Lámed

10 ¿Por qué, Señor, te mantienes distante?
    ¿Por qué te escondes en momentos de angustia?

Con arrogancia persigue el malvado al indefenso,
    pero quedará atrapado en sus propias artimañas.
El malvado hace alarde de su propia codicia;
    alaba al ambicioso y menosprecia al Señor.
El malvado, con su nariz en alto, no busca a Dios.
    No hay lugar para él en sus pensamientos.
Todas sus empresas son siempre exitosas;
    tan altas y alejadas de él están tus leyes
    que se burla de todos sus enemigos.
Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer jamás.
    Nadie me hará daño».

Pe

Llena está su boca de maldiciones,
    de mentiras y amenazas;
    bajo su lengua esconde maldad y violencia.
Se pone al acecho en las aldeas,
    se esconde en espera de sus víctimas
    y asesina en emboscada al inocente.

Ayin

Cual león que acecha en su guarida,
    listo para atrapar al indefenso;
    le cae encima y lo arrastra en su red.
10 Bajo el peso de su poder,
    sus víctimas son abatidas y caen desechas.
11 Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado.
    Se cubre el rostro. Nunca ve nada».

Qof

12 ¡Levántate, Señor!
    ¡Levanta, oh Dios, tu brazo!
    ¡No te olvides de los indefensos!
13 ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado?
    ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas?

Resh

14 Pero tú ves la maldad y la aflicción,
    las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas.
Las víctimas se encomiendan a ti;
    tú eres la ayuda de los huérfanos.

Shin

15 ¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío!
    ¡Pídeles cuentas de su maldad
    hasta que desaparezca!

16 El Señor es Rey eterno;
    los paganos serán borrados de su tierra.

Tav

17 Tú, Señor, escuchas el deseo de los indefensos,
    les infundes aliento y atiendes a su clamor.
18 Tú defiendes al huérfano y al oprimido,
    para que el hombre, hecho de tierra,
    no siga ya sembrando el terror.

Al director musical. Salmo de David.

11 En el Señor hallo refugio.
    ¿Cómo se atreven a decirme:
    «Huye al monte como las aves»?
Vean cómo tensan sus arcos los malvados:
    preparan las flechas sobre la cuerda
    para disparar desde las sombras
    contra los que son rectos de corazón.
Cuando los fundamentos son destruidos,
    ¿qué le queda al justo?

El Señor está en su santo Templo,
    en los cielos tiene el Señor su trono
y atentamente observa al ser humano;
    con sus propios ojos lo examina.
El Señor examina a justos,
    pero aborrece a malvados
    y a los que aman la violencia.
Hará llover sobre los malvados
    ardientes brasas y candente azufre;
    ¡un viento abrasador será la porción de su copa!

Porque el Señor es justo y ama la justicia,
    los rectos contemplarán su rostro.

Al director musical. Sobre la octava.[a] Salmo de David.

12 Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel;
    entre los seres humanos ya no hay en quien confiar.
No hacen sino mentirse unos a otros;
    sus labios son aduladores e hipócritas.

Corte el Señor todo labio lisonjero
    y toda lengua jactanciosa
que dice: «Venceremos con la lengua;
    en nuestros labios confiamos.
    ¿Quién puede dominarnos a nosotros?».

«Por la aflicción de los oprimidos
    y por el gemido del pobre,
voy a levantarme», dice el Señor,
    «y los pondré a salvo de quienes los oprimen».
Las palabras del Señor son puras,
    son como la plata refinada,
    siete veces purificada en el crisol.

Tú, Señor, los protegerás;
    tú siempre los defenderás de esta gente.
Los malvados merodean por todas partes,
    cuando la vileza es exaltada entre los seres humanos.

Al director musical. Salmo de David.

13 ¿Hasta cuándo, Señor, me tendrás en el olvido?
    ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?
¿Hasta cuándo he de atormentar mi mente con preocupaciones
    y he de sufrir cada día en mi corazón?
    ¿Hasta cuándo mi enemigo triunfará sobre mí?

