Canción. Salmo de los hijos de Coré.

48 Grande es el Señor y digno de suprema alabanza;
    en la ciudad de nuestro Dios
    está su monte santo.

Hermosa colina,
    es el gozo de toda la tierra.
El monte Sión, en el extremo norte,
    es la ciudad del gran Rey.
En las fortificaciones de Sión
    Dios se ha dado a conocer como refugio seguro.

Hubo reyes que unieron sus fuerzas
    y que juntos avanzaron contra la ciudad;
pero al verla quedaron pasmados
    y asustados se dieron a la fuga.
Allí el miedo se apoderó de ellos
    y un dolor de parturienta les sobrevino.
¡Con un viento del este
    destruiste las naves de Tarsis!

Tal como lo habíamos oído,
    ahora lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los Ejércitos,
    en la ciudad de nuestro Dios:
    ¡Él la hará permanecer para siempre! Selah

Dentro de tu Templo, oh Dios,
    meditamos en tu gran amor.
10 Tu alabanza, oh Dios, igual que tu nombre,
    llega a los confines de la tierra;
    tu derecha está llena de justicia.
11 El monte Sión se alegra,
    las aldeas de Judá se regocijan
    por causa de tus juicios.

12 Caminen alrededor de Sión,
    den una vuelta por ella
    y cuenten sus torres.
13 Observen bien sus murallas
    y examinen sus fortificaciones,
    para que se lo cuenten a las generaciones futuras.

14 ¡Este Dios es nuestro Dios eterno!
    ¡Él nos guiará para siempre![a]

Footnotes

  1. 48:14 para siempre (LXX); sobre muerte (TM).

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