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Jehová es tu guardador

Cántico gradual

121 Alzaré mis ojos a los montes.
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra.

No dará tu pie al resbaladero
ni se dormirá el que te guarda.
Por cierto, no se adormecerá ni dormirá
el que guarda a Israel.

Jehová es tu guardador,
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día
ni la luna de noche.

Jehová te guardará de todo mal,
él guardará tu alma.
Jehová guardará tu salida y tu entrada
desde ahora y para siempre.

Oración por la paz de Jerusalén

Cántico gradual; de David

122 Yo me alegré con los que me decían:
«¡A la casa de Jehová iremos!»
Nuestros pies estuvieron
dentro de tus puertas, Jerusalén.
Jerusalén, que ha sido edificada
como una ciudad que está bien unida entre sí.
Allá subieron las tribus,
las tribus de Jah,
conforme al testimonio dado a Israel,
para alabar el nombre de Jehová,
porque allá están las sillas del juicio,
los tronos de la casa de David.

Pedid por la paz de Jerusalén;
¡sean prosperados los que te aman!
¡Sea la paz dentro de tus muros
y el descanso dentro de tus palacios!
Por amor de mis hermanos y mis compañeros
diré yo: «¡La paz sea contigo!»
Por amor a la casa de Jehová, nuestro Dios,
buscaré tu bien.

Plegaria pidiendo misericordia

Cántico gradual

123 A ti alcé mis ojos,
a ti que habitas en los cielos.
Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores,
y como los ojos de la sierva, la mano de su señora,
así miran nuestros ojos a Jehová, nuestro Dios,
hasta que tenga misericordia de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Jehová, ten misericordia de nosotros,
porque estamos muy hastiados del menosprecio.
Hastiada está nuestra alma de la burla de los que están satisfechos,
y del menosprecio de los soberbios.

Alabanza por haber sido librado de los enemigos

Cántico gradual; de David

124 De no haber estado Jehová por nosotros,
diga ahora Israel,
de no haber estado Jehová por nosotros,
cuando los hombres se levantaron contra nosotros,
vivos nos habrían tragado entonces,
cuando contra nosotros se encendió su furor.
Entonces nos habrían inundado las aguas;
hubiera pasado el torrente sobre nuestra alma;
hubieran entonces pasado sobre nuestra alma
las aguas impetuosas.

¡Bendito sea Jehová,
que no nos dio por presa a los dientes de ellos!
Nuestra alma escapó cual ave
del lazo de los cazadores;
se rompió el lazo y escapamos nosotros.

Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
que hizo el cielo y la tierra.

Dios protege a su pueblo

Cántico gradual

125 Los que confían en Jehová son como el monte Sión,
que no se mueve, sino que permanece para siempre.
Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
así Jehová está alrededor de su pueblo
desde ahora y para siempre.
No reposará la vara de la impiedad
sobre la heredad de los justos;
no sea que extiendan los justos
sus manos a la maldad.

Haz bien, Jehová, a los buenos
y a los que son rectos en su corazón.
Mas a los que se apartan tras sus perversidades,
Jehová los llevará con los que hacen maldad.

¡La paz sea sobre Israel!