Add parallel Print Page Options

Oración que pide misericordia en tiempos de prueba

Al músico principal. En Neginot, sobre Seminit. Salmo de David.

Señor, no me reprendas en tu ira;
no me castigues en tu enojo.(A)
Señor, ten misericordia de mí, que estoy enfermo;
sáname, pues todos mis huesos se estremecen.
Señor, todo mi ser se halla alterado.
¿Hasta cuándo me responderás?
Hazme caso, Señor, y ponme a salvo;
por causa de tu misericordia, ¡sálvame!.
En la muerte, no hay memoria de ti;
en el sepulcro no hay quien te alabe.
Me estoy consumiendo de tanto llorar;
Todas las noches lloro amargamente
y baño con lágrimas mi lecho.
Cansados de sufrir están mis ojos;
mis adversarios los han hecho envejecer.

Ustedes los malvados: ¡apártense de mí,(B)
que el Señor ha escuchado mis lamentos!
El Señor ha atendido mis ruegos
y ha aceptado mis oraciones.
10 Todos mis adversarios quedarán avergonzados;
¡huirán de pronto, totalmente humillados!

Oración pidiendo misericordia en tiempo de prueba

Al músico principal; en Neginot, sobre Seminit. Salmo de David.

Jehová, no me reprendas en tu enojo,

Ni me castigues con tu ira.(A)

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;

Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.

Mi alma también está muy turbada;

Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;

Sálvame por tu misericordia.

Porque en la muerte no hay memoria de ti;

En el Seol, ¿quién te alabará?

Me he consumido a fuerza de gemir;

Todas las noches inundo de llanto mi lecho,

Riego mi cama con mis lágrimas.

Mis ojos están gastados de sufrir;

Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.

Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;(B)

Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.

Jehová ha oído mi ruego;

Ha recibido Jehová mi oración.

10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;

Se volverán y serán avergonzados de repente.

Oración de un penitente

Salmo de David, para recordar.

38 Señor, no me reprendas en tu enojo;
¡no me castigues en tu ira!
Tus flechas se han clavado en mí;
¡sobre mí has dejado caer tu mano!

Por causa de tu enojo, nada sano hay en mi cuerpo;
por causa de mi maldad, no hay paz en mis huesos.
Mi pecado pesa sobre mi cabeza;
¡son una carga que ya no puedo soportar!

Por causa de mi locura,
mis heridas supuran y apestan.
Estoy abrumado, totalmente abatido;
¡todo el tiempo ando afligido.
La espalda me arde sin cesar:
¡no hay nada sano en todo mi cuerpo!
Me siento débil y en gran manera agobiado;
¡mis quejas son las de un corazón atribulado!

Señor, tú conoces todos mis deseos;
mis anhelos no te son ocultos.
10 Mi corazón se agita, me faltan fuerzas,
y hasta mis ojos se van apagando.
11 Mis mejores amigos se alejan de mis males;
¡hasta mis parientes se apartan de mí!

12 Hay quienes conspiran contra mi vida;
buscan mi mal y tratan de arruinarme.
¡Todo el tiempo hacen planes contra mí!

13 Pero yo cierro los oídos, y no los oigo;
finjo ser mudo y no abro la boca.
14 Soy como los que no oyen
ni profieren ningún reproche.

15 Señor, yo confío en ti;
¡tú, Señor mi Dios, responderás por mí!
16 Tan sólo pido que no se alegren de mí;
¡que no se burlen de mí, si acaso caigo!

17 En realidad, estoy a punto de caer,
y mi dolor no me abandona.
18 Por eso, voy a confesar mi maldad;
pues me pesa haber pecado.
19 Mis enemigos están sanos y fuertes;
aumentan los que me odian sin razón.
20 Los que me pagan mal por bien
me atacan porque prefiero hacer lo bueno.

21 Señor, ¡no me abandones!
Dios mío, ¡no te alejes de mí!
22 Señor, mi salvador,
¡ven pronto en mi ayuda!

Oración de un penitente

Salmo de David, para recordar.

38 Jehová, no me reprendas en tu furor,

Ni me castigues en tu ira.

Porque tus saetas cayeron sobre mí,

Y sobre mí ha descendido tu mano.

Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira;

Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.

Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza;

Como carga pesada se han agravado sobre mí.

Hieden y supuran mis llagas,

A causa de mi locura.

Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera,

Ando enlutado todo el día.

Porque mis lomos están llenos de ardor,

Y nada hay sano en mi carne.

Estoy debilitado y molido en gran manera;

Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.

Señor, delante de ti están todos mis deseos,

Y mi suspiro no te es oculto.

10 Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor,

Y aun la luz de mis ojos me falta ya.

11 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga,

Y mis cercanos se han alejado.

12 Los que buscan mi vida arman lazos,

Y los que procuran mi mal hablan iniquidades,

Y meditan fraudes todo el día.

13 Mas yo, como si fuera sordo, no oigo;

Y soy como mudo que no abre la boca.

