiados por sus cargas.
15 Los ojos de todos buscan en ti la esperanza;
les das su alimento según la necesidad.
16 Cuando abres tu mano,
sacias el hambre y la sed de todo ser viviente.
17 El Señor es justo en todo lo que hace;
está lleno de bondad.
18 El Señor está cerca de todos los que lo invocan,
sí, de todos los que lo invocan de verdad.
19 Él concede los deseos de los que le temen;
oye sus gritos de auxilio y los rescata.
20 El Señor protege a todos los que lo aman,
pero destruye a los perversos.
21 Alabaré al Señor,
y que todo el mundo bendiga su santo nombre
por siempre y para siempre.
146 ¡Alabado sea el Señor!
Que todo lo que soy alabe al Señor.
2 Alabaré al Señor mientras viva;
cantaré alabanzas a mi Dios con el último aliento.
3 No pongan su confianza en los poderosos;
no está allí la ayuda para ustedes.
4 Ellos, al dar su último suspiro, vuelven al polvo,
y todos sus planes mueren con ellos.
5 Pero felices son los que tienen como ayudador al Dios de Israel,[m]
los que han puesto su esperanza en el Señor su Dios.
6 Él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.
Él cumple todas sus promesas para siempre.
7 Hace justicia al oprimido
y da alimento al que tiene hambre.
El Señor libera a los prisioneros.
8 El Señor abre los ojos de los ciegos.
El Señor levanta a los agobiados.
El Señor ama a los justos.
9 El Señor protege a los extranjeros que viven entre nosotros.
Cuida de los huérfanos y las viudas,
pero frustra los planes de los perversos.
10 El Señor reinará por siempre.
Él será tu Dios, oh Jerusalén,[n] por todas las generaciones.
¡Alabado sea el Señor!
147 ¡Alabado sea el Señor!
¡Qué bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios!
¡Qué agradable y apropiado!
2 El Señor reconstruye a Jerusalén
y trae a los desterrados de vuelta a Israel.
3 Él sana a los de corazón quebrantado
y les venda las heridas.
4 Cuenta las estrellas
y llama a cada una por su nombre.
5 ¡Qué grande es nuestro Señor! ¡Su poder es absoluto!
¡Su comprensión supera todo entendimiento!
6 El Señor sostiene a los humildes,
pero derriba a los perversos y los hace morder el polvo.
7 Canten su gratitud al Señor;
al son del arpa, entonen alabanzas a nuestro Dios.
8 Él cubre los cielos con nubes,
provee lluvia a la tierra,
y hace crecer la hierba en los pastizales de los montes.
9 Da alimento a los animales salvajes
y alimenta a las crías del cuervo cuando chillan.
10 No se complace en la fuerza del caballo
ni en el poder del ser humano.
11 No, el Señor se deleita en los que le temen,
en los que ponen su esperanza en su amor inagotable.
12 ¡Glorifica al Señor, oh Jerusalén!
¡Alaba a tu Dios, oh Sion!
13 Pues él ha reforzado las rejas de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos que habitan dentro de tus murallas.
14 Envía paz por toda tu nación
y te sacia el hambre con el mejor trigo.
15 Envía sus órdenes al mundo;
¡qué veloz corre su palabra!
16 Envía la nieve como lana blanca
y esparce la escarcha sobre la tierra como ceniza.
17 Lanza el granizo como piedras.[o]
¿Quién puede resistir su frío congelante?
18 Luego, a su orden todo se derrite;
envía sus vientos y el hielo se disuelve.
19 Dios reveló su palabra a Jacob,
sus decretos y ordenanzas a Israel.
20 No ha hecho esto con ninguna otra nación;
las demás naciones no conocen sus ordenanzas.
¡Alabado sea el Señor!
148 ¡Alabado sea el Señor!
¡Alaben al Señor desde los cielos!
¡Alábenlo desde el firmamento!
2 ¡Alábenlo, todos sus ángeles!
¡Alábenlo, todos los ejércitos celestiales!
3 ¡Alábenlo, sol y luna!
¡Alábenlo, todas las estrellas brillantes!
4 ¡Alábenlo, los altos cielos!
¡Alábenlo, los vapores que están mucho más allá de las nubes!
5 Que toda cosa creada alabe al Señor,
pues él dio la orden y todo cobró vida.
6 Puso todo lo creado en su lugar por siempre y para siempre.
Su decreto jamás será revocado.
7 Alaben al Señor desde la tierra,
ustedes, criaturas de las profundidades del océano,
8 el fuego y el granizo, la nieve y las nubes,[p]
el viento y el clima que le obedecen,
9 ustedes, las montañas y todas las colinas,
los árboles frutales y los cedros,
10 los animales salvajes y todo el ganado,
los animales pequeños que corren por el suelo y las aves,
11 los reyes de la tierra y toda la gente,
los gobernantes y los jueces de la tierra,
12 los muchachos y las jovencitas,
los ancianos y los niños.
13 Que todos alaben el nombre del Señor,
porque su nombre es muy grande;
¡su gloria está por encima de la tierra y el cielo!
14 Dios hizo fuerte a su pueblo
y honró a sus fieles:
los del pueblo de Israel que están cerca de él.
¡Alabado sea el Señor!
149 ¡Alabado sea el Señor!
Canten al Señor una nueva canción;
canten sus alabanzas en la asamblea de los fieles.
2 Oh Israel, alégrate de tu Creador.
Oh pueblo de Jerusalén,[q] regocíjate de tu Rey.
3 Alaba su nombre con danza,
y acompáñala con panderetas y arpas,
4 porque el Señor se deleita en su pueblo;
él corona al humilde con victoria.
5 Que los fieles se alegren de que él los honra;
que canten de alegría mientras descansan en sus camas.
6 Que las alabanzas de Dios estén en sus labios
y tengan una espada afilada en las manos,
7 para tomar venganza contra las naciones
y castigar a los pueblos,
8 para encadenar a sus reyes con grilletes
y a sus líderes con cadenas de hierro,
9 para ejecutar el juicio que está escrito contra ellos.
Este es el privilegio glorioso que tienen sus fieles.
¡Alabado sea el Señor!
Footnotes
- 132:2 En hebreo de Jacob; también en 132:5. Ver nota en 44:4.
- 132:13 En hebreo Sion.
- 134:3 En hebreo Sion.
- 136:13 En hebreo mar de juncos; también en 136:15.
- 137:1 En hebreo Sion; también en 137:3.
- 139:8 En hebreo al Seol.
- 139:17 O Qué preciosos son para mí tus pensamientos.
- 141:7 En hebreo nuestros huesos serán esparcidos en la boca del Seol.
- 142:TÍTULO En hebreo Masquil. Puede ser un término literario o musical.
- 144:2 Algunos manuscritos dicen que mi pueblo se someta.
- 145: Este salmo es un poema acróstico hebreo: cada verso (incluso 13b) comienza con una letra del alfabeto hebreo en forma consecutiva.
- 145:13 Así aparece en los Rollos del mar Muerto, en la versión griega y en la siríaca; en el texto masorético faltan las dos últimas líneas de este versículo.
- 146:5 En hebreo de Jacob. Ver nota en 44:4.
- 146:10 En hebreo Sion.
- 147:17 En hebreo como migas de pan.
- 148:8 O la neblina, o el humo.
- 149:2 En hebreo Sion.
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
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