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El Señor está al mando

Al director. Canción de David.

Me refugio en el SEÑOR.
Por qué me preguntan:
    «¿No sería mejor que huyas y te escondas,
    saltando a la montaña como ave pequeña?
Los perversos se esconden en la oscuridad,
    listos con sus arcos y flechas,
    para atacar a la gente honesta.
¿Qué harían los justos
    si se destruyeran los fundamentos?»[a]

El SEÑOR está en su templo santo;
    el SEÑOR gobierna desde el cielo.
Su mirada capta todo lo que ocurre;
    con sus ojos examina a los hombres.
El SEÑOR examina a buenos y malos
    y rechaza[b] con firmeza a los violentos.
Hará caer brasas sobre los perversos y azufre como la lluvia.
    No recibirán nada sino un terrible viento abrasador.
En cambio, el SEÑOR es justo y ama la justicia;
    los honestos serán sus amigos.

Footnotes

  1. 11:3 o ¿Qué pasaría si las bases de la sociedad fueran destruidas?
  2. 11:5 rechaza u odia o se niega a aceptar.

Dios ayuda al que ayuda

Al director. Canción de David.

Afortunados los que ayudan al pobre a salir adelante
    porque cuando estén en peligro, el SEÑOR los salvará.
El SEÑOR los protegerá
    y los mantendrá con vida.
Serán felices en la tierra
    y no los dejará caer en manos de sus enemigos.
El SEÑOR les dará fortaleza cuando se sientan débiles.
    Los sanará cuando estén enfermos y en cama.

Yo dije: «SEÑOR, he pecado contra ti,
    pero por favor ten compasión de mí y alíviame».
Pero mis enemigos decían contra mí:
    «¿Cuándo morirá y pasará al olvido?»
Venían a verme,
    pero no me decían lo que en realidad estaban pensando,
    sino que venían a recoger calumnias y salir a contarlas.
Todos mis rivales murmuraban
    y planeaban cosas en mi contra.
Ellos decían: «Debe haber hecho algo malo ya que está enfermo
    y no puede recuperarse».
Hasta mi mejor amigo en quien yo confiaba,
    con el que compartí mi comida, se puso en mi contra.

10 Así que te pido SEÑOR que tengas compasión de mí;
    ayúdame a levantarme para poder pagarles lo que merecen.
11 Sólo así podré saber que no estás enojado conmigo
    y que no incitaste a mis enemigos a que me atacaran.
12 Sabré que era inocente, que tú me ayudaste
    y me permitiste servirte siempre.

13 Alaben al SEÑOR, el Dios de Israel,
    que ha existido desde el principio de los siglos
    y que existirá por toda la eternidad.

¡Qué así sea!

Tú eres mi esperanza

SEÑOR, en ti he buscado refugio;
    no me decepciones.
Rescátame y libérame porque eres justo.
    Escúchame y sálvame.
Sé tú mi roca
    donde acudo a refugiarme,
pues tú diste la orden de salvarme.
    Tú eres mi roca, mi fortaleza.

Dios mío, rescátame de las garras del perverso,
    del delincuente y del violento.
Señor DIOS, tú eres mi esperanza;
    he confiado en ti desde mi juventud.
He dependido de ti desde antes de nacer.
    Tú me has ayudado desde que estaba en el vientre de mi madre.
    Siempre te estoy alabando.

Tú eres mi poderoso refugio,
    y me he convertido en un ejemplo para los demás.
Te honro y alabo
    con mi boca todo el día.
No me apartes de ti en mi vejez;
    no me abandones mientras voy perdiendo fuerzas.

10 Mis enemigos hacen planes contra mí;
    se han aliado los que quieren matarme.
11 Mis enemigos dicen: «Él no tiene quién lo salve.
    Dios lo ha abandonado, ¡atrapémoslo!»
12 Dios mío, no me abandones;
    apresúrate y ven a salvarme.
13 Que mis enemigos sean avergonzados y destruidos;
    que los que quieren hacerme daño se cubran de vergüenza y humillación.

14 Pero yo siempre confiaré en ti;
    te alabaré cada día más.
15 Todo el día hablaré de tu justicia y salvación;
    aunque es algo que no alcanzo a comprender.
16 Señor DIOS, cantaré acerca de tus poderosas obras;
    haré que se recuerde tu justicia, solamente la tuya.
17 Dios mío, tú me has enseñado desde mi juventud
    y nunca he dejado de hablar de tus obras maravillosas.
18 Dios mío, no me abandones
    aun cuando esté viejo y con canas,
hasta que les cuente a las nuevas generaciones
    acerca de tu poder y de tu fortaleza.

19 Dios mío, tu justicia llega hasta el cielo;
    has hecho grandes cosas;
    no hay dios como tú.
20 Aunque me has hecho pasar por dificultades y malos ratos,
    me revivirás y me harás volver de las profundidades de la tierra.
21 Acrecentarás mi grandeza
    y volverás a consolarme.