14 Soy, pues, como un hombre que no oye,

Y en cuya boca no hay reprensiones.

15 Porque en ti, oh Jehová, he esperado;

Tú responderás, Jehová Dios mío.

16 Dije: No se alegren de mí;

Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí.

17 Pero yo estoy a punto de caer,

Y mi dolor está delante de mí continuamente.

18 Por tanto, confesaré mi maldad,

Y me contristaré por mi pecado.

19 Porque mis enemigos están vivos y fuertes,

Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.

20 Los que pagan mal por bien

Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.

21 No me desampares, oh Jehová;

Dios mío, no te alejes de mí.

22 Apresúrate a ayudarme,

Oh Señor, mi salvación.

Súplica ante una muerte inminente

Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Al músico principal. Para cantar sobre Majalat. Masquil de Hemán ezraíta.

88 Señor, Dios de mi salvación,
delante de ti clamo noche y día.
Permite que mi oración llegue a tu presencia;
¡inclina tu oído a mi clamor!

Las calamidades me abruman;
¡ya me encuentro al borde del sepulcro!
¡Hay quienes ya me dan por muerto,
pues las fuerzas me abandonan!
Me encuentro relegado entre los muertos;
como los caídos en batalla que yacen sepultados,
y de los cuales ya no te acuerdas,
pues fueron arrebatados de tu mano.
Me arrojaste en profunda fosa;
¡en el lugar de las tinieblas más profundas!
Has descargado tu enojo sobre mí;
¡me has afligido con tus embates de ira!
Has alejado de mí a mis conocidos;
me has hecho repugnante a sus ojos.
Me encuentro encerrado, y no puedo salir;
La aflicción me nubla los ojos.

A ti, Señor, clamo todos los días;
¡a ti extiendo mis manos!
10 ¿Acaso manifiestas tus maravillas a los muertos?
¿Se levantarán los muertos a alabarte?
11 ¿Acaso en el sepulcro se alaba tu misericordia?
¿Se proclama acaso tu verdad entre los muertos?
12 ¿Hay en las tinieblas quien reconozca tus maravillas,
o quien proclame tu justicia en la tierra del olvido?

13 ¡Pues yo sí clamo a ti, Señor!
¡Por la mañana dirijo a ti mis oraciones!
14 Señor, ¿por qué me rechazas?
¿Por qué escondes de mí tu rostro?
15 Entre aflicciones, necesidades y temores,
desde mi juventud he soportado terribles penas.
16 Tu ira pesa sobre mí, y me abruma;
tus terribles ataques me han vencido.
17 Como un diluvio, a todas horas me rodean;
¡me tienen completamente cercado!
18 Has alejado de mí a mis amigos y compañeros,
¡y las tinieblas son mi sola compañía!

Súplica por la liberación de la muerte

Cántico. Salmo para los hijos de Coré. Al músico principal, para cantar sobre Mahalat. Masquil de Hemán ezraíta.

88 Oh Jehová, Dios de mi salvación,

Día y noche clamo delante de ti.

Llegue mi oración a tu presencia;

Inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está hastiada de males,

Y mi vida cercana al Seol.

Soy contado entre los que descienden al sepulcro;

Soy como hombre sin fuerza,

Abandonado entre los muertos,

Como los pasados a espada que yacen en el sepulcro,

De quienes no te acuerdas ya,

Y que fueron arrebatados de tu mano.

Me has puesto en el hoyo profundo,

En tinieblas, en lugares profundos.

Sobre mí reposa tu ira,

Y me has afligido con todas tus ondas. Selah

Has alejado de mí mis conocidos;

Me has puesto por abominación a ellos;

Encerrado estoy, y no puedo salir.

Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción;

Te he llamado, oh Jehová, cada día;

He extendido a ti mis manos.

10 ¿Manifestarás tus maravillas a los muertos?

¿Se levantarán los muertos para alabarte? Selah

11 ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia,

O tu verdad en el Abadón?

12 ¿Serán reconocidas en las tinieblas tus maravillas,

Y tu justicia en la tierra del olvido?

13 Mas yo a ti he clamado, oh Jehová,

Y de mañana mi oración se presentará delante de ti.

14 ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma?

¿Por qué escondes de mí tu rostro?

15 Yo estoy afligido y menesteroso;

Desde la juventud he llevado tus terrores, he estado medroso.

16 Sobre mí han pasado tus iras,

Y me oprimen tus terrores.

17 Me han rodeado como aguas continuamente;

A una me han cercado.

18 Has alejado de mí al amigo y al compañero,

Y a mis conocidos has puesto en tinieblas.

Oración de un afligido

Oración de alguien que sufre y que, en su angustia, expone su queja en presencia del Señor.

102 Señor, escucha mi oración;
¡deja que mi queja llegue a tus oídos!
No te alejes de mí cuando me veas angustiado;
inclina a mí tu oído,
¡respóndeme pronto cuando te invoque!