Señor y Dios mío,
    mírame y respóndeme; ilumina mis ojos.
    Así no caeré en el sueño de la muerte;
así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»;
    así mi adversario no se alegrará de mi caída.

Pero yo confío en tu gran amor;
    mi corazón se alegra en tu salvación.
Cantaré salmos al Señor,
    porque ha sido bueno conmigo.

(A)Al director musical. Salmo de David.

14 Dice el necio en su corazón:[b]
    «No hay Dios».
Están corrompidos, sus obras son detestables;
    ¡no hay uno solo que haga lo bueno!

Desde el cielo el Señor contempla a los mortales,
    para ver si hay alguien
    que sea sensato y busque a Dios.
Pero todos se han descarriado;
    a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
    ¡no hay uno solo!

¿Acaso no tienen entendimiento todos esos malhechores,
    esos que devoran a mi pueblo como si fuera pan?

    ¡Jamás invocan al Señor!
Allí los tienen, sobrecogidos de miedo,
    pues Dios habita entre los justos.
Ustedes frustran los planes de los pobres,
    pero el Señor los protege.

¡Oh, si de Sión saliera la salvación de Israel!
    Cuando el Señor restaure a su pueblo,[c]
    ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!

Salmo de David.

15 ¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario?
    ¿Quién puede vivir en tu santo monte?

Solo el de conducta intachable,
    que practica la justicia
    y de corazón dice la verdad;
que no calumnia con la lengua,
    que no le hace mal a su prójimo
    ni le acarrea desgracias a su vecino;
que desprecia al que Dios reprueba,
    pero honra al que teme al Señor;
al que cumple lo prometido
    aunque salga perjudicado;
al que presta dinero sin ánimo de lucro
    y no acepta sobornos que afecten al inocente.

El que así actúa
    no caerá jamás.

Mictamde David.

16 Protégeme, oh Dios,
    porque en ti busco refugio.

Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
    Fuera de ti, no poseo bien alguno».
En cuanto a los santos que están en la tierra,
    son los nobles en quienes está toda mi delicia.
Aumentarán los dolores
    de los que corren tras otros dioses.
¡Jamás derramaré sus ofrendas de sangre
    ni con mis labios pronunciaré sus nombres!

Tú, Señor, eres mi herencia y mi copa;
    eres tú quien ha afirmado mi porción.
Bellos lugares me han tocado;
    ¡preciosa herencia me ha correspondido!
Bendeciré al Señor, quien me aconseja;
    aun de noche mi corazón se instruye.
Siempre tengo presente al Señor;
    con él a mi derecha, nada me hará caer.

Por eso mi corazón se alegra
    y se regocijan mis entrañas;[d]
    mi cuerpo también vivirá confiado.
10 No me abandonarás en los dominios de la muerte;[e]
    no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.
11 Me has dado a conocer el camino de la vida;
    me llenarás de alegría en tu presencia
    y de dicha eterna a tu derecha.

Oración de David.

17 Señor, oye mi justo ruego;
    escucha mi clamor;
presta oído a mi oración,
    pues no sale de labios engañosos.
Pronuncia tu sentencia en mi favor;
    tus ojos ven lo que es justo.

Tú escudriñas mi corazón,
    tú me examinas por las noches;
¡ponme a prueba,
    que no hallarás en mí ningún plan maligno!
¡Mi boca no pecará
    a pesar de lo que hace la otra gente,
    pues yo cumplo con tu palabra!
Del camino de la violencia
    he apartado mis pasos;
    mis pies no tropiezan en tus sendas.

Dios mío, a ti clamo porque tú me respondes;
    inclina a mí tu oído y escucha mi oración.
Tú, que salvas con tu diestra
    a los que buscan escapar de sus adversarios,
    dame una muestra de tu gran amor.
Protégeme como a la niña de tus ojos,
    escóndeme bajo la sombra de tus alas
de los malvados que me atacan,
    de los enemigos que me han cercado.

10 Han cerrado su insensible corazón
    y profieren insolencias con su boca.
11 Vigilan de cerca mis pasos,
    prestos a derribarme.
12 Parecen leones ávidos de presa,
    leones que yacen al acecho.