22 Yo te agradeceré al son del instrumento de salterio,
    por tu fidelidad, Dios mío;
a ti, Santo de Israel,
    te alabaré tocando el arpa.
23 Te alabarán mis labios y todo mi ser,
    cantaré a ti porque me salvaste.
24 Mi boca hablará
    todo el tiempo de tu justicia,
pues aquellos que querían destruirme
    quedaron derrotados y humillados.

No haré nada malo

Canción de David.

Cantaré al fiel amor y a la justicia;
    quiero cantarte a ti SEÑOR.
Estudiaré cómo vivir una vida pura,
    ¿cuándo vendrás a mí?
Viviré honestamente
    aun dentro de mi propio hogar.
No contemplaré con mis ojos lo vergonzoso[a];
    detesto a la gente que lo hace.
    ¡Yo no lo haré!

No tomaré parte en nada deshonesto;
    no haré nada malo.
Le pediré que se calle al que hable mal a espaldas de otro.
    No me sentaré a comer con el de mirada altanera
    y que se crea mejor que los demás.

Miraré con agrado a la gente leal;
    la invitaré a vivir junto a mí.
    Sólo gente honesta estará a mi servicio.
No entrará a mi casa el que hace fraude;
    ningún mentiroso permanecerá en mi presencia.
Diariamente haré callar a todos los perversos de estas tierras.
    Expulsaré de la ciudad del SEÑOR a todos los delincuentes.

Footnotes

  1. 101:3 lo vergonzoso o ningún ídolo.

Tranquilo y confiado en el Señor

Canto de David para los peregrinos.

SEÑOR, yo no soy orgulloso
    ni me las doy de importante;
no pretendo hacer maravillas
    ni me preocupo por hacer lo que me es imposible realizar.
Al contrario, estoy tranquilo y tan calmado
    como un niño recién amamantado
    que está en brazos de su mamá.
Estoy tan feliz
    como un niño recién amamantado.

Israel, confía en el SEÑOR
    desde ahora y para siempre.

11 El SEÑOR detesta las balanzas falsas,
    pero aprueba las balanzas exactas.
Después del orgullo viene la humillación,
    pero la inteligencia está con los humildes.

A los justos los guía su honestidad;
    a los perversos los destruyen sus propios engaños.
El día del juicio las riquezas no servirán de nada,
    pero la justicia salva de la muerte.
La justicia endereza el camino de la gente honesta,
    pero la maldad hace caer a los perversos.
El practicar la justicia salva al que es honesto;
    los que engañan quedan atrapados en su codicia.
El perverso muere;
    y con él mueren todas sus esperanzas e ilusiones.
El que practica la justicia escapará de las calamidades,
    pero el malo será quien las reciba.

La boca del perverso hace daño a los demás,
    pero el justo se salva por su inteligencia.

10 Cuando le va bien al justo, la ciudad se alegra;
    cuando muere el perverso, la ciudad grita de alegría.
11 La bendición de la gente honesta engrandece una ciudad,
    pero la boca de los malos la destruye.
12 El torpe habla mal de sus semejantes;
    el inteligente sabe cuándo callar.
13 El chismoso revela secretos;
    el que es digno de confianza guarda el secreto.
14 Un mal gobierno destruye la nación,
    pero la salva un buen número de consejeros.
15 Si te haces fiador de las deudas de otro, lo vas a lamentar;
    si te niegas a ser fiador de los demás, vivirás tranquilo.

16 Una mujer honesta se gana el respeto;
    los violentos sólo ganan dinero.
17 El que tiene compasión prospera;
    el cruel se mete en problemas.
18 El estafador engaña a la gente,
    pero a la larga perderá sus ganancias.
El que obra honestamente,
    asegura sus ganancias.
19 Mantenerse haciendo el bien lleva a la vida,
    ir tras la maldad lleva a la muerte.
20 El SEÑOR detesta a los de mente corrompida,
    pero se complace con los que viven honestamente.
21 Tarde o temprano el perverso recibirá su castigo,
    pero los justos serán liberados del castigo.
22 Anillo de oro en hocico de un cerdo
    es la mujer bella de poco cerebro.

23 Lo que quieren los justos trae bienestar;
    el capricho de los perversos produce enojo.
24 Hay quienes dan con generosidad y reciben más de lo que dan;
    pero hay quienes son tacaños y terminan en la pobreza.
25 El generoso prosperará;
    el que ayuda será ayudado.
26 Al que acapara alimentos, la gente lo maldice;
    al que los vende, la gente lo bendice.
27 El que hace el bien se gana el respeto de los demás,
    pero el que hace el mal sólo gana problemas.

28 El que confía en las riquezas se marchitará,
    pero el que practica la justicia reverdecerá como el follaje.
29 El que perjudica a su propia familia, se arruinará;
    el insensato terminará sirviendo al inteligente.
30 Practicar la justicia es árbol de vida;
    el sabio da vida nueva a la gente.[a]
31 Si el justo recibe su recompensa aquí en la tierra,
    con mucha más razón el perverso y el pecador.

Footnotes

  1. 11:30 el sabio […] la gente o un sabio toma las almas.