Salmos 121-125
Reina-Valera 1995
Jehová es tu guardador
Cántico gradual
121 Alzaré mis ojos a los montes.
¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero
ni se dormirá el que te guarda.
4 Por cierto, no se adormecerá ni dormirá
el que guarda a Israel.
5 Jehová es tu guardador,
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te fatigará de día
ni la luna de noche.
7 Jehová te guardará de todo mal,
él guardará tu alma.
8 Jehová guardará tu salida y tu entrada
desde ahora y para siempre.
Oración por la paz de Jerusalén
Cántico gradual; de David
122 Yo me alegré con los que me decían:
«¡A la casa de Jehová iremos!»
2 Nuestros pies estuvieron
dentro de tus puertas, Jerusalén.
3 Jerusalén, que ha sido edificada
como una ciudad que está bien unida entre sí.
4 Allá subieron las tribus,
las tribus de Jah,
conforme al testimonio dado a Israel,
para alabar el nombre de Jehová,
5 porque allá están las sillas del juicio,
los tronos de la casa de David.
6 Pedid por la paz de Jerusalén;
¡sean prosperados los que te aman!
7 ¡Sea la paz dentro de tus muros
y el descanso dentro de tus palacios!
8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros
diré yo: «¡La paz sea contigo!»
9 Por amor a la casa de Jehová, nuestro Dios,
buscaré tu bien.
Plegaria pidiendo misericordia
Cántico gradual
123 A ti alcé mis ojos,
a ti que habitas en los cielos.
2 Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores,
y como los ojos de la sierva, la mano de su señora,
así miran nuestros ojos a Jehová, nuestro Dios,
hasta que tenga misericordia de nosotros.
3 Ten misericordia de nosotros, Jehová, ten misericordia de nosotros,
porque estamos muy hastiados del menosprecio.
4 Hastiada está nuestra alma de la burla de los que están satisfechos,
y del menosprecio de los soberbios.
Alabanza por haber sido librado de los enemigos
Cántico gradual; de David
124 De no haber estado Jehová por nosotros,
diga ahora Israel,
2 de no haber estado Jehová por nosotros,
cuando los hombres se levantaron contra nosotros,
3 vivos nos habrían tragado entonces,
cuando contra nosotros se encendió su furor.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas;
hubiera pasado el torrente sobre nuestra alma;
5 hubieran entonces pasado sobre nuestra alma
las aguas impetuosas.
6 ¡Bendito sea Jehová,
que no nos dio por presa a los dientes de ellos!
7 Nuestra alma escapó cual ave
del lazo de los cazadores;
se rompió el lazo y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
que hizo el cielo y la tierra.
Dios protege a su pueblo
Cántico gradual
125 Los que confían en Jehová son como el monte Sión,
que no se mueve, sino que permanece para siempre.
2 Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
así Jehová está alrededor de su pueblo
desde ahora y para siempre.
3 No reposará la vara de la impiedad
sobre la heredad de los justos;
no sea que extiendan los justos
sus manos a la maldad.
4 Haz bien, Jehová, a los buenos
y a los que son rectos en su corazón.
5 Mas a los que se apartan tras sus perversidades,
Jehová los llevará con los que hacen maldad.
¡La paz sea sobre Israel!
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