13 ¡Levántate, Señor, enfréntate a ellos!
    ¡Derrótalos!
    ¡Con tu espada rescátame de los malvados!
14 ¡Con tu mano, Señor, sálvame de estos mortales
    que no tienen más herencia que esta vida!
Con tus tesoros les has llenado el vientre,
    sus hijos han tenido abundancia
    y hasta ha sobrado para sus descendientes.

15 Pero yo en justicia veré tu rostro;
    cuando despierte, estaré satisfecho al contemplar tu semejanza.

Al director musical. De David, siervo del Señor. David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de las manos de todos sus enemigos y de las manos de Saúl. Dijo así:

18 ¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!

El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;
    es mi Dios, la roca en que me refugio.
Es mi escudo, el poder que me salva,[f]
    ¡mi más alto escondite!

Invoco al Señor, que es digno de alabanza,
    y quedo a salvo de mis enemigos.
Los lazos de la muerte me envolvieron;
    los torrentes destructores me abrumaron.
Los lazos del sepulcro[g] me enredaron;
    las redes de la muerte me atraparon.

En mi angustia invoqué al Señor;
    clamé a mi Dios por ayuda.
Él me escuchó desde su Templo;
    ¡mi clamor llegó a sus oídos!
La tierra tembló, se estremeció;
    se sacudieron los cimientos de los montes;
    temblaron a causa de su enojo.
Por la nariz echaba humo,
    por la boca, fuego consumidor;
    ¡lanzaba carbones encendidos!
Rasgando el cielo, descendió,
    pisando sobre oscuros nubarrones.
10 Montando sobre un querubín, surcó los cielos
    y se remontó sobre las alas del viento.
11 De las tinieblas y los oscuros nubarrones
    hizo su escondite, una tienda que lo rodeaba.
12 De su radiante presencia brotaron nubes,
    granizos y carbones encendidos.
13 En el cielo, entre granizos y carbones encendidos,
    se oyó el trueno del Señor;
    resonó la voz del Altísimo.
14 Lanzó sus flechas y dispersó a los enemigos;
    con relámpagos los desconcertó.
15 A causa de tu reprensión, oh Señor,
    y por el resoplido de tu enojo,[h]
las cuencas del mar quedaron a la vista;
    al descubierto quedaron los cimientos de la tierra.

16 Extendiendo su mano desde lo alto,
    tomó la mía y me sacó del mar profundo.
17 Me libró de mi enemigo poderoso,
    de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo.
18 En el día de mi desgracia me salieron al encuentro,
    pero mi apoyo fue el Señor.
19 Me sacó a un amplio espacio;
    me libró porque se agradó de mí.

20 El Señor me ha pagado conforme a mi justicia;
    me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos.
21 He guardado los caminos del Señor
    y no he cometido el error de alejarme de mi Dios.
22 Presentes tengo todas sus leyes;
    no me he alejado de sus estatutos.
23 He sido íntegro ante él
    y me he abstenido de pecar.
24 El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia,
    conforme a la limpieza de mis manos ante sus ojos.

25 Tú eres fiel con quien es fiel
    e íntegro con quien es íntegro;
26 sincero eres con quien es sincero,
    pero sagaz con el que es tramposo.
27 Tú das la victoria a los humildes,
    pero humillas a los altivos.
28 Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida;
    tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas.
29 Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército;
    contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.

30 El camino de Dios es perfecto;
    la palabra del Señor es intachable.
    Escudo es Dios a los que se refugian en él.
31 Pues ¿quién es Dios sino el Señor?
    ¿Quién es la Roca sino nuestro Dios?
32 Es él quien me arma de valor
    y hace perfecto mi camino;
33 da a mis pies la ligereza del venado
    y me mantiene firme en las alturas;
34 adiestra mis manos para la batalla
    y mis brazos para tensar un arco de bronce.
35 Tú me cubres con el escudo de tu salvación
    y con tu diestra me sostienes;
    tu ayuda me ha hecho prosperar.
36 Has despejado el paso de mi camino,
    para que mis tobillos no se tuerzan.