Mi vida se va desvaneciendo, como el humo;
mis huesos se deshacen, como tizón quemado.
Débil está mi corazón, y seco cual la hierba;
¡hasta me he olvidado de comer!
Tanto he llorado
que los huesos se me pegan a la carne.
Soy como los pelícanos del desierto;
¡soy como los búhos de las soledades!
Ya no duermo, y hasta me siento
como un pájaro solitario sobre el tejado.
Todos los días me insultan mis enemigos;
se confabulan y hacen planes contra mí.
El pan que como, me sabe a ceniza;
lo que bebo, se mezcla con mis lágrimas.
10 ¡Y es porque estás enojado conmigo!
¡Primero me elevas, y luego me dejas caer!
11 Mi vida se diluye como una sombra;
¡me voy secando como la hierba!

12 Pero tú, Señor, permaneces para siempre,
y todas las generaciones te recordarán.
13 Te levantarás y tendrás misericordia de Sión,
porque ya se ha cumplido su tiempo;
¡ya es hora de que le tengas misericordia!
14 Tus siervos aman cada una de sus piedras;
ven sus ruinas, y se compadecen de ella.

15 Señor, las naciones honrarán tu nombre;
los reyes de la tierra reconocerán tu gloria,
16 porque tú, Señor, reconstruirás a Sión,
y en su esplendor serás reconocido.
17 Tendrás en cuenta la oración de los pobres,
y no dejarás de escuchar sus ruegos.
18 Esto, Señor, quedará escrito para los pueblos futuros,
¡para que las generaciones del mañana te alaben!

19 Desde su alto santuario, el Señor observa;
desde los cielos, el Señor contempla la tierra
20 para oír el clamor de los cautivos
y dar libertad a los sentenciados a muerte;
21 para que en Sión se anuncie el nombre del Señor,
¡para que en Jerusalén se proclame su alabanza!
22 Entonces todas las naciones y todos los reinos
vendrán y se unirán para servir al Señor.

23 En mi camino, el Señor me retiró su apoyo;
¡me recortó los días de mi vida!
24 Pero yo le supliqué:
«Dios mío, tú vives por todas las generaciones:
¡no me reduzcas la mitad de mi vida!
25 Tú fundaste la tierra desde el principio,
y con tus propias manos formaste los cielos.
26 Un día, ellos serán destruidos;
envejecerán, como vestidos usados,
y tú los cambiarás por otros;
¡Pero tú permanecerás!
27 ¡Tú seguirás siendo el mismo,
y tus años nunca tendrán fin!(A)
28 Los hijos de tus siervos vivirán tranquilos,
y sus descendientes se afirmarán en tu presencia.

Oración de un afligido

Oración del que sufre, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento.

102 Jehová, escucha mi oración,

Y llegue a ti mi clamor.

No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia;

Inclina a mí tu oído;

Apresúrate a responderme el día que te invocare.

Porque mis días se han consumido como humo,

Y mis huesos cual tizón están quemados.

Mi corazón está herido, y seco como la hierba,

Por lo cual me olvido de comer mi pan.

Por la voz de mi gemido

Mis huesos se han pegado a mi carne.

Soy semejante al pelícano del desierto;

Soy como el búho de las soledades;

Velo, y soy

Como el pájaro solitario sobre el tejado.

Cada día me afrentan mis enemigos;

Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí.

Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,

Y mi bebida mezclo con lágrimas,

10 A causa de tu enojo y de tu ira;

Pues me alzaste, y me has arrojado.

11 Mis días son como sombra que se va,

Y me he secado como la hierba.

12 Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre,

Y tu memoria de generación en generación.

13 Te levantarás y tendrás misericordia de Sion,

Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.

14 Porque tus siervos aman sus piedras,

Y del polvo de ella tienen compasión.

15 Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová,

Y todos los reyes de la tierra tu gloria;

16 Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion,

Y en su gloria será visto;

17 Habrá considerado la oración de los desvalidos,

Y no habrá desechado el ruego de ellos.

18 Se escribirá esto para la generación venidera;

Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,

19 Porque miró desde lo alto de su santuario;

Jehová miró desde los cielos a la tierra,

20 Para oír el gemido de los presos,

Para soltar a los sentenciados a muerte;

21 Para que publique en Sion el nombre de Jehová,

Y su alabanza en Jerusalén,

22 Cuando los pueblos y los reinos se congreguen

En uno para servir a Jehová.

23 Él debilitó mi fuerza en el camino;

Acortó mis días.

24 Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días;

Por generación de generaciones son tus años.

25 Desde el principio tú fundaste la tierra,

Y los cielos son obra de tus manos.

26 Ellos perecerán, mas tú permanecerás;

Y todos ellos como una vestidura se envejecerán;

Como un vestido los mudarás, y serán mudados;

27 Pero tú eres el mismo,

Y tus años no se acabarán.(A)

28 Los hijos de tus siervos habitarán seguros,

Y su descendencia será establecida delante de ti.