37 Perseguí a mis enemigos, les di alcance
    y no retrocedí hasta verlos aniquilados.
38 Los aplasté. Ya no pudieron levantarse.
    ¡Cayeron debajo de mis pies!
39 Tú me armaste de valor para el combate;
    doblegaste ante mí a los rebeldes.
40 Hiciste retroceder a mis enemigos
    y así exterminé a los que me odiaban.
41 Pedían ayuda y no hubo quien los salvara.
    Al Señor clamaron,[i] pero no respondió.
42 Los desmenucé. Parecían polvo disperso por el viento.
    Los pisoteé[j] como al lodo de las calles.
43 Me has librado de los conflictos con el pueblo;
    me has puesto por líder de las naciones;
    me sirve gente que yo no conocía.
44 Apenas me oyen, me obedecen;
    son extranjeros y me rinden homenaje.
45 Esos extraños se descorazonan
    y temblando salen de sus refugios.

46 ¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi Roca!
    ¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!
47 Él es el Dios que me vindica,
    el que pone los pueblos a mis pies.
48 Tú me libras de mis enemigos,
    me exaltas por encima de mis adversarios,
    me salvas de los hombres violentos.
49 Por eso, Señor, te alabo entre las naciones
    y canto salmos a tu nombre.

50 Él da grandes victorias a su rey;
    a su ungido David y a sus descendientes
    les muestra por siempre su gran amor.

Al director musical. Salmo de David.

19 Los cielos cuentan la gloria de Dios;
    la expansión proclama la obra de sus manos.
Un día transmite el mensaje al otro día;
    una noche a la otra comparte sabiduría.
Sin palabras, sin lenguaje,
    sin una voz perceptible,
por toda la tierra resuena su eco;
    sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
Dios ha establecido en los cielos
    un hogar para el sol.
Y este, como novio que sale de la cámara nupcial,
    se regocija, cual poderoso guerrero, al recorrer su camino.
Sale de un extremo de los cielos
    y, en su recorrido, llega al otro extremo,
    sin que nada se libre de su calor.

La Ley del Señor es perfecta:
    infunde nuevo aliento.
El mandato del Señor es digno de confianza:
    da sabiduría al sencillo.
Los preceptos del Señor son rectos:
    traen alegría al corazón.
El mandamiento del Señor es claro:
    da luz a los ojos.
El temor del Señor es puro:
    permanece para siempre.
Las ordenanzas del Señor son verdaderas:
    todas ellas son justas.

10 Son más deseables que el oro,
    más que mucho oro refinado;
son más dulces que la miel,
    la miel que destila del panal.
11 Por ellas queda advertido tu siervo;
    quien las obedece recibe una gran recompensa.
12 ¿Quién está consciente de sus propios errores?
    ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
13 Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas;
    no permitas que tales pecados me dominen.
Entonces seré íntegro,
    inocente de un gran pecado.

14 Sean, pues, aceptables ante ti
    mis palabras y mis meditaciones
    oh Señor, mi roca y mi redentor.

Al director musical. Salmo de David.

20 Que el Señor te responda cuando estés angustiado;
    que el nombre del Dios de Jacob te proteja.
Que te envíe ayuda desde el santuario;
    que desde Sión te dé su apoyo.
Que se acuerde de todas tus ofrendas;
    que acepte tus holocaustos. Selah
Que te conceda lo que tu corazón desea;
    que haga que se cumplan todos tus planes.
Nosotros celebraremos tu victoria
    y en el nombre de nuestro Dios desplegaremos las banderas.

Que el Señor cumpla todas tus peticiones.

Ahora sé que el Señor
    salvará a su ungido,
que le responderá desde su santo cielo
    y con su poder le dará grandes victorias.
Estos confían en sus carros de guerra,
    aquellos confían en sus corceles,
pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios.
Ellos se doblegan y caen,
    pero nosotros nos levantamos y nos mantenemos firmes.
¡Concede, Señor, la victoria al rey!
    ¡Respóndenos cuando te llamemos!

Al director musical. Salmo de David.

21 En tu fuerza, Señor, se regocija el rey;
    ¡cuánto se alegra en tus victorias!

Le has concedido lo que su corazón desea;
    no le has negado lo que sus labios piden. Selah
Has salido a su encuentro con ricas bendiciones;
    lo has coronado con diadema de oro fino.
Te pidió vida y se la concediste.
    Le diste una vida larga y duradera.
Por tus victorias se acrecentó su gloria;
    lo revestiste de honor y majestad.
Has hecho de él manantial de bendiciones continuas;
    tu presencia lo ha llenado de alegría.
El rey confía en el Señor;
    por el gran amor del Altísimo,
    no caerá jamás.

Tu mano alcanzará a todos tus enemigos;
    tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
Cuando tú, Señor, te manifiestes,
    los convertirás en un horno encendido.
En su ira los devorará el Señor;
    un fuego los consumirá.
10 Borrarás de la tierra a su simiente;
    a sus descendientes de entre la humanidad.
11 Aunque tramen hacerte daño
    y maquinen perversidades,
    no se saldrán con la suya.
12 Porque tú los harás retroceder
    cuando tenses tu arco contra ellos.

13 Enaltécete, Señor, con tu poder.
    ¡Nosotros entonaremos salmos y cantaremos tus proezas!

Al director musical. Sígase la tonada de «La gacela de la aurora». Salmo de David.

22 Dios mío, Dios mío,
    ¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás lejos para salvarme,
    tan lejos de mis gritos de angustia?
Dios mío, clamo de día y no me respondes;
    clamo de noche y no hallo reposo.

Pero tú eres santo y te sientas en tu trono;
    habitas en la alabanza de Israel.
En ti confiaron nuestros antepasados;
    confiaron, y tú los libraste;
a ti clamaron y tú los salvaste;
    se apoyaron en ti y no los defraudaste.

Pero yo, gusano soy y no hombre;
    la gente se burla de mí,
    el pueblo me desprecia.
Cuantos me ven se ríen de mí;
    lanzan insultos, meneando la cabeza:
«Este confía en el Señor,
    ¡pues que el Señor lo ponga a salvo!
Ya que en él se deleita,
    ¡que sea él quien lo libre!».

Pero tú me sacaste del vientre materno;
    me hiciste reposar confiado en el regazo de mi madre.
10 Fui puesto a tu cuidado desde antes de nacer;
    desde el vientre de mi madre mi Dios eres tú.

11 No te alejes de mí,
    porque la angustia está cerca
    y no hay nadie que me ayude.

12 Muchos toros me rodean;
    fuertes toros de Basán me cercan.
13 Contra mí abren sus fauces
    leones que rugen y desgarran a su presa.
14 Como agua he sido derramado;
    dislocados están todos mis huesos.
Mi corazón se ha vuelto como cera
    y se derrite en mis entrañas.
15 Se ha secado mi vigor como la arcilla;
    la lengua se me pega al paladar.
    Me has hundido en el polvo de la muerte.

16 Como perros me han rodeado;
    me ha cercado una banda de malvados;
    me han traspasado[k] las manos y los pies.
17 Puedo contar todos mis huesos;
    con satisfacción perversa la gente se detiene a mirarme.
18 Se repartieron entre ellos mi manto
    y sobre mi ropa echaron suertes.

19 Pero tú, Señor, no te alejes;
    fuerza mía, ven pronto en mi auxilio.
20 Libra mi vida de la espada,
    mi preciosa vida del poder de esos perros.
21 Rescátame de la boca de los leones;
    sálvame de[l] los cuernos de los toros salvajes.

22 Proclamaré tu nombre a mis hermanos;
    en medio de la congregación te alabaré.
23 ¡Alaben al Señor los que le temen!
    ¡Hónrenlo, descendientes de Jacob!
    ¡Venérenlo, descendientes de Israel!
24 Porque él no desprecia ni tiene en poco
    el sufrimiento del pobre;
no esconde de él su rostro,
    sino que lo escucha cuando a él clama.

25 Tú inspiras mi alabanza en la gran asamblea;
    ante los que te temen cumpliré mis promesas.
26 Comerán los pobres y se saciarán;
    alabarán al Señor quienes lo buscan;
    ¡que su corazón viva para siempre!

27 Se acordarán del Señor y se volverán a él
    todos los confines de la tierra;
ante él se postrarán
    todas las familias de las naciones,
28 porque del Señor es el reino;
    él gobierna sobre las naciones.

29 Festejarán y adorarán todos los ricos de la tierra;
    ante él se postrarán todos los que bajan al polvo,
    los que no pueden conservar su vida.
30 La posteridad le servirá;
    del Señor se hablará a las generaciones futuras.
31 A un pueblo que aún no ha nacido
    se le dirá que Dios hizo justicia.

Salmo de David.

23 El Señor es mi pastor, nada me falta;
    en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce;
    me infunde nuevas fuerzas.
Me guía por sendas de justicia
    haciendo honor a su nombre.
Aun si voy
    por valles tenebrosos,
no temeré ningún mal
    porque tú estás a mi lado;
tu vara y tu bastón me reconfortan.

Dispones ante mí un banquete
    en presencia de mis enemigos.
Has ungido con aceite mi cabeza;
    has llenado mi copa a rebosar.
Seguro estoy de que la bondad y el amor
    me seguirán todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
    habitaré para siempre.

Salmo de David.

24 Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella,
    el mundo y cuantos lo habitan;
porque él afirmó la tierra sobre los mares,
    la estableció sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
    ¿Quién puede estar en su Lugar Santo?
Solo el de manos limpias y corazón puro,
    el que no adora ídolos vanos
    ni jura por dioses falsos.[m]

Quien es así recibe bendiciones del Señor;
    el Dios de su salvación le hará justicia.
Tal es la generación de los que a ti acuden,
    de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.[n] Selah

Eleven, puertas, sus dinteles;
    levántense, puertas antiguas,
    que va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es este Rey de la gloria?
    El Señor, el fuerte y valiente,
    el Señor, el valiente en la batalla.
Eleven, puertas, sus dinteles;
    levántense, puertas antiguas,
    que va a entrar el Rey de la gloria.
10 ¿Quién es este Rey de la gloria?
    Es el Señor de los Ejércitos;
    ¡él es el Rey de la gloria! Selah

Salmo de David.

Álef

25 A ti, Señor, elevo mi alma;

Bet

    mi Dios, en ti confío;
no permitas que sea yo humillado,
    no dejes que mis enemigos se burlen de mí.

Guímel

Quien en ti pone su esperanza
    jamás será avergonzado;
pero quedarán en vergüenza
    los que traicionan sin razón.

Dálet

Señor, hazme conocer tus caminos;
    y enséñame tus sendas.

He

Encamíname en tu verdad.

Vav

Y enséñame,
    porque tú eres mi Dios y mi salvación.
    ¡En ti pongo mi esperanza todo el día!

Zayin

Acuérdate, Señor, de tu misericordia y gran amor,
    que siempre me has mostrado.

Jet

Olvida los pecados y las transgresiones
    que cometí en mi juventud.
Acuérdate de mí según tu gran amor,
    porque tú, Señor, eres bueno.

Tet

Bueno y justo es el Señor;
    por eso les muestra a los pecadores el camino.

Yod

Él dirige en la justicia a los humildes,
    y les enseña su camino.

Caf

10 Todas las sendas del Señor son amor y verdad
    para quienes cumplen los mandatos de su pacto.

Lámed

11 Por amor a tu nombre, Señor,
    perdona mi gran iniquidad.

Mem

12 ¿Quién es el hombre que teme al Señor?
    Será instruido en el mejor de los caminos.

Nun

13 Tendrá una vida próspera
    y sus descendientes heredarán la tierra.

Sámej

14 El Señor brinda su amistad a quienes le temen
    y les da a conocer su pacto.

Ayin

15 Mis ojos están puestos siempre en el Señor,
    pues solo él puede sacarme de la trampa.

Pe

16 Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión,
    pues me encuentro solo y afligido.

Tsade

17 Crecen las angustias de mi corazón;
    líbrame de mis aflicciones.
18 Fíjate en mi aflicción y en mis penurias
    y borra todos mis pecados.

Resh

19 ¡Mira cómo se han multiplicado mis enemigos,
    y cuán violento es el odio que me tienen!

Shin

20 Protege mi vida, rescátame;
    no permitas que sea avergonzado,
    porque en ti busco refugio.

Tav

21 Sean mi protección la integridad y la rectitud,
    porque en ti he puesto mi esperanza.

22 ¡Libra, oh Dios, a Israel
    de todas sus angustias!

Salmo de David.

26 Hazme justicia, Señor,
    pues he vivido en integridad;
    ¡en el Señor confío sin titubear!
Examíname, Señor, ¡ponme a prueba!,
    purifica mi corazón y mi mente.
Tu gran amor lo tengo presente
    y siempre ando en tu verdad.

Yo no convivo con los mentirosos
    ni me junto con los hipócritas;
aborrezco la compañía de los malvados;
    no cultivo la amistad de los perversos.
Con manos limpias e inocentes
    camino, Señor, en torno a tu altar,
proclamando en voz alta tu alabanza
    y contando todas tus maravillas.

Señor, yo amo la casa donde vives,
    el lugar donde reside tu gloria.
No me quites la vida junto a los pecadores
    ni me hagas correr la suerte de los asesinos,
10 entre gente que tiene las manos
    llenas de artimañas y sobornos.
11 Yo, en cambio, vivo en integridad;
    líbrame y compadécete de mí.

12 Tengo los pies en terreno firme
    y en la gran asamblea bendeciré al Señor.

Salmo de David.

27 El Señor es mi luz y mi salvación;
    ¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
    ¿quién me asustará?

Cuando los malvados avanzan contra mí
    para devorar mis carnes,
cuando mis enemigos y adversarios me atacan,
    son ellos los que tropiezan y caen.
Aun cuando un ejército me asedie,
    no temerá mi corazón;
aun cuando una guerra estalle contra mí,
    yo mantendré la confianza.

Una sola cosa pido al Señor
    y es lo único que persigo:
habitar en la casa del Señor
    todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor
    y buscar orientación en su Templo.
Porque en el día de la aflicción
    él me resguardará en su morada;
al amparo de su santuario me protegerá
    y me pondrá en alto sobre una roca.

Me hará prevalecer
    frente a los enemigos que me rodean;
en su santuario ofreceré sacrificios de alabanza
    y cantaré y entonaré salmos al Señor.

Footnotes

  1. 12 Título. Sobre la octava. Lit. Sobre sheminit.
  2. 14:1 corazón. En la Biblia se usa para designar el asiento de las emociones, pensamientos y voluntad, es decir, el proceso de toma de decisiones del ser humano.
  3. 14:7 restaure a su pueblo. Alt. haga que su pueblo vuelva del cautiverio.
  4. 16:9 mis entrañas. Lit. mi gloria.
  5. 16:10 los dominios de la muerte. Lit. el Seol.
  6. 18:2 el poder que me salva. Lit. el cuerno de mi salvación.
  7. 18:5 del sepulcro. Lit. del Seol.
  8. 18:15 por … tu enojo. Lit. por el soplo del aliento de tu nariz.
  9. 18:41 Al Señor clamaron (versiones antiguas); TM no incluye clamaron.
  10. 18:42 Los pisoteé (LXX, Siríaca, Targum, mss. y 2S 22:43); Los vacié (TM).
  11. 22:16 me han traspasado (LXX, Siríaca y algunos mss. hebreos); como el león (TM).
  12. 22:21 sálvame de (lectura probable); me respondiste desde (TM).
  13. 24:4 por dioses falsos. Alt. con falsedad.
  14. 24:6 Dios de Jacob (LXX, Siríaca, Targum y dos mss. hebreos); TM no incluye Dios de.

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